LOS ÁNGELES.– Hace unos meses, Reese Witherspoon se dio cuenta de que todo había cambiado. El drama Big Little Lies –que Witherspoon produjo y protagonizó– ganó ocho Premios Emmy, incluyendo el premio a la mejor miniserie. Ese 17 de septiembre, ovacionada en el escenario del Teatro Microsoft de Los Ángeles, Witherspoon habló de la importancia de “poner a las mujeres al frente de sus propias historias y hacerlas heroínas de sus propias historias”. Poco tiempo después empezaron las llamadas.
“El premio me abrió muchas puertas –explica Witherspoon–. La gente quería hacer negocios conmigo como productora televisiva. Mi misión era crear TV para mujeres, para guionistas que son actrices, para directoras y para escritoras. Creo que la idea hizo un clic en la cabeza de la gente”.
Desde entonces, Witherspoon pasó de ser una actriz frustrada con los personajes que le ofrecían interpretar a ser una superproductora con una lista de proyectos que la pone a la altura de titanes de la industria como Dick Wolf, Shonda Rhimes y Ryan Murphy.
En diciembre, HBO confirmó una segunda temporada de Big Little Lies, realizada por la productora de Witherspoon, Hello Sunshine. Además, Apple compró tres de sus ficciones como parte de su intento por competir con Netflix , Amazon y Hulu en la industria del streaming. Sus adquisiciones a Hello Sunshine representan un tercio de las compras de Apple TV hasta la fecha.
Una de las series –donde Witherspoon y Jennifer Aniston serán las conductoras de un ficticio magazine de noticias matutino– tiene uno de los contratos más caros de la historia televisiva: según dos personas cercanas a la serie, por 20 episodios del ciclo Apple prometió pagar 240 millones de dólares. Los otros dos proyectos que Witherspoon firmó con Apple contarán también con protagonistas femeninas: Octavia Spencer y Kristen Wiig. Witherspoon posee “un talento extraordinario para estar un paso más adelante del zeitgeist (sentir de una época)”, explican los responsables de programación de Apple, Zack van Amburg y Jamie Erlicht.
Estrella comprometida
El ascenso de Hello Sunshine –con proyectos centrados en mujeres fuertes y complejas– está a tono con el movimiento #Time’sUp, del cual Witherspoon es una figura clave, y también demuestra que el establishment de Hollywood, que suele apostar a lo seguro, tal vez haya aprendido algo del enorme éxito de La mujer maravilla. “El público tiene una enorme avidez por este tipo de historias, por heroínas que siempre estuvieron en las sombras y ahora salen a la luz”, dice Witherspoon.
A los 41 años, no tiene el récord de éxitos de superproductores televisivos como Rhimes y Murphy, pero ya se destaca muy por encima de la masa de actores con productoras boutique. Rhimes, creadora de Grey’s Anatomy y Scandal y también parte del colectivo #Time’sUp, dice que Witherspoon es una productora “que pone el cuerpo”. “Reese es muy hábil con lo que quiere hacer –dice Rhimes–. Usó su poder de una manera muy inteligente. Sabe lo que hace”.
Casey Bloys, presidente de programación de HBO, dice que quedó impresionado por la capacidad de Witherspoon de estar en todos los detalles. “Es una estrella de cine, tiene la presencia de una estrella de cine, es una actriz estupenda, eso va de suyo –dice–. Lo que sorprende es que uno puede llamarla por Big Little Lies y preguntarle: <¿Cómo cerramos este acuerdo?>. Y ella lo hace”.
Uno de sus últimos golpes maestros fue la incorporación de Meryl Streep al elenco de Big Little Lies. Witherspoon y Nicole Kidman (que además de ser su coprotagonista es la otra productora ejecutiva de la miniserie) lograron convencer a Streep –que acaba de romper su propio récord con su nominación número 20 al Oscar–, que dio el sí en un mail el día en que Big Little Lies recibió seis nominaciones al Globo de Oro (ganó cuatro). “Nunca voy a olvidar el día que recibí ese correo –dice Witherspoon–. La llamé a Nicole y me puse a llorar”.
Esa catarsis había comenzado a gestarse mucho antes, dice Witherspoon, a quien le habían rechazado muchos proyectos. Estaba cansada de escuchar que se había agotado el cupo para películas protagonizadas por mujeres. En ese entonces, participaba en películas que más vale olvidar –¿Cómo saber si es amor? y Condenados– y la taquilla de sus films caía en picada.
Witherspoon consiguió cambiarle el rumbo a su carrera involucrándose más en la producción. Ávida lectora –publica fotos de sus libros favoritos en Instagram–, empezó a comprar derechos de adaptación de los títulos que le interesaron, alentada por una conversación con su marido, Jim Toth, representante de la agencia Creative Artists.
“Me preguntó: «¿Querés hacer esas películas?», y le respondí: «No, me gustaría recibir otros guiones». Jim me dijo que yo no era de sentarme a esperar que sonara el teléfono, y que había leído más libros que cualquiera que él conociera, así que me alentó a que le sacara partido. Pensé en mi mamá, que siempre me decía que cuando una quiere algo, tiene que hacerlo una misma. Podés sentarte y quejarte o podés hacer algo. En lugar de hacer que alguien llamara por mí, llamé a cada director de estudio. Los conozco a todos, desde que empecé, a los 14 años, hice películas para casi todos los estudios. Siguen siendo las mismas 200 personas”.
La anterior productora de Witherspoon, Pacific Standard, hizo éxitos como las películas Alma salvaje (basada en las memorias de Cheryl Strayed, protagonizada por Witherspoon) y Perdida, el thriller de David Fincher basado en el best seller de Gillian Flynn. La productora se disolvió en 2016, cuando Witherspoon se separó de la que fue durante muchos años su productora asociada, Bruna Papandrea. Para Hello Sunshine, Witherspoon buscó inversiones externas: Otter Media, una empresa de Chermin Group y el gigante de las telecomunicaciones AT&T, que compró el 30 por ciento de la compañía.
Además de los tres proyectos comprados por Apple y el futuro de Big Little Lies, Hello Sunshine tiene dos series que están siendo analizadas por las cadenas ABC y NBC. También hay varios proyectos cinematográficos en curso. todos adaptados de libros. Fox 2000 compró Something in the Water, basada en un thriller de Catherine Steadman sobre una pareja de recién casados cuya luna de miel en la isla Bora Bora sale terriblemente mal; mientras que TriStar Pictures, de Sony, le dio luz verde a A White Lie, basada en la novela The Gilded Years [Los años dorados], de Karin Tanabe, sobre la primera mujer negra en asistir al Vassar College, en 1890.
Hello Sunshine también tiene planes de crear contenidos digitales, pero por el momento Witherspoon se está haciendo un nombre como productora en el hipercompetitivo mercado del streaming.
La serie que planea con Jennifer Aniston –la estrella de Friends volverá a la TV con este proyecto– fue inspirada por Top of the Morning, un libro del corresponsal de medios de CNN Brian Stelter sobre la llamada “guerra de la televisión matutina” entre los ciclos The Today Show y Good Morning America .
Para esa serie, Apple se comprometió a hacer dos temporadas de 10 episodios cada una sin que hubiera siquiera un guion. Dos personas cercanas al proyecto dijeron que Apple pagaría entre 12 y 15 millones de dólares por episodio (como parámetro, Game of Thrones, una de las series más caras de la historia, tiene un presupuesto de 15 millones de dólares por cada uno de los seis episodios de su temporada final).
Lectora voraz
A diferencia del productor o de la celebridad típicos de Hollywood, Witherspoon es una gran lectora, cuya profundidad en el análisis de los textos suele sorprender a quienes trabajan en sus proyectos.
Colleen McGuinness, exguionista de la serie 30 Rock, desarrolla una serie basada en un libro de cuentos de Curtis Sittenfeld y se sorprendió de que Witherspoon lo hubiera leído antes de su primera reunión. Cuando McGuinness se lo confesó, Witherspoon le “cruzó una mirada”. “Nos reímos y le dije: ‘Sí, la mayoría de la gente de Hollywood no lo haría’”, dice McGuinness.
Durante una reunión sobre el proyecto de Octavia Spencer, la showrunner Nichelle Tramble señaló un libro en la biblioteca que cubre de piso a techo la oficina de Witherspoon, The Alice Network, una novela de Kate Quinn ambientada en la década del 40. Eso llevó a una discusión sobre la falta de protagonistas femeninas en los dramas históricos. “Que sea una lectora tan intensa, honesta y ávida fue muy estimulante y también sorprendente”, dice Tramble.
Pero lo que sorprende a Witherspoon es hasta qué punto está cambiando la industria. Dice que hace pocos años, para las actrices de más de 40 años las perspectivas laborales eran inciertas. Desde su nuevo rol, espera poder acompañar un cambio. “A medida que envejecés, el teléfono deja de sonar –explica–. Es parte del sistema, porque las historias no las escriben mujeres de 40 años. Y se escribe sobre lo que se conoce. Hasta hace poco no había mujeres guionistas de 40 años y ahora incluso hay mujeres afroamericanas que escriben guiones para los grandes estudios. Me cuesta creerlo, como a cualquier otra persona. Nunca pensé que esto podría llegar a suceder”.
John Koblin
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