Bette Davis y Joan Crawford: historia de dos estrellas en pugna
En Feud, el prolífico Ryan Murphy convocó a Susan Sarandon y Jessica Lange para recrear una página truculenta de la historia del cine norteamericano para demostrar que las cosas no han cambiado tanto en Hollywood
LOS ANGELES.- Hubo pocas estrellas más brillantes que Bette Davis y Joan Crawford en el firmamento de Hollywood, y pocas tuvieron que pelear como ellas para conseguir su lugar en la industria. Década tras década impusieron su potencia tanto en películas buenas como olvidables, con sonrisas, lágrimas y emociones varias que recaudaban millones de dólares. Sin embargo, cuando ambas actrices cumplieron 50 años, el viejo sistema de los estudios cayó en decadencia. Sobrevivientes al fin, tuvieron que emerger de entre los escombros.
La historia de las mujeres en Hollywood, con sus glorias y vergüenzas, con su sexismo y su fobia al envejecimiento, podría escribirse siguiendo el derrotero profesional de Bette Davis y Joan Crawford. En Feud: Bette & Joan -la miniserie que Fox 1 estrenará pasado mañana, a las 23, con un capítulo doble-, Ryan Murphy hace precisamente eso, contando la historia detrás del rodaje de ¿Qué pasó con Baby Jane?, una película de alto impacto sobre dos ex estrellas de cine. Davis y Crawford no se interpretaban a sí mismas, pero parte de la potencia y del dolor sobrecogedor de esa pesadilla surgida de la fábrica de sueños deriva de que las actrices interpretaban a dos marginadas de la industria con cuyas penurias seguramente se identificaban. Para el público actual, el verdadero impacto es comprobar qué poco han cambiado las cosas desde entonces.
Cuando firmaron contrato para filmar Baby Jane, Davis y Crawford promediaban la cincuentena (o al menos esa edad se atribuía Crawford). Davis era Baby Jane Hudson, ex estrella infantil de vodevil; Crawford, su hermana Blanche, otrora una verdadera estrella de cine. Blanche tiene intenciones de vender la mansión que comparten y probablemente internar a la inestable Baby Jane, quien a su vez tiene sus propios planes. Dirigida brutalmente por Robert Aldrich, la película es una descarnada visión de cómo Hollywood es capaz de devorarse a sí mismo.
¿Qué pasó con Baby Jane? fue un éxito y obtuvo cinco nominaciones al Oscar. Todo ese amor del público no se tradujo en el impulso sustancial para la carrera de sus protagonistas como si la película se hubiese llamado ¿Qué pasó con Baby Johnny?, interpretada por Burt Lancaster y Kirk Douglas. En 1962 eran tiempos difíciles en Hollywood, y eran aun peores para las mujeres. La industria había empezado a enfocarse en el público masculino y a alejarse del femenino, que junto con las estrellas mujeres habían ayudado a convertir el amor por el cine en un hábito. Para estrellas como Davis y Crawford, ese cambio fue catastrófico.
Tal vez Feud sea una serie de época, pero si uno se abstrae de las pelucas y los vasos de trago largo, resulta de una impactante actualidad. Su creador, Ryan Murphy, acababa de terminar American Crime Story: Todos vs. O. J. Simpson y fantaseaba con una antología de peleas famosas. A Murphy le interesa el tema de la diversidad, dentro y fuera de la pantalla. El guionista y productor explica que sentía que no estaba haciendo "lo suficiente". "Soy parte de una minoría", dice Murphy, que es gay y recuerda lo que fue dirigir por primera vez en TV y tener que entrar con pie firme en un set poblado de hombres blancos y heterosexuales de mediana edad. "Yo sé lo que significa no encajar en este ambiente." En la temporada 2015-6, el 17% de las series fue dirigido por mujeres, lo que parece un triunfo feminista frente al número de directoras en cine: apenas el 7 por ciento.
Hay un toque de poesía y de locura metatextual en el hecho de que sean Jessica Lange, de 67 años, y Susan Sarandon, de 70, las intérpretes de Feud. Ambas desembarcaron en la pantalla grande en la década del 70, en la era del "nuevo Hollywood", un período que suele ser idealizado como el más grande en la historia del cine norteamericano. Lange y Sarandon siguieron siendo parte del combo del cine comercial durante la década del 80, cuando Lange protagonizó Frances y Sarandon encabezó La bella y el campeón. "Había gran cantidad de buenos personajes, alcanzaba para repartir", recordó Lange.
En la jaula de oro
Con los años, y a medida que los grandes estudios se sometieron al imperativo de las superproducciones, la cosa cambió. Lange empezó a hacer TV y en determinado momento, Sydney Pollack, que había dirigido a Lange en Tootsie, le dijo que todo había "terminado", ya que las películas de mediano presupuesto -el hogar cinematográfico de los adultos habían quedado obsoletas. En años recientes, los trabajos más gratificantes para Lange han sido en la pantalla chica, junto a Murphy. En 2011 aceptó un papel en American Horror Story. Un año más tarde ganó el primero de sus dos Emmy por su trabajo en la serie.
A lo largo de sus carreras, Davis y Crawford parecieron habitar dos universos cinematográficos distintos, incluso después de que Crawford abandonara la Metro por la Warner Bros., donde reinaba Davis. Para ambas, filmar ¿Qué pasó con Baby Jane? significó una bisagra en su carrera, algo que quizá no debería sorprender, dado el momento de sus carreras, los aspectos publicitarios y la película en sí, con su descarnada envidia y su locura.
El espectáculo de esas dos extraordinarias artistas basureándose mutuamente en el set es un bocado de cardenal que Feud no deja pasar, por más que en general ofrece un retrato más bien amable y simpático de Davis y Crawford. Pero, como bien se ocupa de sugerir Feud con agudo sentido histórico especialmente cuando muestra que las mujeres tenían vedada la posibilidad de dirigir-, la verdad siempre es compleja. Al igual que muchas de las heroínas sufrientes que interpretaban, ellas triunfaban y trascendían, pero también ayudaban a perpetuar el sistema dominado por hombres blancos, una jaula de oro que al menos algunas espectadoras habrán logrado descifrar.
Parte de la tirria mutua que salpica las biografías de Davis y Crawford parece consecuencia de una guerra de cartel, pero por momentos ese antagonismo parece venir de un lugar más profundo y desesperado: al fin y al cabo eran mujeres mayores trabajando en una industria que sólo valora la juventud.
Después del estreno de Baby Jane, Davis relató los esfuerzos de Aldrich para lograr que los estudios se interesaran en el proyecto, y señaló que los grandes productores le respondían: "Para trabajar con esos vejestorios no te damos ni un centavo". (Crawford le mandó decir a Davis: "Por favor, no vuelvas a referirte a mí de esa manera".) Feud se ocupa a fondo del tema del envejecimiento y subraya el modo en que la capacidad femenina de producir deseo en la pantalla viene con fecha de vencimiento. Es probable que las actrices de cualquier edad asientan con la cabeza al mirar la serie.
Davis y Crawford actuaron en al menos 80 largometrajes cada una, cifra más destacable aún si uno piensa en la escueta filmografía en las estrellas mujeres del cine actual de esta era de superhéroes en la pantalla grande. Crawford era elogiada y a veces desdeñada como belleza, y parecía esclava de la adoración del público. El suplicio de una madre (1945), por la cual ganó el Oscar. Por su parte, Davis era considerada una gran actriz (y ganó dos premios de la Academia), una caracterización que ella aceptó con ganas, pero que también tenía sus espinas. En una ocasión escribió que una parte de ella envidiaba a las estrellas "espléndidamente glamorosas" como Crawford, y que pensaba que nunca sería tan popular. Pero a continuación Davis exclama: "¡Pero lo era!"
Actualmente, las mujeres la tienen más fácil, pero los impedimentos siguen existiendo. "Jessica y yo solemos preguntarnos si no terminaremos haciendo películas de terror de segunda", dice Sarandon. "¿Será ese nuestro destino?"
Es poco probable, Sarandon y Lange siguen siendo estrellas por más que sus mejores y más jugosos roles ahora sean para la TV, donde las producciones son cada vez más importantes. Ambas deberían seguir el ejemplo de Davis y Crawford, que siguieron adelante por más que la industria colapsara a su alrededor. Las generaciones más jóvenes las descubrieron a través de la TV y los ciclos de cine clásico, y serán muchos más los que las descubran a partir de Feud, que aunque saca partido de sus enfrentamientos deja bien en claro que esas dos mujeres eran mucho más que rivales que se odiaban debajo de una gruesa capa de maquillaje. Por supuesto que ambas eran mujeres difíciles, ¿pero quién se acuerda si John Wayne era un buen tipo?
En el centro de la pelea
¿Qué pasó con Baby Jane?
Estrenado en 1962, el film de Robert Aldrich fue nominado a cinco Oscar, entre ellos uno para Bette Davis (no así para su coprotagonista, Crawford).
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