Series: Poker Face, el brillante policial que se inspira en clásicos del género, por fin llega a la pantalla local
Los episodios de la ficción creada por Rian Johnson y protagonizada por Natasha Lyonne se verán semanalmente a través de la señal Universal+
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“No hay nada de místico en este asunto. Lo que sucede solamente que si alguien está mintiendo yo me doy cuenta. Eso es todo”, dice Charlie Cale en el primer episodio de Poker Face, la serie que se estrena el jueves 17 por la señal Universal+. Pero eso, contradiciendo al personaje que interpreta Natasha Lyonne en la ficción creada por Rian Johnson -el realizador de Entre navajas y secretos que aquí también se ocupó de la dirección de tres de los diez episodios de la primera temporada- no es todo ni por asomo. Porque el don de la jugadora de póker retirada y actual camarera de un hotel y casino de mala muerte es apenas la punta del iceberg de lo que la vuelve un personaje fascinante, y el ingrediente fundamental que hizo de la serie una de las más destacadas del año desde que se estrenó a fines de enero en la plataforma Peacock en los Estados Unidos.
Nominada a cuatro premios Emmy, incluido el de mejor actriz de comedia para Lyonne, la ficción sigue las desventuras de Charlie, quien se ve obligada a huir del siniestro dueño del casino y su jefe de seguridad/sicario, ambos empecinados en vengar el desastre que ella causó cuando su sentido de la justicia y su infalible olfato para la mentira los expuso como los asesinos de una de sus amigas. Así, transformada en fugitiva, aterrizará siempre en el lugar y en el momento equivocado. O el indicado si se trata de desenmascarar al autor de un asesinato. Como Jessica Fletcher, la escritora devenida en detective amateur que interpretaba Angela Lansbury en La reportera del crimen, uno de los clásicos de la TV que inspiró a Johnson para crear el nuevo programa.
De hecho tanto el director como su protagonista, que es también productora de la serie y se encargó de dirigir uno de los episodios, se referían al “elemento Jessica Fletcher” para explicar su propuesta a los espectadores: “Sí, a cada a cada lugar que llega Charlie alguien es asesinado y ella descubre quién lo hizo y todos vamos a aceptar que eso es lo que pasa y vamos a pasarla bien viendo el programa”, decía Johnson en una entrevista con el sitio Deadline.
La premisa que organiza todo el relato es en sí misma un homenaje a las series de los años setenta y ochenta que tenían a un carismático personaje central dedicado a resolver el misterio de la semana, pero por todos sus guiños al pasado Poker Face no se limita a la nostalgia. Es un cuento motorizado por la comodidad de lo conocido, pero al mismo tiempo propone algo completamente original. Con referencias a Columbo y Petrocelli del lado televisivo y Un adiós peligroso de Robert Altman y El gran Lebowski de los hermanos Coen por el costado cinematográfico, la serie empieza la partida con su as fuera de la manga. Cuando Lyonne aparece en escena pasando el rato en su casa rodante estacionada en medio de la polvorienta nada (imagen que hace acordar al abogado Petrocelli en la serie homónima) o cuando llega al hotel en el que trabaja, cerveza en mano y envuelta en un cárdigan de lana que podría haberle robado al Dude de Jeff Bridges, el mundo entero de Poker Face encuentra su eje y su razón de ser. Una impresión que deriva de la más concreta realidad.
Es que durante la pandemia el director de Star Wars: los últimos Jedi se dedicó a maratonear las siete temporadas de Columbo, un ejercicio que lo impulsó a pensar en el talento de su protagonista, Peter Falk, para hacer de un programa de la TV abierta de los setenta un divertido estudio sobre un personaje tan peculiar como popular y a fantasear con la idea de quién podría interpretar a un personaje semejante en la actualidad. La respuesta le llegó vía otra serie: Muñeca rusa, la fantástica historia -tiene dos temporadas disponibles en Netflix- sobre la crisis existencial y filosófica con destellos de relato de detectives creada y protagonizada por Lyonne.
“Cuando la vi en Muñeca rusa sentí que había encontrado a quién pudiera ser mi “Columbo”. No porque Natasha estuviera imitando a Peter Falk. No se trataba de eso pero sí de encontrar a alguien que tuviera ese nivel de carisma que hace que no le puedas sacar los ojos de encima. La respuesta a porqué los espectadores volverían cada semana a ver lo que es básicamente siempre la misma estructura narrativa es que lo harían solo para verla a ella. Eso sentí mirando la serie de Netflix y no es algo que pase muy seguido. No se trata de cuán talentoso o atractivo sea un actor sino de ese factor X que hace que puedas ver algo de su alma en la pantalla, eso que te hace inclinarte hacia adelante para conocerlo mejor”, explicaba con precisión Johnson sobre Lyonne en la nota con Deadline, en la que también contaba que luego de una cena con la actriz empezó a escribir al personaje -y al programa que habita- a su medida.
El invitado de la semana
Aunque Lyonne y su enorme carisma son el centro de gravedad de la serie, lo cierto es que, fiel a los ciclos que la inspiraron, parte de su atractivo reside también en la larga e ilustre lista de actores invitados que aparecen en cada capítulo. Así, la lista incluye a ilustres caras conocidas con algún vínculo con el director como Adrien Brody y Joseph Gordon-Leavitt (con los que trabajó en sus películas Los estafadores, Brick y Looper: asesinos del futuro) y otras relacionadas con la carrera de la actriz principal como Chloë Sevigny, quien interpretó a su madre en Muñeca rusa y a Dascha Polanco, una de sus compañeras en Orange is the New Black, aquella exitosa serie que devolvió a Lyonne al centro de la escena en todo su peculiar esplendor. Además, los diez primeros episodios cuentan con apariciones de Nick Nolte, Judith Light, Ellen Barkin, Tim Blake Nelson, Cherry Jones, Hong Chao y Simon Helberg. Y como parte del elenco estable de la serie se suman también Ron Pearlman y Benjamin Bratt, perfectos como los implacables perseguidores de Charlie. Con una segunda temporada ya confirmada, el director adelantó que algunos de los actores con los que trabajó en su película de Star Wars también podrían aparecer en la galaxia de Charlie Cole.
Como sucedió con las dos exitosas entregas de la saga Knives Out, no hay duda de que Johnson sabe como construir elencos tan atractivos como variopintos y que su prioridad, más allá del calibre de las estrellas en pantalla, es que sean los más indicados para contar la historia. A lo largo de su carrera y sus diferentes proyectos lo que permanece siempre, su marca de fábrica, son los guiones siempre construidos a partir de las bases establecidas por el cine clásico a los que les encuentra un giro propio, original. Y esa misma idea es la que aplicó a Poker Face, donde desarrolla su estilo de escritura dentro de los límites de la rígida estructura del género televisivo que decidió homenajear.
El secreto mejor guardado de Johnson es que, a diferencia de muchos de los proyectos televisivos de sus colegas realizadores de cine, él quería hacer televisión y no una película de diez horas, esa culposa cantinela con la que muchos directores intentan justificar la inexplicable vergüenza que les genera dedicarse a las series. Sin más pretensiones que la de hacer un programa que evocara el espíritu -a veces algo tosco- de los programas policiales de antaño y que pudiera reproducir la alegría que provocaban en el espectador, paradójicamente Johnson y Lyonne consiguieron hacer una de las series más vibrantes, entretenidas y disfrutables del año.
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