A comienzos de los noventa, una serie realizada sin expectativas, se convirtió en el título favorito de los chicos
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Nadie esperaba nada de los Power Rangers, por eso su éxito tomó por sorpresa a sus responsables. Un híbrido imposible entre una ficción japonesa y una producción realizada en los Estados Unidos, se convirtió en el título de moda entre toda una generación de niños. Claro que detrás de ese show, hubo una historia de actores y actrices que no recibieron ningún crédito por ser los grandes impulsores de una marca que los desbordó, y luego los abandonó.
Big in Japan
El Sentai es un género muy popular en Japón. Se trata de series que intercalan escenas actuadas con otras en las que los protagonistas se enfundan en vistosos trajes para combatir gigantescos monstruos de toda clase. Este rubro comenzó a mediados de los años setenta y le dio nacimiento a una oleada de títulos que bajo la misma estructura, aún persisten en la televisión japonesa. Durante esa misma década, Marvel Comics con Stan Lee a la cabeza, consideraron que importar uno de esos shows podía ser un potencial negocio en los Estados Unidos. Así surgió una sociedad que buscaba intercambiar ficciones. De este modo, en Japón surgió una extraña versión de Spider-Man mientras que del otro lado del océano, Lee no tuvo la misma suerte. El creador de Iron Man no pudo vender a ningún canal de su país una reversión de un sentai llamado Sun Vulcan, y eventualmente ese proyecto quedó en el aire.
Pocos años después aparece en escena Haim Saban, un empresario televisivo de un ojo muy afilado para los negocios. Durante un viaje de negocios por Japón, el hombre descubrió esos mismos programas que tanto entusiasmaban a Stan Lee, historias de grandes batallas e histriónicas peleas. A Saban también le parecía atractiva la propuesta de cinco personajes enfundados en trajes coloridos. Convencido de su potencial, cuando regresó a los Estados Unidos, Saban puso en marcha un piloto de una serie llamada Bio-Man, un proyecto que tomaba imágenes del sentai Choudenshi Bioman. Pero el destino quiso que se repitiera la historia de Stan Lee y Saban se encontró con que todos canales le cerraban sus puertas. Hasta que el destino lo puso ante una visionara ejecutiva llamada Margaret Loesch, responsable de la programación de Fox Kids, quien coincidió con que un sentai americanizado podía tener chances.
La mirada de Saban
“A lo largo de siete años cargué con esta mochila y todos me decían que me sacara esa idea de la cabeza porque era muy raro ver dinosaurios y tipos en spandex”, recordó Saban en una oportunidad. Esa lucha de casi una década por vender el concepto de un sentai pensado para los Estados Unidos, finalmente recibió luz verde gracias a Loesch, que aprobó la producción de un piloto. El productor desechó su intención de adaptar la mencionada Choudenshi Bioman y adquirió los derechos de otra serie japonesa llamada Kyoryu sentai Jurenja. Esta otra ficción se centraba en un grupo de cuatro chicos y una chica, que enfundados en sus trajes y al mando de unos robots con forma de dinosaurios combatían contra una villana conocida como Bandora.
Con el material original japonés, Saban tenía un plan perfecto. Por un lado, iba a utilizar solamente las escenas de pelea del sentai y las iba a combinar con secuencias grabadas en los Estados Unidos, protagonizadas por jóvenes occidentales. Era un experimento que exigía desafíos inéditos para la televisión. “El principal reto tenía que ver con que el material de las peleas venía de Japón y nosotros estábamos obligados a obedecer ese arco narrativo. Por ejemplo, en un episodio los protagonistas luchaban contra un cerdo gigante y, sin tener demasiada idea sobre esa trama, nosotros teníamos que escribir un argumento que justificara lo que se veía en esa pelea. Con el tiempo aprendimos a agilizar ese procedimiento, y eventualmente hasta negociamos que los japoneses se acomodaran a nuestros personajes e historias”, recordó Saban. Bajo el título Galaxy Ranger, que luego cambió a Dino Rangers, el proyecto comenzó a tomar forma y el siguiente paso fue convocar a un casting.
Un hit inesperado
El equipo de producción de Dino Rangers estaba muy lejos de pretender grandes estrellas para su serie. Conscientes del presupuesto limitado, la intención era invertir lo menos posible en las figuras del show porque a fin de cuenta, el verdadero atractivo estaba en las escenas de peleas importadas. En una entrevista, Austin St. John (que interpretó al Power Ranger rojo) opinó sobre al respecto: “Miles de personas querían estar en el proyecto. Era un casting abierto y por eso aparecían personas de todos lados. Yo estaba convencido de que no iba a tener ninguna oportunidad de ser contratado, pero me equivoqué”.
Finalmente, el elenco quedó integrado por el mencionado St. John como Jason Lee, Amy Jo Johnson como Kimberly (Ranger rosa), Walter Jones como Zack (Ranger negro), Thuy Trang como Trini (Ranger amarillo) y David Yost como Billy (Ranger azul). A ese grupo se unió más adelante Jason David Frank en la piel de Tommy (Ranger verde, y luego blanco), un sexto héroe que debía aparecer una vez, pero que debido a su popularidad se convirtió en un protagonista estable.
El 28 de agosto de 1993, en los Estados Unidos debutó el primer episodio de la ahora denominada Power Rangers. Y si bien Saban y Fox Kids mantenían una discreta expectativa, la devolución del público fue abrumadoramente positiva. Los niños se entusiasmaron no solo con las peleas, sino con las escenas filmadas en los Estados Unidos, que ponían el acento en las versiones adolescentes de los héroes y su cotidianidad como estudiantes. Frente a un triunfo desmedido, Saban rápidamente debió buscar otras series sentai que tuvieran nuevas batallas para así reciclar dichas escenas en el marco de su show. De esa manera, en la segunda y tercera temporada de Power Rangers, el productor utilizó imágenes de Gosei Sentai Dairanger y Ninja Sentai Kakuranger.
Una ola de renuncias
Saban y su equipo debían hilar muy fino en el momento de realizar los cambios necesarios para occidentalizar las ficciones japonesas contratadas. Por ese motivo hicieron que el grupo tuviera dos mujeres, las Ranger rosa y amarilla, mientras que en la serie original, el Ranger amarillo era un hombre (motivo por el cual, solo la rosa tenía pollera cuando llevaba el traje). Otros de los cambios tuvo que ver con buscar ciertos clichés estudiantiles para el quinteto protagonista y, como una especie de El club de los cinco de cabotaje, los jóvenes eran un tímido nerd, un atleta y una popular estudiante, entre otros. Por otra parte, la producción tuvo que contratar actores que les prestaran sus voces a los monstruos de turno y si bien esa lista la engrosaron anónimos intérpretes, hubo un nombre que años después tuvo gran importancia. Bryan Cranston reveló que uno de sus trabajos iniciales en la industria fue el de doblar a dos villanos de la serie para los episodios “Foul Play in the Sky” y “A bad Reflection on You”. El actor, que poco tiempos después protagonizaría la enorme Malcolm in the Middle, aseguró que por ese trabajo cobró poco más de cincuenta dólares.
La fiebre Power Ranger no dejaba de crecer. Entre 1993 y 1995, años de oro para la franquicia gracias sus dos temporadas iniciales, el merchandising basado en esos personajes generaba una demanda inusitada en jugueterías y el show llegó a emitirse durante el prime time, algo que jamás había sucedido con una serie apuntada al público infantil. Saban tenía una mina de oro entre manos, que engrosaba sus ganancias a paso acelerado. Sin embargo, el show seguía produciéndose con costos muy por debajo de los habituales para cualquier otra serie de la época y desde luego, los sueldos de los actores eran fuente de ahorro.
Los cinco protagonistas habían firmado un contrato que no se amparaba en las leyes gremiales de la época y por ese motivo, sus salarios eran groseramente bajos. En una nota, St. John aseguró que durante el tiempo que trabajó en Power Rangers, hubiera ganado más dinero atendiendo la caja de un local de comidas rápidas. Finalmente, y luego de reiterados pedidos de aumento, Jones, Trang, St. John y Amy Jo Johnson abandonaron la serie entre la segunda y la tercera temporada, que por ese momento ya había superado los cien episodios. Se estima que cada uno de ellos ganaba seiscientos dólares semanales, en el marco de una franquicia que facturaba cerca de mil millones anuales.
La partida de cuatro de los protagonistas no le importó demasiado a la producción porque en ese momento era evidente que Power Ranger era una marca que podía sobrevivir a quien fuera el actor de turno. Para los capítulos posteriores a la ola de renuncias, Saban y su equipo reciclaron tomas no utilizadas de esos actores para generar nuevo contenido. Del quinteto original, el último en renunciar fue David Yost. El héroe de azul abandonó el show en 1996 debido a que técnicos y personal de la producción se burlaban de él por su orientación sexual. Yost era el blanco de crueles chistes homofóbicos y aseguró que en una oportunidad, un productor le dijo que no podía ser un Ranger, porque no existían “los héroes homosexuales”. Angustiado ante esta situación, Yost renunció al mundo Power Ranger.
Por su parte, y luego de abandonar la serie, Austin St. John se las rebuscó haciendo eventos enfundado en el popular traje rojo, pero sin su presencia en la televisión, eso no duró demasiado. Sin sueldo fijo, pronto se encontró sin techo y llegó a vivir adentro de su jeep hasta que un amigo lo ayudó económicamente. Lo último que se supo de St. John, fue que en mayo de este año lo acusaron penalmente por estafa. Por su parte, la actriz Thuy Trang (la Ranger amarilla) murió a los 27 años, en septiembre de 2001, en un accidente de tránsito. Fue un golpe muy duro para la familia de fans de la serie y a su funeral asistieron varios de sus compañeros de elenco.
Las tragedias e injusticias que marcaron los años iniciales de Power Rangers, sin embargo, no hicieron mella en su éxito. La popularidad de esta franquicia se mantuvo intacta y la posibilidad de comprar series japonesas con nuevas escenas de pelea, era la excusa ideal para rotar historias, cambiar protagonistas y rediseñar constantemente un hit televisivo cuyo atractivo, justamente, era su renovación. De este modo, la ficción inicial de los Power Ranger dio lugar a innumerables continuaciones como Power Rangers Zeo, Power Ranger Turbo, Power Ranger in Space y Power Ranger Lost Galaxy, entre muchísimas otras que al día de hoy, no dejan de entusiasmar al público infantil.
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