La serie que retrataba la juventud de Clark Kent y sus días previos a ser Superman fue un éxito televisivo que se extendió durante diez años, pero que en su camino hacia el éxito debió respetar varias premisas autoimpuestas y ocultar la identidad (conyugal) de su protagonista
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La figura de Superman es una gallina de huevos de oro. El kriptoniano defensor del planeta Tierra nunca pasará de moda y ya sea en la pantalla chica o grande, sus historias siempre atraen el interés del público de todas las edades. Por este motivo, la aparición de una serie que retrataba los años adolescentes del héroe antes de utilizar la icónica capa, rápidamente llamó la atención de los televidentes, aunque el paso de los años y un sonado escándalo sexual terminaron por salpicar el legado de esta ficción.
Superman como plan B
A finales de los años noventa, los productores Mike Tollin y Brian Robbins tenían entre manos una propuesta televisiva basada en uno de los superhéroes más populares de las historietas. Confiados en su proyecto, se acercaron a Warner para proponerles una serie que contara la juventud de Bruce Wayne, antes de convertirse en Batman. Ellos creían que la idea era un “sí” asegurado, pero se llevaron una amarga sorpresa cuando el presidente de la compañía, Peter Roth, les respondió que no podía darle luz verde a ese proyecto porque ya estaba en marcha una nueva película del encapotado (que sería Batman inicia, estrenada en 2005). Sin embargo, el mismo Roth les sugirió cambiar a Batman por Superman y de ese modo, narrar la adolescencia de Clark Kent en la granja de sus padres. Sin nada que perder, Tollin y Robbins pusieron en marcha la propuesta.
Ambos productores comenzaron a idear cómo debía ser ese nuevo Superman televisivo y cómo tomar distancia de la reciente Lois y Clark: las nuevas aventuras de Superman. Desde el minuto uno, los dos sabían que la serie debía respetar tres reglas de oro, tres condiciones que debían regir todos y cada uno de los capítulos. La primera de ellas era que Clark no podía volar ni utilizar el traje de Superman; la segunda era que el héroe jamás podía matar a ningún villano; y la tercera que no se podía mostrar a Clark sentado en su aula. Algunas de estas reglas parecían tener más sentido, que otras, pero lo cierto es que siempre se las arreglaron para cumplirlas (a excepción de la prohibición de volar). Con los lineamientos generales de la ficción en marcha, comenzó el difícil proceso de encontrar al Superman ideal.
El secreto de Tom Welling
Apenas se puso en marcha la producción de Smallville, hubo varios jóvenes actores que en busca de hacerse un nombre, se presentaron para el casting de Clark Kent. Brandon Routh, que interpretó al personaje en Superman regresa pocos años después, probó suerte pero no fue elegido. Un destino similar corrió Milo Ventimiglia, que fue rechazado por los productores, pero que a los ejecutivos de Warner les interesó tanto que lo recomendaron a la producción de Gilmore Girls para componer al rebelde Jess. En tanto, en su casting, el actor Jensen Ackles se convirtió en el Clark ideal y si bien el papel parecía suyo, la aparición de Tom Welling cambió los planes y fue él quien, finalmente, se quedó con el protagonismo.
Welling tenía la calidez y el parecido físico que el rol exigía, pero presentaba un problema: estaba casado. Por este motivo el actor y la producción coincidieron en que debían mantener en secreto la relación, con el objetivo de convertirlo en un sex symbol.
El elenco lo completaban Lex Luthor, interpretado por Michael Rosenbaum, y Lana Lang, un papel que quedó en manos de Kristen Kreuk. La amiga de Clark, Chloe Sullivan, era otra figura muy fuerte en el marco de la ficción y cuando apareció en escena la actriz Allison Mack, su prueba gustó tanto que le dieron inmediatamente el rol. De esta forma quedó conformado el elenco principal de la serie y el rodaje comenzó a principios del año 2001.
Un nuevo Superman
El primer episodio de Smallville se estrenó en los Estados Unidos el 16 de octubre de 2001. Y la serie no tardó mucho tiempo en ganar millones de seguidores. Mostrar a un joven Clark y su relación con sus padres, la amistad con Luthor (que luego daría pie a una rivalidad) y el comprender cómo funcionaban sus poderes fueron todas ideas muy atractivas para muchos jóvenes de la época.
Además, en más de un sentido, Smallville replicaba elementos de otras dos ficciones juveniles muy populares por esos años como fueron Buffy, la cazavampiros y Dawson´s Creek. De una tomaba los aspectos sobrenaturales y las peleas y de la otra, el drama adolescente. Aunque Smalville no tenía la calidad de estas dos series, el carisma de sus protagonistas y las cada vez más frecuentes referencias al universo de la historietas, entusiasmaron a los televidentes.
La estructura de cada episodio era relativamente similar semana a semana. A medida que el triángulo amoroso entre Clark, Lana y Chloe avanzaba, la aparición de algún personaje dueño de un poder sobrenatural ponía al héroe contra las cuerdas y ante la necesidad de dominar sus poderes para derrotarlo. Pero cuando esa fórmula empezaba a resultar repetida, los guionistas echaron mano al recurso de presentar otros héroes. En ese momento los productores pidieron una vez más la posibilidad de usar a Batman y hasta llegaron a apalabrar al actor Ian Somerhalder (Boone, de Lost) para interpretarlo. Pero una vez más, desde Warner la respuesta fue un no rotundo. Bruce Wayne era un ícono cinematográfico de mucho peso y con la trilogía de Christopher Nolan en marcha, no querían agotar al público dándole tantas versiones de un mismo personaje. De este modo apareció en escena Flecha verde (Justin Hartley), una figura que llegó a tener gran relevancia en Smallville y que en esencia asumía un rol dentro de la historia que debía ser el de Batman.
A lo largo de las diez temporadas que estuvo al aire, Smallville presentó no solo a Flecha verde sino también a innumerables personajes del universo DC como por ejemplo el Escuadrón Suicida, la Legión de Superhéroes, Brainiac, Cyborg, Impulso, Speedy, Parasito, Zatanna, Doomsday, Doctor Fate y hasta Aquaman.
También hubo grandes invitados como Margot Kidder (la Lois Lane del cine) y los protagonistas de Lois y Clark, Dean Cain y Teri Hatcher. Pero, sin lugar a dudas, ningún cameo emocionó tanto a los fans como el de Christopher Reeve, el Superman más grande que dio el cine.
Un éxito que no supo finalizar a tiempo
Las primeras temporadas de Smallville gozaron de una atracción notable para la audiencia, ya que casi nueve millones de hogares en los Estados Unidos sintonizaban esta propuesta. Incluso hubo dos spin off que se llegaron a barajar, uno centrado en Aquaman y otro en Flecha Verde. También estuvo en carpeta un crossover con la serie Supernatural, en una aventura en la que los hermanos Winchester debían salvar a Tom Welling de la presunta maldición que aqueja a todos los actores que interpretaban a Superman. Todo esto evidenciaba que Smallville era un éxito sostenido, pero la sucesión de temporadas y la repetición de una fórmula de base, eventualmente impactó en los televidentes.
Con un promedio de tres millones de televidentes, en Warner decidieron cerrar la serie en su décimo año, cuyo último episodio se emitió en mayo de 2011. Al día de hoy los fans siguen aplaudiendo la performance de Welling, al que consideran el mejor Superman que dio la televisión, aunque irónicamente, no utilizó su traje (casi) nunca, debido a esa regla de oro que fundó las bases de este éxito.
El vínculo de Allison Mack con una secta sexual
En la piel de Chloe, Allison Mack compuso a un personaje entrañable y a la típica “chica de al lado” que tanto enamora a los televidentes. Luego del final de Smallville, ella no pudo darle continuidad a su carrera en televisión, pero en 2018 su nombre volvió a estar en los medios debido a un grave delito. El escándalo se desató a partir de un artículo publicado por The New York Times, en el que se daba cuenta de las atrocidades cometidas por la “organización” NXIVM, supuestamente dedicada a brindar cursos de autoayuda y de superación personal.
La investigación policial condujo a la detención de su fundador y líder, Keith Raniere. Junto a él trabajaba Mack, una fiel colaboradora encargada de atraer mujeres hacia la secta, que también fue detenida.
La secta supuestamente se dedicaba a empoderar y fortalecer a las mujeres que se unían a ella, aunque en realidad funcionaba como un sistema de “esclavo y amo” en el que se esperaba que las mujeres, a quienes marcaba con las iniciales del líder, tuvieran relaciones sexuales con Raniere.
Luego de ser procesada, la actriz fue condenada a tres años de cárcel. Debido a que Mack contribuyó con los fiscales para armar el caso contra el líder del culto, su pena se redujo considerablemente. “Tomé decisiones de las que me arrepentiré toda la vida”, declaró Mack ante el juez y agregó que se sentía llena de culpa por su papel en la secta.
En una carta que redactó para el tribunal con el objetivo de pedir una sentencia más liviana, la actriz dijo que su dedicación a Raniere fue “el mayor error de su vida” y es de lo que más se arrepiente. “Le pido disculpas a todos los que recluté para NXIVM, siento haberlos expuesto a los planes perversos y abusivos de un hombre retorcido”, concluyó.
Por este escándalo es que, a veces, invocar el nombre de Smallville no solo recuerda a Superman, sino también al delito que involucró a una de sus principales estrellas.
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