The Idol: cómo el final de la serie más polémica del año revela la crisis que afecta a los estudios de Hollywood
La ficción de HBO terminará prematuramente el domingo con un episodio menos de lo que se había anunciado originalmente
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En Los Ángeles, la usina del entretenimiento audiovisual con epicentro en Hollywood, la producción de películas y series ocupa la mayor parte de la energía creativa de los integrantes de la industria. Claro que la fábrica de sueños es también, muchas veces, una fábrica de pesadillas, de traspiés, proyectos fallidos y rumores desatados que buscan señalar que algunos ídolos tienen pies de barro. En los últimos días, el blanco preferido de los medios especializados y los muchos jugadores del negocio que mueve miles de millones en todo el mundo son los estudios Warner. O más bien la actual encarnación de la empresa que este año cumple cien años, convertida en un conglomerado que incluye al estudio de cine, el de TV, a HBO, Discovery y CNN, todas sus plataformas de streaming y canales de televisión lineal.
El más reciente tropezón del multimedio es The Idol, la serie de HBO que sorpresivamente finalizará el domingo próximo con la emisión de su quinto episodio, uno menos de lo que se había anunciado en principio cuando el programa parecía ser el candidato perfecto para ocupar el espacio de Euphoria hasta el retorno de la exitosa ficción protagonizada por Zendaya. Sin embargo, aun antes de su estreno, The Idol arrastraba el peso de los rumores de una grabación turbulenta en la que su guionista y protagonista, Abel Tesfaye, más conocido como The Weeknd, había despedido a la directora Amy Seimetz y había recurrido a Sam Levinson, creador de Euphoria y productor del nuevo proyecto, para moldearlo a su gusto.
El cambio -que fue expuesto en una nota publicada por la revista Rolling Stone en la que se mencionaba que las intenciones de Tesfaye y Levinson habían convertido la historia en una desagradable “fantasía de porno de tortura”- resultó en uno de los peores fracasos de los últimos años para HBO. Ni la presencia de la magnética Lily-Rose Depp como protagonista, ni la rimbombante presentación en el festival de Cannes pudieron contrarrestar las pésimas críticas que recibió la ficción, las bajas mediciones de rating y el desinterés general del público que no se creyó las explicaciones que dio el canal sobre su acortada marcha. Y aunque HBO mantiene en suspenso la posibilidad de una segunda temporada del programa, en realidad pocos apuestan que eso pueda suceder. Claro que, de hecho, por estos días The Idol es la menor de las preocupaciones para Warner, al menos en términos de la imagen del estudio.
La semana pasada, para empezar, ante el despido de todo el equipo de programación del canal TCM (Turner Classic Movies), que pertenece al conglomerado, Steven Spielberg, Martin Scorsese y Paul Thomas Anderson hicieron pública su preocupación por la decisión empresarial y dieron a conocer una carta que dirigieron al actual presidente de Warner Bros. Discovery David Zaslav para advertirle sobre el peligro de sacar del aire a la venerada señal que emite películas clásicas de Hollywood.
“Turner Classic Movies siempre fue mucho más que un canal de TV. Es una fuente de material de consulta cinematográfica abierta las 24 horas, siete días a la semana. Y aunque nunca fue un gran éxito financiero, sí aportó ganancias desde el comienzo”, explicaban los tres directores en la declaración que dieron a conocer luego de conversar con Zaslav y asegurarse de que TCM siga en funcionamiento más allá de las muchas reformas que atraviesa Warner Discovery. El hecho de que Spielberg, Scorsese y Anderson expusieran su preocupación por la marcha de la empresa y que hicieran público el compromiso del ejecutivo de mantenerla en el aire explica perfectamente el momento que atraviesa el estudio. Una etapa repleta de malas noticias, como los magros resultados de taquilla que consiguió Flash, considerada un fracaso de público en los Estados Unidos y otro de esos proyectos plagados de mala prensa a los que Warner decidió apoyar a pesar de todo, incluso de los múltiples problemas que supuso tener a Ezra Miller como protagonista. El artista fue acusado de violencia de género y de secuestro de una menor, entre otros cargos que todavía están pendientes y que ni siquiera su admisión de culpa y el paso por rehabilitación pudieron borrar de la percepción pública.
The new HBO Max (MAX) has eliminated writer/director credits in their interface in favor of a vague "Creators." This is what Raging Bull currently looks like. It's so fucking over. pic.twitter.com/gPveQ469GB
— John Frankensteiner (@JFrankensteiner) May 24, 2023
Y lo cierto es que las debacles públicas de The Idol, Flash y TCM apenas son los más recientes y ruidosos problemas para Warner Discovery, que también tuvo que lidiar con varias turbulencias en CNN que resultaron en el despido de su presidente y múltiples fallas en el lanzamiento de Max, la nueva versión de la plataforma de streaming que eventualmente reemplazará a HBO Max en todo el mundo y cuyo estreno en los Estados Unidos estuvo pleno de desinteligencias. La más notoria: en función de simplificar el trabajo de los programadores que tuvieron que migrar todo el contenido de la plataforma inicial a la nueva, el departamento de tecnología de Warner decidió eliminar los créditos tradicionales de todas las series y películas y crear una nueva categoría que bautizaron como “creadores”, que no distingue a directores de guionistas, productores o autores de la obra original adaptada para la pantalla. Así, para los espectadores de Max en los Estados Unidos, ahora Toro Salvaje es una creación colectiva de, en este orden de aparición, Peter Savage, Martin Scorsese, Mardik Martin, Robert Chartoff, Paul Schrader, Jake LaMotta, Irwin Winkler y Joseph Carter. Que la lista mezcle al director, los guionistas y los productores de una de las películas más importantes de la historia del cine no solo es un sinsentido, sino también una pésima manera de promocionar un nuevo servicio. Aunque el error fue adjudicado a su área tecnológica y Warner prometió subsanarlo -un proceso que llevará meses, según ellos mismos explicaron-, lo cierto es que para un estudio que se ufana de su historia como uno de los pilares de Hollywood y defensor de su legado, las recientes decisiones empresariales y de manejo de contenido parecen afirmar lo contrario.
Ya hace tiempo que, en busca de ahorrar y compensar las pérdidas por los fracasos de taquilla, los discretos números de ganancias del streaming y los conflictos internos en toda la empresa, Warner había decidido borrar del mapa series y largometrajes con el fin de ahorrarse impuestos y pagos residuales, pero hasta ahora ese acto de desaparición no había afectado a la joya de su corona: HBO. Sin embargo, en los últimos días el rumor de que las licencias de transmisión de muchos de los ciclos del prestigioso canal podrían ponerse en venta al mejor postor volvió a sacudir a Hollywood. En medio de una extensa huelga de guionistas que tiene en pausa a toda la industria y que supone pérdidas muchas veces millonarias para todos los estudios, que programas identificados con la marca HBO como la comedia Insecure puedan sumarse al catálogo de Netflix da cuenta de la profundidad de la crisis de uno de sus gigantes que, como The Idol, no encuentra la manera de volver a ponerse de pie.
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