Streaming: Teherán es un thriller tan inquietante como sorprendente

Teherán (Tehran, Israel, 2020). Creadores: Moshe Zonder, Dana Eden, Maor Kohn, Daniel Syrkin, Omri Shenhar. Elenco: Niv Sultan, Shaun Toub, Menashe Noy, Shervin Alenabi, Navid Negahban, Liraz Charhi, Reza Diako. Disponible en: Apple TV+. Nuestra opinión: muy buena.

Casi como un eco de los tiempos de la Guerra Fría, aquellos en que los espías de uno y otro lado del Muro ejercitaban estrategias de infiltración, perseguían información clasificada y perpetraban ataques a las filas enemigas, ese mundo dividido ha prevalecido en el presente. Son las tensiones entre Israel e Irán las que se convierten en el escenario ideal para la serie israelí Teherán, creada por parte del equipo de la exitosa Fauda, afirmada en los contornos de un conflicto ancestral que adquiere dimensiones modernas en la escalada armamentística, los secretos informáticos y la paranoia por la seguridad.

En un avión que viaja desde Jordania a la India, una parejita de israelíes conversa sobre sus próximas vacaciones, inquietos por las escalas del vuelo económico, entusiasmados por el horizonte de la aventura. Cerca de ellos otra pareja se mantiene en silencio, a la espera de un inminente cambio de itinerario. La serie nos revela de entrada que el destino de ese vuelo no será Nueva Delhi sino Teherán y que la agente informática de la Mossad, Tamar Rabynian (Niv Sultan), viaja entre los pasajeros a la espera de infiltrarse en el sistema de seguridad iraní. El miedo de los jóvenes turistas israelíes a ser detenidos y un encuentro fortuito en el baño de damas son los disparadores de una creciente trama de espionaje que combina dos células: los espías de la Mossad y sus agentes locales en la capital iraní, y el veterano agente de la seguridad de este último país, Faraz Kamali (Shaun Toub) y su red de control nacional.

A medida que avanza la misión de Tamar en Teherán, que se despliega en sus contactos con un hacker local y en el reencuentro con sus raíces familiares olvidadas, el thriller se entrelaza con el retrato social de la ciudad, las tensiones entre el gobierno y los distintos focos de resistencia, las distintas voces que forman ese complejo retrato de Medio Oriente. La dinámica entre Tamar y Kamali es clave para el diseño de la serie: como en el juego del gato y el ratón, sus posiciones se alternan, la noche se convierten en escenario de fugas y escondites, la vida personal se enreda en sus deberes profesionales. Como ocurría en Fauda, las instancias institucionales, ya sea la política represiva del gobierno iraní o las tácticas de control de la agencia israelí, son opacas y elusivas, fuerzas que penetran en las vidas de quienes encarnan sus misiones y cargan con sus conciencias.

Teherán consigue afirmar sus potentes coordenadas en ese mundo asumiendo el horizonte de sus conflictos, utilizando esa disputa como plataforma de una ficción inquietante y sorprendente, concentrada en la complejidad de sus personajes, perseguidos por sus dudas y fantasmas, perseguidores de esos enemigos convertidos en sus propias sombras.

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