The Family: una ficción débil en un documental poderoso
(Estados Unidos, 2019) / Dirección: Jesse Moss / Guion: Jeff Sharlet / Elenco: James Cromwell, Michael Park, Zachary Booth / Disponible en: Netflix
Jeff Sharlet se tomó su trabajo para llevar adelante The Family. Colaborador habitual en medios como The New York Times Magazine, GQ, Esquire y The Washington Post, escribió dos libros que levantaron polvareda –The Family: The Secret Fundamentalism at the Heart of American Power y C Street: The Fundamentalist Threat to American Democracy– y más tarde se hizo cargo del guion, la producción ejecutiva y la narración que funciona como columna vertebral de esta serie de cinco capítulos estrenada en Netflix. Pero antes de todo eso, puso el cuerpo como integrante del misterioso e influyente grupo de evangélicos conservadores liderado durante años por Doug Coe, un ministro de la iglesia presbiteriana que tuvo acceso privilegiado a todos los presidentes de Estados Unidos, desde Lyndon B. Johnson hasta Donald Trump. Y que a partir de esa experiencia intensa y reveladora tomó impulso para llevar a cabo una profunda investigación sobre un núcleo de poder en las sombras que fue determinante en la política norteamericana, tanto hacia el exterior como puertas adentro.
Dos ejemplos ilustrativos: la "familia"–un nombre que puede remitir tanto a lo que los cristianos consideran "la célula base de la sociedad" como a la jerga mafiosa– jugó un rol importante en los Acuerdos de Camp David en 1978, cuando Jimmy Carter propició un llamado mundial a la oración con el primer ministro israelí Menachem Begin y el presidente egipcio Anwar Sadat; y sobre todo es el motor que empuja al tradicional Desayuno de Oración Nacional, un evento anual e impostergable creado por el metodista noruego Abraham Vereide, que tiene lugar en Washington D. C. el primer jueves de febrero y puede reducir su objetivo a una sola palabra: lobby.
Cuando el relato trabaja con las herramientas más convencionales del documental periodístico –entrevistas, revisión de archivos y registros públicos, materiales de archivo de la televisión americana– funciona con fluidez. Pero trastabilla cuando recurre a unas innecesarias dramatizaciones que además van resignando peso y densidad a medida que la serie avanza.
Hay mucha información útil y sorprendente en The Family, pero la serie pierde potencia porque parece haber faltado criterio para resumirla y ordenarla en torno a una narrativa más sólida, clara y convincente, un problema de la dirección, responsabilidad de Jesse Moss, el mismo del controvertido documental The Overnighters, premiado en el Sundance Festival de 2014. Aun así, luego de verla es inevitable pensar que las teocracias no son propiedad exclusiva de los Estados de Medio Oriente.
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