¿Qué están viendo los argentinos en el streaming? Un nuevo perfil de espectador se ubica lejos de Hollywood y más cerca del resto del mundo
El ranking de las diez series más vistas de Netflix da una pista sobre la identidad y los intereses del público local en la era del consumo global
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El ritual de ver una serie en una plataforma de streaming es tan único como personal. Hay quienes que antes de ingresar en el servicio ya saben qué van a ver y otros que entran en busca de entretenimiento sin tener una idea precisa de qué será lo que elegirán mirar ese día. Cada espectador, según indican los algoritmos que rigen el funcionamiento de las plataformas, tiene su propia pantalla de inicio pero hay un aspecto que es igual para todos los suscriptores ubicados en la misma región. El ranking de las series y películas más vistas en la Argentina, por ejemplo, puede ser similar al del resto del mundo aunque suele mostrar ciertas particularidades que dan pistas sobre hacia dónde se inclina el interés de las audiencias locales. En el caso de Netflix, la plataforma que ofrece el método de medición menos esmerilado entre los servicios de streaming que en la mayoría de los casos prefieren no revelar los datos que los llevan a elaborar sus rankings, se trata de una lista curiosa y repleta de sorpresas que permite esbozar un perfil del espectador local promedio y deja un mensaje respecto a los cambios en la producción de contenidos actual.
Primero llama la atención que haya que llegar hasta el séptimo puesto para encontrar una ficción realizada en el marco de la industria de Hollywood y que solo haya dos series de ese origen en todo el ranking, teniendo en cuenta el caudal de producción que genera la usina norteamericana. Se trata de la segunda temporada de La diplomática, una muy buena propuesta que en tiempos de la TV por cable probablemente hubiera sido un gran éxito de público. De hecho, en el ranking global, la serie de intriga política protagonizada por Keri Russell está en el primer lugar. En la octava posición aparece la telenovelesca Beauty in Black, una serie de ocho episodios producida por Tyler Perry, uno de los realizadores negros más populares del cine y la televisión estadounidense.
El resto de la lista se parece a una reunión de las Naciones Unidas: en el primer puesto aparece la serie tailandesa No vengas a casa, un relato de misterio que en el ranking global ocupa un más discreto cuarto lugar. A nivel local la sigue Adelante, hermano, un thriller de Polonia, y el podio se completa con el drama social brasileño Los cuatro de la Candelaria, que solo consiguió un puesto más alto en su país de origen. En cuanto a las producciones argentinas, la única que forma parte de la lista esta semana es Envidiosa, que ya lleva más de cuarenta días entre las preferidas del público y ahora ocupa el cuarto lugar. A continuación figuran Territorial, el relato de familias enfrentadas en el impresionante escenario de la planicie australiana estrenada el 24 de octubre, y Engaño, el drama romántico italiano que ya superó los veinte días en el ranking. Para completar el listado, debajo de las mencionadas producciones norteamericanas, se ubican la comedia negra alemana Mindfulness para asesinos y la celebrada serie de anime japonés Demon Slayer.
El ranking es elaborado según una ecuación que calcula el puesto que le corresponde a una serie -o película, en el caso del top 10 de largometrajes-, dividiendo el tiempo total que un espectador pasa mirando un programa por su tiempo de duración. No se trata de un método con demasiada precisión científica, pero sí permite algunas observaciones esclarecedoras sobre el espectador argentino promedio de Netflix. Por un lado, sus intereses temáticos y de género son variados, aunque hay una clara tendencia hacia el melodrama que marca una continuidad estilística con sus comportamientos en la TV tradicional. Las telenovelas tienen una larga historia en la pantalla chica local y, de hecho, fueron siempre relatos que llegaban desde mercados por fuera de la industria de Hollywood. El público local aprendió sus modos de espectadores globales que ahora también aplica en el streaming gracias a las lecciones impartidas por los culebrones mexicanos, venezolanos, colombianos y brasileños del pasado y a las tiras llegadas desde Turquía en la última década. Y, por otro lado, a diferencia de lo que sucedía con las señales dedicadas a las series en cable que tenían una programación con mayoría de producciones hechas en Hollywood, ahora la oferta de contenido global de Netflix amplió las fronteras de sus suscriptores al punto de borrar las distinciones entre el centro y las periferias de la industria audiovisual. Hace quince años el hecho de que una serie tailandesa fuera la preferida del público argentino habría sonado a despropósito, una fantasía globalizadora más cercana a la ciencia ficción que a la realidad.
Por supuesto que el viraje no es casual ni responde solamente a la iniciativa y curiosidad de los espectadores. Lo cierto es que ya hace años que Netflix trabaja de modo regional produciendo contenido local en muchos de sus mercados más prometedores y menos explorados, sabiendo que el crecimiento más significativo de suscriptores de la plataforma ocurre más allá de los Estados Unidos. Y que su necesidad de mantener el flujo constante de estrenos es más realizable si se suman núcleos de producción alrededor del mundo. En el caso de la Argentina, el ranking de las series más vistas refleja el éxito de esa estrategia internacionalista pero también que el ánimo cosmopolita no diluyó las marcas de identidad cultural ni los gustos locales que siguen marcando el ritmo de las historias que se eligen ver de este lado del mundo.
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