Sabrina, la bruja adolescente: humor efectivo, un gato robótico y el motivo por el que Melissa Joan Hart nunca pudo ver la serie que se convirtió en un éxito inesperado
La sitcom sobre una divertida bruja surgida del comic de Archie aún es uno de los mayores íconos televisivos de los noventa
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Ni siquiera el canal que lo emitía le tenía demasiada fe, pero Sabrina, la bruja adolescente triunfó. Una propuesta que hacía foco en un humor familiar que, a fuerza de grandes chistes y carismáticos personajes, se convirtió en un emblema de la pantalla chica de los 90. Y el éxito que durante tantos años acompañó a esta serie, se apagó poco a poco, aunque aún perdure en el tiempo como un título que viejos y nuevos espectadores no dejan de ver y rever.
El pálpito de una productora
El cómic Archie es un verdadero imbatible. Desde los años cuarenta, las aventuras del pelirrojo de Riverdale hicieron las delicias de los lectores jóvenes, sumergidos en relatos anclados en el tiempo, de inocentes salidas juveniles y travesuras estudiantiles. En ese mundo, una joven bruja obtuvo una colección propia que gozó de un notable éxito.
Creada por el guionista George Gladir y el dibujante Dan DeCarlo, Sabrina, la bruja adolescente apareció en el número 22 de Archie´s Madhouse, publicado en octubre de 1962. Se trataba de un personaje que respondía a esa lógica de humor sin dobles lecturas, tan presente en esa línea de historietas. En 1970, Sabrina recibió una adaptación animada producida por Filmation (el mismo estudio de He-Man), que fue recibida con discreto entusiasmo. En 1977, la brujita apareció nuevamente en televisión, en el ciclo de dibujos The New Archie and Sabrina Hour, que tampoco supuso un éxito importante. En esos años, nada hacía creer que Sabrina podía escapar del formato animado.
Muchos años después, a inicios de los noventa, una productora de televisión llamada Paula Hart encontró una vieja revista de Archie en el patio del colegio de una de sus hijas. Pasando las páginas de la historieta, se cruzó con la joven bruja y sus relatos de humor para todas las edades. Y en ese momento, no lo dudó: allí se encontraba la materia prima ideal para una comedia televisiva. Sin perder un minuto, puso en marcha un proyecto para hacer de esa heroína, la protagonista de una serie de acción real. Con respecto a la actriz encargada de interpretarla, tampoco tenía muchas dudas, porque la tenía viviendo bajo su mismo techo: su hija, Melissa Joan Hart, era la Sabrina ideal.
Con poco menos de veinte años, Joan Hart ya era casi una veterana de la televisión. Entre 1991 y 1994, ella protagonizó la recordada serie Clarissa lo explica todo, una comedia de Nickelodeon, hoy considerada de culto, en la que una niña llamada Clarissa se dirige al público para reflexionar sobre cuestiones típicamente preadolescentes. Joan Hart construyó así una buena relación con los televidentes, que aplaudían el carisma de la joven en pantalla. Por ese motivo, Paula Hart confiaba en que su hija era una Sabrina perfecta.
La productora trabajó copiosamente en su nuevo proyecto, aunque nadie parecía confiar en su mirada, como una vez reveló la propia Melissa: “Mi mamá nunca obtuvo el crédito que mereció por su trabajo como la mujer encargada de darle vida a esa ficción. Ella siempre supo que esa iba a ser una serie increíble, pero nadie estaba dispuesto a escucharla. Hasta que filmó una película, y presentó un avance en las cuatro cadenas más importantes de la televisión”.
El trailer al que Melissa hace referencia fue del film televisivo Sabrina, la bruja adolescente, un largometraje de bajo presupuesto que se estrenó en 1996 por el canal Showtime. En esa historia (que sirvió a modo de piloto), una joven bruja llamada Sabrina Sawyer se descubría dueña de todo tipo de poderes y aprendía a convivir con ellos bajo la tutela de sus tías Hilda (Sherry Miller) y Zelda (Charlene Fernetz).
Un poco como sucedió con la película de Buffy, la cazavampiros y su eventual llegada a la televisión, el film tenía más errores que aciertos, pero alcanzaba para demostrar el potencial de dicho universo. Y la apuesta de Paula Hart dio buenos resultados: ABC y NBC le hicieron una oferta para comprar el programa, pero la productora se decantó por ABC, ya que le gustaban muchas de las comedias que se emitían allí, como Aprendiendo a vivir, Paso a paso y Todo queda en familia. De ese modo, el 27 de septiembre de 1996, Sabrina, la bruja adolescente, estrenó su primer episodio.
Sabrina, una ficción de personalidad propia
En su llegada a la televisión, Sabrina Sawyer se convirtió en Sabrina Spellman, y las tías Zelda e Hilda fueron interpretadas por dos nuevas actrices, Beth Broderick y Caroline Rhea respectivamente. La acción transcurría principalmente en el hogar de las Spellman y en el colegio al que asistía la protagonista. Los conflictos tenían que ver con cuestiones vinculadas a la brujería, y cómo la hechicera debía ocultarle ese mundo a su novio Harvey (Nate Richert), y su mejor amiga Valerie (Lindsay Sloane). Entre sus principales confidentes, también estaba el único e inigualable Salem (Nick Bakay), un poderoso brujo que, como castigo por querer dominar el mundo, fue confinado al cuerpo de un gato.
Entre otros notables personajes secundarios, figuraba el director de la escuela, Willard Kraft (Martin Mull), la odiosa Libby (Jenna Leigh), y la prima de la protagonista, Amanda (Emily Hart, hermana de Melissa Joan). Era indudable, alcanzaba con ver un capítulo de Sabrina para encariñarse con esta sitcom: la velocidad de los chistes, la divertida doble vida de la heroína y los grandes remates de Salem, fueron algunos de los ingredientes que hicieron de esta ficción un éxito, que rápidamente enganchó al público joven (y no tanto).
Para la ABC, los buenos resultados en materia de rating fueron una grata sorpresa. Era un secreto a voces que si bien el canal apostaba por esa producción, tampoco esperaba tener un éxito entre manos. Junto a Sabrina, la bruja adolescente, la señal estrenó la serie basada en el film Ni idea, un título por el que sí apostaba en grande. Pero esa ficción no logró imponerse, mientras que el rating de la bruja no dejaba de crecer. “Nos convertimos en un favorito de los fans, lo que nos permitió afianzar nuestro lugar en la cadena, incluso forzando un cambio de horario a nuestra competencia, Everybody Loves Raymond”, confesó Joan Hart en una nota de la época.
Si bien Sabrina, la bruja adolescente era uno de los tesoros de la señal, eso no significaba que para la ABC no fuera un show costoso. A diferencia de una sitcom tradicional, este título demandaba efectos especiales y la manipulación de un personaje como Salem, que exigía muñecos animatrónicos y hasta cinco gatos en el set. Melissa Joan Hart reconoció prácticamente nunca haber visto el programa debido a las maratónicas filmaciones de 17 horas, mientras que producir un solo episodio demoraba una semana completa. Finalmente, el show sufrió un cambio de canal, y de ABC pasó a manos de WB, en donde confiaban en la duración de este éxito. Sin embargo, la serie pronto entraría en un inesperado declive.
Un éxito que resiste el paso del tiempo
Promediando la quinta temporada, la serie paulatinamente comenzó a perder su rumbo, no porque los chistes no funcionaran, sino porque los personajes parecían no evolucionar de forma atractiva. En ese año, Sabrina se egresa y comienza una vida universitaria, que resulta menos interesante que sus días de preparatoria. Para colmo, varios de los actores y actrices empezaron un lento éxodo, que impactó negativamente en el show.
Beth Broderick consideraba que en esta nueva etapa Zelda no era tan relevante, y debido a eso renunció. Caroline Rhea, que interpretaba a la tía Hilda, sintió lo mismo y abandonó la serie para convertirse en la anfitriona de su propio talk show, que solo duró una temporada. Nate Richert, como Harvey, aparecía menos veces, aunque en los episodios finales tuvo un renovado protagonismo para alivio de los fans, mientras que Valerie y otros secundarios de la preparatoria, habían pasado a la historia. De esa manera, el éxito de Sabrina, la bruja adolescente se desinfló a paso acelerado, para culminar su recorrido en abril de 2003, con el final de su séptima temporada.
Sin lugar a dudas, la serie es un emblema de la televisión de finales de los noventa y comienzo de siglo XXI. Por sus episodios pasaron estrellas como Britney Spears, los Backstreet Boys, RuPaul y Bryan Cranston (mención aparte merecen los muy jóvenes Milo Ventimiglia y Ryan Reynolds, que tienen sus breves actuaciones en el episodio piloto). El éxito de esta ficción dejó una huella que se tradujo no solo en el estreno de un spin off animado al que Melissa Joan Hart le puso su voz, sino también en varios regresos de la actriz a ese papel, en sketches emitidos en programas como Robot Chicken o El show de Jamer Corden (y hasta un original reboot, de la mano de Netflix).
Con el paso de los años, el público nunca dejó de ver los viejos episodios de esta serie, que no envejece gracias a su aceitado sentido del humor. El enorme cariño de los fans por Melissa Joan Hart sigue intacto, y cuando el elenco se reunió hace poco tiempo, hubo miles de afectuosos mensajes en redes para sus integrantes. Y mientras Melissa Joan Hart no deja de asegurar que el de Sabrina es uno de sus personajes más queridos, el público no abandona el sueño de verla nuevamente en ese rol que tantas alegrías le dio a la televisión.
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