Sin límites: el fabuloso viaje de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, narrado con ambición y un gran despliegue visual
La ambiciosa miniserie histórica producida en España muestra un gran despliegue de producción, el gran compromiso actoral de sus protagonistas, Rodrigo Santoro y Alvaro Morte, y no mucho más
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LA NACIONMarcelo Stiletano
Sin límites (España/2022). Dirección: Simon West. Creador y showrunner: Miguel Menéndez de Zubillaga. Guion: Patxi Amezcua. Fotografía: Shelly Johnson. Música: Federico Jusid. Edición: Andrew MacRitchie. Elenco: Rodrigo Santoro, Alvaro Morte, Carlos Cuevas, Sergio Peris-Mencheta, Bárbara Goenaga, Pepón Nieto, Niccoló Senni. Disponible en: Amazon Prime Video. Nuestra opinión: buena.
Vale el esfuerzo de producción. Y no mucho más. Cualquier proyecto audiovisual más o menos ambicioso sobre el fabuloso primer viaje de la historia que se hizo alrededor del mundo conseguirá al menos el objetivo de recordarnos en pleno siglo XXI la historia de alguien que se animó en un momento determinado y lejano de la historia a viajar más allá de la última frontera fijada en los mapas.
Este fue el caso de Fernando (o Hernando, como se lo identificaba en algunos textos escolares) de Magallanes, el audaz navegante portugués despreciado que convenció a la corona española a financiar una arriesgada travesía por rutas desconocidas hasta ese momento para encontrar el ansiado paso por el Oeste hacia el destino final de las islas Molucas (o Islas de las Especias, tal como se las conocía por entonces), en Indonesia, y lograr que el preciado cargamento llegue a España sin atravesar el recorrido usual, más largo y dominado por Portugal.
Esta miniserie arranca acumulando los mismos datos esenciales que conocimos al aprender la historia del mundo en la escuela: el desprecio de la corona portuguesa hacia la aventura propuesta por el visionario Magallanes, cómo el navegante convence luego al rey Carlos I de España, la partida desde un puerto andaluz en septiembre de 1519 de las cinco naves comandadas por Magallanes (con 250 hombres a bordo) y la presencia en la tripulación del experto marinero español Juan Sebastián de Elcano, que tres años después completaría el viaje junto a apenas 18 sobrevivientes.
El cuidado puesto por una producción realizada a gran escala en los detalles esenciales de una historia de este tipo están a la vista y merecen ser destacados. Pero ningún elemento exterior podría lucirse del todo sin funcionar como herramienta apropiada y puesta al servicio de lo más atrayente de todo: la exploración de la personalidad de sus protagonistas. Sobre todo qué es lo que lleva a un hombre a emprender semejante aventura sin otra expectativa que la de quedar en la historia para siempre. Nada menos.
Ni el didáctico guion de Patxi Amezcua (Séptimo) ni la dirección de Simon West están a la altura de tales propósitos. Especialmente el trabajo de West, un realizador británico que tiene en el cine de Hollywood antecedentes a priori tan sólidos como Con Air, riesgo en el aire, La hija del general, Lara Croft: Tomb Raider (la aventura protagonizada por Angelina Jolie) y Los indestructibles 2.
A West le sobra oficio para manejar con pulso firme la acción, sostener con bastante energía la evolución del relato (cuya inquietante banda sonora pertenece al compositor argentino Federico Jusid) y desplegar todos los recursos a su alcance en correctas escenas de masas. Pero es difícil descubrir detrás de ellas cuál es la verdadera razón que lleva a los personajes centrales a lanzarse de esa manera hacia lo desconocido. ¿Qué clase de ambición, codicia o avidez guarda cada uno de ellos? West no parece demasiado interesado en averiguarlo. No alcanza con la descripción de las intrigas políticas que enfrentaron a Magallanes y Elcano con los desconfiados oficiales españoles.
Se hace muy difícil encontrar un genuino interés por conocer qué esconde cada personaje en lo más profundo de su conciencia y cómo ese temperamento se pone en juego en una situación límite como la de un viaje lleno de incógnitas cuando cada acción y movimiento remite a todo lo que viene declamándose un minuto antes. Hay además varios personajes francamente desaprovechados como el padre Bartolomé de Pepón Nieto (un gran actor secundario del cine y la TV española) y el Pigafetta de Niccoló Senni.
Planteadas así las cosas, Sin límites es la versión ilustrada en movimiento de un manual de historia convencional (con el agregado de temas que en otros tiempos ni siquiera se mencionaban, como los casos de sodomía entre los integrantes de la tripulación) y no un relato que busca adentrarse en la profundidad de la conciencia de sus personajes centrales, algo que por suerte Rodrigo Santoro (Magallanes) y Alvaro Morte (Elcano) se esfuerzan todo el tiempo por transmitir y expresar. Alcanza con este compromiso, con el cuidado despliegue de toda la producción (que incluye varias escenas filmadas en la República Dominicana) y con el espíritu de una travesía que no tuvo parangón en toda la historia de la humanidad.
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