La figura de Isabel de Baviera tiene un giro contemporáneo en la ficción alemana que acaba de estrenarse en la plataforma, a años luz del romántico retrato que convirtió en estrella a la actriz alemana
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La historia de la princesa Isabel de Baviera, apodada Sissi (1837-1898), que con apenas 16 años se convirtió en emperatriz de Austria al contraer matrimonio con el emperador Francisco José, siempre fue seguida con devoción por miles de mujeres en todo el mundo, quienes vieron un símbolo de rebeldía en esta aristócrata con deseos de libertad y que padeció enormemente bajo la estricta etiqueta de la corte de los Habsburgo. Según una de sus biógrafas, la politóloga española Ana Polo Alonso, quien acaba de publicar Sissi: la verdadera historia de Elizabeth, emperatriz de Austria y reina de Hungría, en su época Isabel gozó de una fama comparable a la de mujeres como Jackie Kennedy y Lady Di (no hay que olvidar que la fotografía nació en tiempos de la emperatriz, con lo que se convirtió rápidamente en una imagen frecuente en las publicaciones de la época).
En la Argentina, cientos de pequeñas lectoras conocieron a quien fuera considerada “la mujer más bella de Europa” a través de las novelas para niñas de la hoy desaparecida colección Biblioteca Billiken como Sissi, pequeña reina o Sissi, la fierecilla. Para muchas otras, la imagen de Sissi se confunde con la de la actriz alemana Romy Schneider, quien protagonizó tres exitosas películas acerca de la emperatriz austriaca (más tarde también reina consorte de Hungría) en los años ‘50 del siglo pasado: Sissi (1955), Sissi emperatriz (1956) — estas dos disponibles en Qubit- y Sissi y su destino (1957). El reciente estreno de La emperatriz en Netflix se suma de esta forma a un legado de varias décadas. Sin embargo, la serie alemana creada por Katharina Eyssen dista enormemente de la trilogía azucarada dirigida por el austríaco Ernst Marischka hace casi 70 años. Esta formaba parte de la tradición de los Heimatfilme, un tipo de películas populares en los años de posguerra en los países de habla alemana con las que se buscaba ofrecerle al público un entretenimiento pasatista que recordara a épocas previas al horror del nazismo. Es por eso que la Sissi interpretada por Schneider era dulce, amorosa, inocente y virginal, mientras que la joven emperatriz personificada por la alemana Devrim Lingnau en la serie es una mujer mucho más rebelde, contestataria y segura de sí misma, con ideas políticas definidas y que incluso disfruta de su sexualidad (la nueva serie tiene varias escenas hot, algo impensado en la antigua trilogía, en la que las expresiones de cariño entre Sissi y Francisco José nunca pasaban de un apretón de manos, un abrazo o un tímido beso en la boca). En este sentido, Lingnau, quien es hija de padre turco y madre alemana y trabajó previamente en varias series de TV germanas, personifica a una mujer que bebe alcohol, fuma, coquetea con su cuñado y enfrenta a su marido cuando está en desacuerdo. El Francisco José que compone el joven actor Philip Froissant (hijo de madre alemana y padre francés) también es un personaje con muchos más claroscuros que el emperador hípercorrecto y repeinado que compuso hace décadas en las películas Karlheinz Böhm, al que no se veía nunca perder la compostura.
“Quise terminar con el cliché de Romy Schneider, pero también con el mito que rodea a la figura histórica. Sissi no era amorosa e inocente como Romy Schneider en las películas. Con mi propia interpretación quise mostrar una mujer polifacética y con sus complicaciones. Isabel es una mujer llena de creatividad, coraje y sueños, pero que sin embargo no solo tuvo que luchar contra enemigos externos, sino también contra sus demonios internos”, dijo Eyssen, showrunner y guionista de la nueva serie con la que Netflix busca cautivar a seguidores de otros exitosos productos relacionados con personajes de la nobleza como Bridgerton y The Crown. Al parecer, lo logró: de acuerdo con la agencia alemana DPA, que cita datos de Netflix, La emperatriz estuvo en la primera semana de su estreno entre los primeros diez puestos en 79 países y en su segunda semana incluso en el de 88 países. En esta nota, una comparación entre las películas protagonizadas por Schneider, la nueva serie y la realidad histórica.
¿Francisco José iba a casarse con Elena de Baviera, la hermana mayor de Sissi?
Sí. La madre de Francisco José, Sofía, y la madre de Sissi, Ludovica, quienes eran hermanas, planearon casar al joven emperador con Elena (“Nené”), la hermana mayor de Sissi. Esta era seria, reservada y bonita, con lo cual reunía las características esperables en esa época para una mujer llamada a ocupar un lugar tan importante. Las dos hermanas planearon un encuentro entre los futuros novios en la localidad alpina de Bad Ischl, en Austria. Sin embargo, las cosas no salieron como habían previsto. Ludovica (interpretada por la actriz de Dark Jördis Triebel en la serie) viajó al encuentro con Elena y Sissi. Pero cuando el emperador conoció a las dos hermanas aquel 16 de agosto de 1853, quedó inmediatamente flechado por Sissi, que en ese entonces tenía apenas 15 años. Al otro día, Francisco José, de 23 años, dio una fiesta en la que todos pudieron notar lo fascinado que estaba con la adolescente de largas trenzas. Apenas un día después, el 18 de agosto, el joven noble se apareció vestido de uniforme en el hotel en que se encontraba su parentela bávara y pidió la mano de Sissi. En la primera película de la trilogía protagonizada por Romy Schneider, Sissi conocía al emperador casualmente durante un paseo por los alrededores de Bad Ischl, durante el cual se hacía pasar por una simple pueblerina sin revelar su identidad. Grande era luego la sorpresa del emperador cuando, durante una recepción en el palacio, descubría que esa supuesta plebeya que lo había cautivado era en realidad una princesa. La serie de Eyssen imagina también un encuentro fuera del protocolo en Bad Ischl, aunque en esta versión los dos saben perfectamente quién es el otro. Sea como fuera, en la vida real Isabel y Francisco José se casaron en una imponente ceremonia en Viena el 24 de abril de 1854.
¿Se casaron por amor Sissi y Francisco José?
Las películas de Marischka sentaron las bases de una historia de amor idílica entre los dos nobles. Si bien en ellas Sissi sufre bajo la rigidez de la corte y la estricta vigilancia de su suegra, encuentra siempre en Francisco José un marido atento que la adora, la escucha e intenta mediar entre ella y su propia madre. La versión de Eyssen no es tan color de rosa y, si bien muestra a la pareja real como dos jóvenes enamorados, también deja entrever rápidamente las primeras fuentes de conflicto. Lejos de ponerse siempre de su lado, el Francisco José de Froissant es un fiel exponente del patriarcado: despacha a Sissi cuando interrumpe sus audiencias, la reta cuando se sale del protocolo y sucumbe ante una de sus antiguas amantes estando ya casado. Lo cierto es que si bien parece haber bastantes pruebas de que Francisco José quedó deslumbrado cuando conoció a Sissi, no está tan claro si la princesa bávara se casó enamorada.
De acuerdo con Martin Schäfer, autor de la biografía en alemán Sissi — Glanz und Tragik einer Kaiserin (“Sissi, brillo y tragedia de una emperatriz”), es difícil saber cuáles fueron los verdaderos sentimientos de la joven por esos días. Entre otras, se le atribuyen frases como: “¿Cómo no amar a ese hombre?” y también: “Amo tanto al emperador. Si tan solo no fuera emperador…”. Sin embargo, como los únicos testimonios que hay de esos días son los de las hermanas Sofía y Ludovica, también es posible que estas hayan transmitido la versión más conveniente acerca de los sentimientos de la prometida, que tampoco tenía muchas posibilidades de rechazar la oferta matrimonial de un emperador. Lo que sí se sabe es que, a diferencia de lo que muestra la serie — una apasionado primer encuentro carnal entre la pareja real–, Sissi y Francisco José tardaron tres noches en consumar el matrimonio, lo que para su incomodidad la joven emperatriz tuvo que celebrar con un desayuno junto a su marido y a su suegra.
La biógrafa española Alonso sugiere incluso que Sissi era bisexual, versión apuntalada por el hecho de que le gustaba coleccionar fotografías de mujeres hermosas que se hacía mandar por los embajadores austríacos desde Londres, París, Roma y San Petersburgo a Viena. Por su parte, Francisco José habría tenido numerosas amantes. De acuerdo con Alonso, Sissi no pasó varios meses en la isla de Madeira en 1860 para recuperarse de una afección pulmonar, como afirmaba la versión oficial y fue retratado en el film Sissi y su destino, sino de una gonorrea que le había contagiado su esposo debido a sus infidelidades. Si bien los amoríos de su marido le causaron en un principio un gran dolor, finalmente la emperatriz terminaría conociendo e incluso tolerando a algunas de sus amantes, como la actriz Katharina Schratt.
¿Se llevaban tan mal Sissi y su suegra Sofía?
En los Heimatfilme de Marischka, la archiduquesa Sofía, madre del emperador, aparecía como una mujer inconmovible y fría que no soportaba el carácter cálido y poco contenido de su nuera y cuyo único objetivo era la subsistencia de los Habsburgo. Si bien en la serie Sofía (interpretada por la actriz germanoiraní Melika Foroutan) también es retratada como una mujer extremadamente ambiciosa que controla a Sissi hasta el más mínimo detalle, Eyssen la muestra como la personalidad compleja que era. Una aristócrata hermosa, marcada por el dolor que le había causado la muerte de su única hija mujer de niña, obligada a casarse con Francisco Carlos, un hombre que le parecía chato y al que no amaba, y que supo cosechar un enorme poder político en una época en que la mayoría de las mujeres de su clase eran consideradas objetos decorativos. Llamada “la emperatriz secreta”, el príncipe Clemente de Metternich llegó a decir de ella que era “el único hombre de la familia”, lo que en ese entonces significaba un elogio.
Eyssen incluso le atribuye amantes, como el príncipe sueco Gustavo de Vasa (quien además es presentado como el verdadero padre de Francisco José), y un posible vínculo erótico con la condesa Esterházy. La estricta condesa existió en la realidad y, como muestra la serie, había recibido de Sofía el encargo de enseñarle a Sissi el rígido protocolo vienés, mantenerla alejada de las conversaciones políticas y vigilarla.
Lo cierto es que Sofía controló muy de cerca a su nuera. Según cuenta Schäfer en su biografía, incluso acompañó a Sissi hasta el pie de la cama en su noche de bodas y recién se retiró del cuarto cuando se acercó el emperador. Con Francisco José ocupado en gobernar, Isabel quedaba todo el día a merced de su suegra, cuyo objetivo era transformarla en una emperatriz digna de su título. Al parecer, Sofía no dejaba siquiera cenar sola a la pareja imperial. El conflicto se agudizó cuando Sissi fue madre. La archiduquesa se hizo cargo de la crianza de sus tres primeros nietos, Sofía (llamada como ella), Gisela y Rodolfo, hasta el punto de que la emperatriz debía pedirle permiso para ver a sus propios hijos, que dormían en recámaras alejadas de la de ella. Sissi solo pudo criar con cierta autonomía a su cuarta y última hija, María Valeria.
¿Cuán grande era el compromiso político de Sissi?
La serie creada por Eyssen muestra a Sissi como una emperatriz comprometida con su pueblo que busca romper todo el tiempo con el protocolo para poder acercarse a las masas. En uno de los capítulos hasta se descalza y le regala sus zapatos a una niña hambreada y cubierta de hollín que conoce en una fundición de hierro. La primera temporada termina con la emperatriz saliendo al encuentro de la gente que se agolpa frente a las puertas del castillo en reclamo de mejores condiciones de vida, un acercamiento muy improbable para un miembro de la realeza de la época. Sin embargo, lo cierto es que la emperatriz se crió en un ámbito alejado de las estrecheces de la etiqueta y en el que circulaban las ideas liberales. Su padre, Maximiliano José de Baviera, no le daba ninguna importancia al protocolo en su castillo de Possenhofen, cerca de Múnich, y solía reunirse en alegre ronda con sus amigos, junto a los cuales criticaba las dinastías gobernantes de Europa. Era un hombre culto, amante de la música, la literatura y los caballos — pasión que compartía con Sissi–, que había estudiado en la Universidad de Múnich y cuya biblioteca privada constaba de 27.000 títulos. Sus hijos, entre ellos Sissi, pasaron su infancia jugando con los otros chicos del pueblo. En la serie, Maximiliano es mostrado como un hombre más bien tosco y apático con el que Sissi no se llevaba nada bien, de forma muy distinta al idilio padre-hija representado en las películas.
De acuerdo con la española Alonso, Sissi, una mujer obsesionada con la belleza, que se sometía a estrictas dietas y rutinas de ejercicios y que padecía de anorexia, albergaba también algunas ideas feministas. Según cuenta en su libro, una vez se levantó de un banquete con el estadista alemán Otto von Bismarck por considerarlo machista. Sus biógrafos coinciden en que Sissi tenía ideas republicanas y simpatizaba con los deseos de independencia de los húngaros. Si bien las películas de Marischka retrataron el amor de Sissi por Hungría -país en el que le gustaba pasar largas temporadas en el castillo de Gödöllo, cerca de Budapest, montando a caballo y lejos de su suegra-, en la trilogía el contexto histórico de la época es mencionado apenas para darle un marco a ciertas escenas lacrimógenas. Como aquella de Sissi y su destino en la que la emperatriz se fundía en un abrazo con su pequeña hija, a la que no veía hace meses, en la plaza San Marcos de Venecia, ablandando los corazones de una multitud de hasta entonces distantes venecianos antimonárquicos que terminaban gritando “¡Viva la mamma!”.
La creación de Eyssen también ahonda mucho más en el contexto político y social de la época y lo hace a través de un personaje ficticio, Leontine von Apafi (la actriz turcoalemana Almila Bagriacik), una mujer del pueblo que se hace pasar por cortesana para acabar con los Habsburgo, pero que termina rendida ante el estilo sincero y poco pomposo de Sissi. Lo cierto es que la belleza de Sissi fue usada muchas veces como arma política para distraer al pueblo. Cuando Sissi se casó con Francisco José, Austria era el segundo país más grande de Europa después de Rusia y contaba con 40 millones de habitantes. Como muestra la serie, en el pueblo reinaban el hambre y el descontento debido a una serie de cosechas perdidas, las secuelas de las guerras napoleónicas y la represión de la revolución de 1848. A su vez, el zar Nicolás buscaba ampliar su influencia en los Balcanes y esperaba contar con el apoyo de Austria en retribución por el apoyo que Rusia había prestado en 1848 para reprimir el levantamiento contra la monarquía en Hungría. Inglaterra, Francia y Prusia estaban en alerta. Lombardía y Venecia querían separarse de la monarquía vienesa. El centro de Europa se estaba desplazando de Viena a París, desde donde gobernaba Napoléon III. Europa estaba en ebullición y se encaminaba hacia la Primera Guerra Mundial.
¿Cuán conflictiva era la relación entre Francisco José y su hermano Maximiliano?
En La emperatriz tiene gran importancia Maximiliano, hermano de Francisco José, personaje que no aparece en la trilogía de películas de los años 50 (en cambio sí lo hace otro hermano, Carlos Luis de Austria, quien de muy joven había estado también secretamente enamorado de Sissi). Algunos biógrafos señalaron que Fernando Maximiliano, tal su verdadero nombre, era un hombre muy inteligente, más incluso que el emperador, pero que había tenido la mala suerte de no nacer primogénito. Amante de la naturaleza, el arte y los viajes, hizo carrera en la Marina. Era carismático y más cálido que su hermano emperador, lo que lo había vuelto bastante popular entre los súbditos de la corona. En 1857 fue nombrado gobernador general de Lombardía-Venecia, pero tuvo que dimitir dos años después por lo que su hermano consideraba sus políticas demasiado liberales. Más tarde fue nombrado emperador de México bajo el nombre de Maximiliano I y por intermedio de Napoleón III, que intervino militarmente en el país americano y colocó allí a su “rey marioneta” con la anuencia de los conservadores mexicanos. Sin embargo, su reinado, iniciado en 1864, duró poco: en 1867 fue detenido por el gobierno del presidente legítimo de México, Benito Juárez, condenado a muerte y ejecutado. La primera temporada disponible de la serie muestra a Fernando Maximiliano (interpretado por el austríaco Johannes Nussbaum) como un hombre ambicioso, amante de las mujeres y de las fiestas, que compite con su hermano mayor en todo, incluso por el amor de su esposa. Si bien mucho de esto parece ser ficción, no es difícil imaginar que los dos hermanos, que se llevaban menos de dos años, tuvieran una relación marcada por los celos y la competencia.
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