The Americans: el principio del fin para la serie de espías
Philip camina por la calle, el estereo del auto llevado de la manija y con paso liviano llega hasta su auto de lujo con teléfono incluido. Suena la canción "Dont Dream It’s Over" de la banda Crowded House y los carteles callejeros anuncian el estreno de Wall Street y La venganza de los nerds 2. En el comienzo de la sexta y última temporada de la serie The Americans que se estrena esta noche a las 23.45, por Fox Premium Series ningún detalle es menor ni está librado al azar. Todo, desde la canción que anuncia que "se avecina una batalla", el modelo de coche y las películas en cartel delatan que entre la temporada anterior y esta pasaron tres años y mucho cambió para la pareja de espías soviéticos, Philip ( Matthew Rhys ) y Elizabeth ( Keri Russell ), infiltrados en la sociedad norteamericana hace décadas y que mucho más, todo en realidad, está por cambiar para ellos. Y el mundo también.
Con Gorbachov en el poder y una cumbre entre el gobierno de los Estados Unidos de Ronald Reagan y los soviéticos en el horizonte, el escenario político no podría ser más tumultuoso y, como sucedió desde el comienzo de esta serie, eso se refleja también en el vínculo entre la pareja que comienza la temporada en lugares muy distintos. Un territorio fértil para el conflicto y para la escalada dramática final que los creadores y productores Joe Weisberg y Joel Fields llevan años preparando.
"Comenzamos esta temporada con el salto temporal de tres años para lograr dos objetivos: en primer lugar al situar la acción en 1987 ya tenemos a Gorbachov en el poder. Además, saltar tres años adelante nos dio la posibilidad de mostrar rápidamente la historia de lo sucedió con la pareja. Fundamentalmente esta es una serie sobre un matrimonio y ahora veremos qué sucedió con ellos después de que acordaran que Philip dejaría el trabajo de espía en la temporada anterior", explica Weisberg desde Los Ángeles junto a Fields, su socio creativo desde que comenzó el programa, que se le ocurrió a Weisberg después de trabajar un tiempo en la CIA, la agencia de inteligencia del gobierno norteamericano a la que los productores envían, desde el principio, sus guiónes para ser aprobados. Una de las tantas peculiaridades de la que resultó ser una de las mejores series de los últimos años y no solamente porque la actualidad de la política internacional a los Estados Unidos y Rusia nuevamente en el centro de la escena.
Uno de los muchos logros de The Americans reside en la construcción de sus personajes principales, la pareja en el centro del relato, dos extraños en el país en el que viven y entre ellos mismos, casados en principio solo para poder llevar a cabo de su tarea de espías sin sospechas. Una premisa compleja que suponía, además, el desafío de lograr que los espectadores lograran establecer empatía con un dúo de mentirosos profesionales y, cuando la ocasión lo requiriera, despiadados asesinos.
"Los héroes de nuestro programa son oficiales de la KGB que llevan a cabo misiones brutales y por eso desde el principio nos preocupó si el público podría lograr un vínculo con ellos. Porque si eso no sucedía no teníamos programa. Pero pronto descubrimos que al crear un matrimonio entre dos personas que a pesar de ser espías y hacer cosas terribles, también son buenas personas que se quieren y quieren a sus hijos, la empatía ocurría. Por eso seguimos contando la historia de estas dos personas que a nosotros nos conmovían y por ende sabíamos que a la audiencia le sucedería lo mismo", cuenta Fields que junto a su socio y ya con el beneplácito del público y la crítica especializada, empezó a expandir el campo de posibilidades de todos los personajes de la serie. Y aunque en principio parecía demasiado riesgoso eso incluyó también a Paige (Holly Taylor), la hija adolescente de los Jennings que enterada de la verdadera identidad de sus padres comenzó a descubrir su propio camino. Uno que, como se ve en los primeros episodios de la sexta temporada, la acercará a la patria de sus padres y le planteará cada vez más contradicciones con su país de nacimiento. Una dicotomía que representará también los distintos puntos de vista de Elizabeth y Philip y el recorrido que los llevará hasta la conclusión de su relato en el décimo y último episodio.
El peso del mundo
"Necesito dormir, dejame dormir", le ruega Elizabeth a Philip hacia el final del primer capítulo de la temporada cuando el trata de iniciar una conversación y ella llega a su casa después de un largo día ejerciendo su tarea de super espía. El intercambio dice mucho de la distancia entre ellos y del estado emocional de Elizabeth a la que finalmente parece que su profesión, ahora ejercida en solitario, le está pasando factura. Algo que Russell interpreta con notable habilidad, equilibrando su crisis inminente con la capacidad para liderar que en este tipo de historias suele reservarse a los personajes masculinos. "Siempre pensamos que así como este programa es sobre un matrimonio, también trata sobre el vínculo entre un hombre y una mujer igual de fuertes.Pero dónde nuestro acercamiento a su relación es algo diferente de lo tradicional es que los géneros están invertidos. En nuestra serie es la mujer la que es más dura, la que está más decidida y comprometida con la causa y el hombre tenía un lado más suave y lo demostraba, eso nos permitió explorar una dinámica interesante durante el programa", explica Weisberg que para poder llevar de la página a la pantalla esa dinámica necesitaba de una actriz a la altura. Y la encontró en Russell que hasta The Americans era conocida como la dulce e inofensiva Felicity en la serie del mismo nombre. "Teníamos una larga lista de actrices, cerca de 150, con la edad adecuada para interpretar a Elizabeth y John Landgraf, máximo responsable de FX (señal que emite la serie en los Estados Unidos)leyó la lista y mencionó solo a Keri. Creo que lo que lo inspiró fue que ella fue muchas veces el personajes tipicamente norteamericano y que teniendo esa imagen el hecho de darla vuelta y ponerla a interpretar justo lo contrario sería muy poderoso", recuerdan los productores.
El final de una era
Desde el comienzo el ciclo utilizó su banda sonora como herramienta evocativa para hacer avanzar la trama–incluyeron canciones de Fleetwood Mac, David Bowie, Elton John, Talking Heads y Peter Gabriel, entre otros–, y en su temporada final la distancia entre Elizabeth y Philip se juega, en parte, también por la cultura popular. Mientras él aprende a bailar musica country, ella ve películas soviéticas, cocina viejas recetas familiares y rechaza los inminentes cambios. "Quieren que seamos como ellos y yo no quiero ser cómo ellos", dirá Elizabeth indignada ante el ánimo conciliador de su marido, cada vez más abierto a la cultura norteamericana.
"En cierto modo se está convirtiendo en capitalista pero a diferencia de lo que sucedía al principio de la serie eso no implica una batalla constante con su esposa. Ahora integraron sus diferencias a la pareja aunque lo que vamos a explorar en esta temporada es si pueden sostener su relación a pesar de ellas", cuentan los productores y guionistas expertos en equilibrar los conflictos íntimos de la pareja con sus desacuerdos ideológicos sin descuidar la intriga que genera la posibilidad constante de ser descubiertos. Un peligro que sobrevolará los diez últimos episodios de una serie excepcional.
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