La sátira que este viernes llega a Netflix, es uno de los nuevos grandes exponentes del humor nacional actual y tiene a Santiago Korovsky como ideólogo y pilar de este grupo disparatado de personajes, en una inusual guardia urbana que tiene a Daniel Hendler, Pilar Gamboa y Hernán Cuevas como protagonistas
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Un joven que está con su novia, sale corriendo cuando cree ser víctima de un asalto. Lejos de una actitud altruista o valiente, Felipe (Santiago Korovsky) procura zafar cueste lo que cueste (en un momento que remite al George de Seinfeld escapando de un incendio, en una posible vinculación que habla de las auspiciosas credenciales de esta serie). Pocos minutos después, ese mismo personaje se une a la Guardia urbana, como parte de un grupo que puede resultar algo atípico. Como es habitual en estos casos, una ruptura sentimental motoriza ese cambio de vida, aunque las mañas e inseguridades lejos de desaparecer, sigan muy firmes junto a Felipe. Ese es el puntapié inicial de División Palermo, la nueva comedia argentina que, desde este viernes, se encuentra disponible en Netflix. Amparada en una estructura policial, esta sátira pone la lupa no solo en las miserias de su protagonista, sino también en los desafíos, los prejuicios y los pasos de humor involuntarios, que surgen a partir de las políticas inclusivas. Y ahí se encuentra el primer gran atractivo de División Palermo, esa soltura al reírse de forma inteligente, de cuestiones delicadas.
Santiago Korovsky, creador, miembro del equipo de guionistas y protagonista de la trama, advierte que su intención no es hacer una “comedia inclusiva”, porque utilizar ese rótulo sería tropezarse con una trampa que esta serie busca evitar: “Yo creo que División Palermo intenta trascender esa idea. Esta una comedia policial, con personajes que no tienen el peso de tener que narrar la historia de una minoría. Y la serie no carga con eso, porque tratamos que estos protagonistas cuenten sus historias, y que la minoría a la que representan no sea su única condición. Obviamente que la trama se ríe de una forma de mirar la inclusión, pero decir ‘comedia inclusiva’ es caer en una idea de marketing”.
En la misma línea, Daniel Hender, que en la ficción interpreta a Miguel, el responsable del grupo central, se muestra también poco amigo de ese rótulo: “Hablar de ‘comedia inclusiva’ es suponer que hay gente excluida de la comedia. En lo personal, yo estoy a favor de todo tipo de inclusión, más allá de la torpeza que pueda haber, o de ciertos conservadurismos que están en contra de esas inclusiones. Pero sí me parece que llamarla de esa manera, es partir de la idea de que hay gente excluida del humor, y eso dificulta los términos porque una comedia, cuanto más arraigada esté a las correcciones, más limitada estará a romper con cosas. Y en ese sentido, creo que Santi y los guionistas se supieron divertir”.
Según cuenta Korovsky, División Palermo nació hace cuatro años, como proyecto para un concurso de series web. En ese mismo momento, el actor pudo contar con dos nombres que le interesaban mucho, el del mencionado Hendler, y Pilar Gamboa, la actriz que encarna a Sofía, una agente que se desplaza en silla de ruedas. Según reveló el creador de este título, durante la cuarentena “fue escribir la serie por Zoom con los guionistas, y estuvimos todo el encierro a través de las computadoras, hasta que nos pudimos encontrar”.
En la mente de Korovsky, Hendler siempre fue una pieza imprescindible, no solo por su talento, sino también porque podía ser un puente entre dos generaciones, y así lo describió el guionista: “El papel le queda como un guante, o como una mano ortopédica, en el sentido de lo que usa el personaje de Miguel (risas). Daniel tiene optimismo, es alguien que ya la vivió, que tiene un recorrido, pero que a diferencia de la ingenuidad que tiene Miguel, él sabe cuáles son las dificultades y cómo afrontarlas. Nuestra idea era hacer coexistir este elenco de comediantes que tienen oficio, pero también abrirle oportunidades a caras nuevas, para que de esta fusión saliera algo distinto y particular. Y Daniel fue clave en este proceso”. Entre risas, y luciendo sus canas (que en este caso sí subrayan su experiencia), Hendler agrega: “Uno arranca siendo un pobrecito, y en un abrir y cerrar de ojos ya vas con tu pelo blanco (risas), ves que sos el más veterano de todos, y ahí decís: “Tengo que asumir esto que me toca”. Acá son todos unos chicos talentosos, y un poco había que ocupar ese rol de mentor”.
El elenco lo completan Martín Garabal, Charo López, Hernán Cuevas, Renata Condori Sangalli, Facundo Bogarin, Valeria Licciardi, Julio Marticorena, Jonatan Nugnes, Marcelo Subiotto, Sergio Prina, Agustín Rittano, Nilda Sindaco, Carlos Belloso, Iair Said, Alan Sabbagh, Camila Peralta, Gabriela Izcovich, Daniela Korovsky, Alicia Labraga, Fabián Arenillas y Valeria Lois.
Cuestionar los límites de lo permitido
En un momento en el cual el humor está bajo la lupa, y que películas y series muy queridas del pasado, pueden ser cuestionadas desde el prisma con el que se analiza el presente, División Palermo se anima a hacer reír a partir de temas muy delicados, como el racismo o las capacidades diferentes. No es humor negro, porque no prioriza el gag desde la burla gratuita, sino que esta comedia reflexiona a través de situaciones que interpelan al espectador.
“La idea es reírnos de nuestras propias torpezas frente a las cuestiones vinculadas a la inclusión, una política que es muy necesaria. Pero uno muchas veces no sabe cómo ser inclusivo de verdad, y todo el tiempo está tratando de entender y aprender, y ese mismo proceso lo hicimos nosotros, los guionistas y actores”, reconoce Korovsky, decidido a reírse de manera ingeniosa del mundo al que representa. Y mientras algunas voces pueden considerar que División Palermo coquetea peligrosamente con la incorrección, Korovsky subraya: “El humor es un mecanismo de defensa para un montón de cosas que nos duelen, entonces me parece que primero hay que entender las risas como una herramienta de transformación, y no como algo pasatista, porque este es un género que puede pensar la realidad. La clave es dónde pararse, y cómo ir aprendiendo. Por ahí hoy sentimos que estamos parados en un buen lugar, pero la comedia evoluciona todo el tiempo, y hay que estar a la altura de la época y de sus cambios”.
Otro de los aspectos clave en esta propuesta, tuvo que ver con el proceso de comprender el modo de hacer chistes con temas que en mala manos, pueden resultar de mal gusto. Consciente pero decidido a aceptar ese desafío, Korovsky ilustra en una anécdota, ese proceso creativo: “Daniel Hendler cuenta que un día en el set, Hernán Cuevas, el actor que interpreta a Johnny, un chico de talla baja que ingresa en la guardia, se sentía inseguro porque nadie se reía después de una toma donde actuaba. Pero Daniel le confesó que lo estaba haciendo genial, pero el chiste era tan incómodo que nadie se animaba a reírse. Y nosotros atravesamos ese proceso, impulsados por los actores que conforman la guardia, y por los colaboradores que tuvimos en la escritura, como Lucrecia Gómez, una chica en silla de ruedas con la que charlamos mucho sobre el personaje de Sofía. En general fueron los que nos empujaron para ir soltándonos y entendiendo que eran ellos mismos los que iban a fondo con el humor y que había que seguirlos. Entonces creo que la gente va a atravesar un proceso similar”.
El mito de la sitcom argentina
¿La sitcom es un género universal, o es una dinámica anclada en rasgos industriales y culturales solo posibles en los Estados Unidos? Puede que la respuesta a esa pregunta, sea una mezcla de ambas opciones, pero es indudable que la sitcom en su estado más puro, tiene una mística intransferible a otros países. Frente a eso, y a la luz de series tan distintas como la remake de Casados con hijos, Jorge de Malena Pichot, o la reciente El encargado, la fantasía de una sitcom argentina parecía una posible realidad. Pero la idea de una comedia ágil, y de pocos personajes en pocos escenarios, es solo la cáscara de una estructura mucho más compleja.
Frente a la pregunta sobre si División Palermo podría o no ser una sitcom argentina, Korovsky da vuelta el tablero, y muestra un reverso más interesante: “Si bien nosotros tomamos cosas de la sitcom, también rompemos mucho con eso. La idea de la sitcom tiene que ver con mantener un statu quo, pero con la llegada de las plataformas surgió una continuidad que fue ganando espacio. Ahora se sabe que la gente ve las series en orden, y uno puede dedicarse a construir una trama que avance a lo largo de los capítulos. Entonces siento que esta ficción se aleja de la sitcom”. Más adelante, y en referencia en el momento que atraviesa el humor local, Korovsky concluye: “Títulos como Porno y helado, Casi feliz o todas las comedias argentinas que surgen en plataformas, toman como base un género diferente. Nosotros partimos del policial, y aunque podés nombrar un montón de comedia policiales, desde Buster Keaton hasta Brooklyn Nine-Nine, yo creo que acá hay particularidades que hacen a la serie distinta, más oscura e incómoda, pero también con muchos gags. Y de esa combinación de géneros sale algo nuevo, que es División Palermo”.
Comedias argentinas de exportación
La llegada de las plataformas streaming, y su consolidación en el mercado argentino, dieron como resultado el bienvenido comienzo de producciones nacionales, impulsadas y distribuidas por esas firmas. Amazon Prime Video, Netflix, Star+ y HBO MAX son algunos de los nombres que tienen en su presente y futuro catálogo, títulos realizados en Argentina. Y en la lista de series locales, el humor cada vez gana más espacio. Porno y helado, El encargado, Casi feliz y ahora División Palermo son producciones que a través del estreno en plataformas, contaron con la posibilidad de llegar a todo el mundo. Sobre esto, Korovsky hace una acertada apreciación: “Existe esa frase un poco cliché: “Pinta tu aldea y pintarás el mundo”, y creo que acá aplica bien. En general prefiero ver productos extranjeros que me muestren una realidad particular, aunque me pierda detalles, en vez de ver cosas que sucedan en un “no lugar”. La posibilidad de viajar o no, también depende de varios factores, pero por suerte Netflix nos permite llegar a otras audiencias en el mundo, y será cuestión de esperar para saber cómo se interpreta en otros lugares, o si alguien en algún momento se le ocurre hacer una remake al estilo División Chueca, en Madrid o División Leblon en Río, estaremos más que felices (risas)”.
De ese modo, historias muy ancladas en la lógica nacional, de golpe pueden hacer reír a televidentes de otros países. Y así como en Argentina surgieron fans de ficciones coreanas o nórdicas, es de suponer que en otras latitudes se siga con atención el rico universo de las comedias argentinas. Para Daniel Hendler, estas sátiras interesan porque “cuentan una verdad que emana de un lugar, y no están imitando ni tratando de ser globales”, y luego agrega: “Cuando esta ficción alcance otros lugares, seguro genere curiosidad, y a todos lados va a llegar este tipo de humor al que no sé si llamar argentino, rioplatense, o en este caso, de Santi Korovsky”. Más allá de División Palermo, es un hecho que las comedias nacionales ganan espacio en las grillas streaming, y que salieron no solo a la conquista de nuestro país, sino también del mundo.
¿Quién es quién en División Palermo?
Felipe (Satiago Korovsky)
Es una persona cobarde e insegura. Ingresa en la guardia porque necesita el dinero, pero también para probarse a sí mismo, descubrir una valentía impensada y sentirse más inútil que nunca.
Sofía (Pilar Gamboa)
Es una chica que se moviliza con silla de ruedas y está harta de que le digan que es un “ser de luz”. Odia que sean condescendientes con ella y que por lástima no le hagan bullying como al resto de sus compañeros.
Miguel (Daniel Hendler)
Era el psicólogo de la comisaría y ahora es el jefe de la División Palermo. Tan optimista como ingenuo, es fanático de la homeopatía pero también de los psicofármacos. Si bien sabe que como fuerza no cumplen ninguna función de utilidad, trata de disimularlo y convencerse de lo contrario.
Esteban (Martín Garabal) y Paloma (Charo López)
Se mueven juntos a casi todos lados, se conocen tanto que se completan las frases. Se creen graciosos pero son inseguros, están resentidos porque les quitaron recursos y espacio en la comisaría y no pierden oportunidad para remarcar a la guardia su apabullante inutilidad.
Vivianne (Valeria Licciardi)
Es una chica trans, hija de un comisario. Su pasión es escribir y, por eso, entra a la guardia urbana con el objetivo de juntar información que le sirva en sus próximas novelas policiales.
Johnny (Hernán Cuevas)
Es un joven de talla baja fanático de las armas, deseoso por tener algo de acción en su vida.
Mario (Renato Condori Sangalli)
Es un chico de Bolivia que llega a Argentina desesperado por triunfar en el stand up.
Bernardo (Julio Marticorena)
Es una persona mayor que no acepta que está sordo.
Edgardo (Facundo Bogarin)
Es una persona ciega que solo está en la guardia por el dinero.
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