Profesión peligro: la serie a la que no le faltó acción, ironía, caras famosas y chicas bonitas que inspira al nuevo tanque de Hollywood
El personaje de Ryan Gosling en la película que acaba de estrenarse en los cines se inspira en un doble de riesgo y cazarrecompensas; con este papel, Lee Majors mantuvo firme la enorme popularidad que poco tiempo atrás había cosechado con El hombre nuclear
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Profesión peligro, el tanque hollywoodense del momento en los cines de todo el mundo, empezó como serie de TV y llegó hace exactas cuatro décadas a la pantalla argentina. Canal 13 la estrenó en su horario central de la temporada 1984, tres años después de su lanzamiento en los Estados Unidos. Con los archivos y los registros de imágenes incompletos o extraviados hoy no estamos en condiciones de saber si sus cinco temporadas se vieron aquí de forma completa. De todas maneras, con 112 episodios sobre sus espaldas, Profesión: peligro (con el signo de los dos puntos entre las dos palabras del título, a diferencia de lo que ocurre con la película que acaba de estrenarse) pasó a la historia como uno de los grandes éxitos en serie de la producción televisiva estadounidense en la primera mitad de la prolífica década del 80.
Algo parecido pasó con su protagonista. El hoy octogenario Lee Majors, un actor que vivió los mejores triunfos de su larga carrera en la televisión, llegó a esta instancia después de la colosal repercusión cosechada con El hombre nuclear. Cuando en 1978 llegaron a su fin las aventuras de Steve Austin (“astronauta, su vida está en peligro, lo reconstruiremos…”) muchos creyeron que el macizo actor nunca volvería a encontrar un personaje igual de atractivo para el público. La continuidad alcanzada por Profesión peligro desmintió ese pronóstico: el carisma de Majors seguía intacto.
La memoria televisiva del público argentino identifica de inmediato a Majors con el hombre de los seis millones de dólares (así se titulaba originalmente El hombre nuclear) y no tiene muy presente a Colt Seavers, el doble de riesgo que protagoniza Profesión peligro. Todo el mundo se acuerda hoy de la primera serie y casi nadie podría reconocer de inmediato los rasgos principales de la segunda. Ahora, Seavers vuelve a la pantalla de la mano de una gran estrella como Ryan Gosling. Tal vez de esa manera, reconocido de nuevo en todo el mundo gracias al rescate que hace el cine de más alto perfil de Hollywood, es posible que el personaje y su serie original recuperen el lugar que supieron conquistar hace 40 años.
Un primer vistazo a la serie nos muestra las diferencias básicas entre la versión televisiva y la que llega ahora al cine. En la película de David Leitch, el Seavers de Ryan Gosling trabaja a tiempo completo de doble de riesgo en el cine de Hollywood y de a poco va transformándose en un héroe de acción. En la serie original, Seavers (Majors) recurre desde el vamos en su tiempo libre a las destrezas de su arriesgado oficio para dedicarse a cazar a todo tipo de prófugos de la justicia y asegurarse así una buena recompensa.
Profesión peligro fue creada por Glen A. Larson, uno de los más astutos productores de la fértil época de aventuras televisivas con tramas policiales bastante ligeras y descontracturadas. Justamente, entre las cosas que la película rescata casi al pie de la letra de la serie aparece nítidamente el humor. Seavers es desde el comienzo un personaje rebosante de ironía que suele rematar escenas con frases disparadas como chistes. De hecho, toda la subtrama que el protagonista comparte con su primo Howie “Kid” Munson (Douglas Barr) no es más que un gran paso de comedia.
Ese vínculo también responde a la identidad básica de cualquier buddy movie, en este caso con el personaje más curtido, experimentado y capaz aleccionando al más joven y bisoño en las artes del peligro. En la serie Howie luce tan temerario como Colt, pero también actúa todo el tiempo de manera más irresponsable. A veces el paciente Colt tiene que hacerse cargo de los desaguisados de su precipitado primo.
El equipo de héroes se completa con Heather Thomas como Jody Banks, una escultural colega de Colt que vive con él (aunque no funcionan a primera vista como pareja amorosa) y se muestra en las presentaciones de la serie con un traje de baño cuyas dimensiones responden al modelo de figura femenina que predominaba en el mundo audiovisual de Hollywood cuarenta años atrás. Hoy ese tipo de apariciones (y de indumentaria) no pasarían ningún examen de corrección política y cuestiones de género. Emily Blunt adopta el nombre del principal personaje femenino de la serie para el papel que interpreta en la película. Pero su función cambia: la Jody Moreno de Blunt es directora de cine y está desde la primera escena enamorada de Seavers.
Con bastante más pudor se visten las encargadas de identificar a los fugitivos que a partir de allí quedarán en la mira de Seavers y sus compañeros cazarrecompensas. Son las encargadas de mantener a los villanos en libertad condicional o bajo fianza. Cuando se escapan o traicionan esa confianza inmediatamente avisan al equipo de dobles para capturarlos. Fueron tres las encargadas de ese papel a lo largo de las cinco temporadas de la serie: la primera fue la desenvuelta Jo Ann Pflug como Samantha “Big” Jack, le siguió la más madura (y muy bonita) Markie Post (como Terrie Michaels), consolidada en ese lugar entre la segunda y la cuarta temporada. En la última llegó la casi septuagenaria Nedra Volz (Pearl).
Hay otro detalle insoslayable que aparece en el episodio piloto, desde el cual se configura toda la serie alrededor de su personaje central. En un momento vemos a Seavers saludando a James Coburn, a esa altura un gran veterano de las películas de acción, que le agradece los servicios prestados como su doble de riesgo. Coburn se interpreta a sí mismo para darle la verosimilitud adecuada a una historia que se mueve dentro del género conocido como “cine dentro del cine”. Ese factor se potencia, aunque siempre con personajes ficticios, en la película recién estrenada.
Coburn, de paso, es la figura que inaugura un extenso desfile de estrellas invitadas. Nombres famosos que ayudaron a darle lustre a la serie y ganar todavía más atractivo entre el público. Por allí pasaron, entre muchos otros, Richard Burton, Tony Curtis, David Carradine, Linda Evans, Stewart Granger, Buddy Hackett, Tom Selleck, Robert Wagner, nuestro recordado compatriota Alejandro Rey y hasta la mismísima Lindsay Wagner, conocida por todos como La mujer biónica. Muchos de ellos se interpretan a sí mismos en la serie. El episodio piloto tuvo como estrella invitada a Eddie Albert y al final aparecía fugazmente Farrah Fawcett, que ya era inmensamente popular gracias a Los ángeles de Charlie y se había casado con Majors en 1973. La pareja se divorció en 1982, en plena segunda temporada de Profesión peligro.
La vida hecha a los golpes de los dobles de riesgo de Hollywood aparece apenas comienza cada episodio. Vemos en los títulos una compilación de escenas de verdadero riesgo a cargo de estos especialistas (por ahí andan colgados de algún precipicio, saliendo de un vehículo que acaba de dar varios vuelcos o desafiando la ley de gravedad) y una primera escena en la que Seavers y Howie ejercitan su trabajo de dobles de riesgo en algún rodaje. También aparecen en cada secuencia de apertura referencias más o menos veladas a la vida de Majors en aquel tiempo. De manera bastante ingenua, casi al pasar, se deslizan frases y hechos que por momentos reducen o diluyen con bastante precisión la distancia entre persona y personaje.
La serie no deja de ser profundamente irónica en la descripción del vínculo que se establece entre las estrellas y sus dobles. En un momento del episodio piloto, Seavers dice que lo que gana con su oficio no le alcanza para tener una vida holgada, porque el costo de residir en Hollywood y trabajar en la industria del cine es muy alto. No le queda otra que instalarse en las afueras de Los Angeles, en una vivienda muy modesta, casi un diminuto rancho que parece sacado de algún paisaje del Lejano Oeste, que hasta tiene la bañera instalada a la intemperie. Allí se relaja al aire libre nuestro héroe al final de cada misión mientras saborea un buen cigarro. Eso sí, la vista que tiene de la ciudad desde allí es envidiable.
Majors no solamente actúa. También canta. Suya es la voz en el tema característico de la serie, “The Unknown Stuntman” (El doble de riesgo desconocido), con un sonido típicamente country recuperado ahora en la película. Una de las grandes estrellas actuales de este género, Blake Shelton, es quien la interpreta para la versión cinematográfica. La pegadiza canción alude, por supuesto, a las andanzas de los dobles de riesgo en la industria de Hollywood y la letra menciona a varias estrellas que a comienzos de los 80 estaban en el apogeo de sus respectivas carreras: la propia Farrah Fawcett, Sally Field, Bo Derek, Raquel Welch, Cherly Tiegs, Robert Redford, Cheryl Ladd, Burt Reynolds y hasta Clint Eastwood.
“Bueno, yo no soy de los que besan, pero me han visto con Farrah”, dice la letra, en otra alusión directa a la delgadísima línea que separa al protagonista real de la serie y al personaje que interpreta aquí. Pero en esos versos también se lee que esas actrices hermosas que caen en los brazos de los aguerridos dobles de riesgo en las escenas más peligrosas nunca se quedan con ellos porque prefieren siempre a los actores reales.
Como en muchas series que identifican a la época y sobre todo a su creador, Glen A. Larson (a quien le debemos otros éxitos televisivos como El auto fantástico, Magnum, Las aventuras de B. J. y Sheriff Lobo), el héroe siempre se queda al final de la mayoría de los episodios con la chica de turno y con la recompensa en la mano por haber capturado al criminal que se fugó.
También se pasea con las huellas de los golpes y los magullones recibidos durante cada misión. Colt Seavers es un hombre de acción que pone al servicio de la ley su destreza para las acrobacias y las escenas más peligrosas. Algunas de ellas las hace con la ayuda de su herramienta preferida, una pick up GMC Sierra 4x4, que ahora reaparece con las mismas características (y un definido estilo vintage) en la película, con Ryan Gosling al volante.
Cuando se conoció el episodio piloto, a comienzos de noviembre de 1981, The New York Times definió a Profesión peligro como un cruce entre las épicas payasadas sobre ruedas de Los duques de Hazzard y las tramas de acción cargadas de ironía propias de Los ángeles de Charlie. Había un clima de época en Hollywood por entonces muy propicio para este tipo de enfoques en la producción de cine y series.
La televisión argentina no tardó en reflejar las señales de esta tendencia incorporando a su pantalla casi todas las series exitosas de la época. Pero de todas ellas, sin duda Profesión peligro es hasta hoy una de las menos conocidas. El estreno de la película seguramente ayudará a recuperar lo mejor de esta historia.
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