A mediados de los noventa, una ficción adolescente cambió las reglas de los dramas en televisión
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El de las series apuntadas al público adolescente es un rubro de gran riqueza. Debajo de personajes que parecen atravesar conflictos superficiales, se esconden profundos dilemas que interpelan a los televidentes jóvenes, y eso fue justamente lo que ocurrió con Party of Five. Esta ficción, que debía tener un tono ligero, se coronó como uno de los grandes dramas televisivos de los noventa, aunque para lograr eso, sus creadores arriesgaron un estilo que no era el habitual en las producciones de ese tipo.
Una nueva Beverly Hills 90210
A comienzos de los noventa, Beverly Hills 90210 era el título más popular de los apuntados al público adolescente. El drama de los hermanos Walsh había atrapado la atención de los jóvenes de Estados Unidos y el mundo, y los canales de televisión estaban atentos a producir un programa que le diera continuidad a esa tendencia.
Por eso, cuando el rating de Beverly Hills 90210 comenzó a bajar, todo estaba listo para que un nuevo producto tomara esa antorcha. Uno de los directores del grupo Fox, Sandy Grushow, le encomendó entonces a los guionistas Christopher Keyser y Amy Lippman la tarea de crear una historia dentro de esa línea y orientada a ese mismo público. “Quería una serie que tuviera muchos de los valores que 90210 mostraba en sus episodios iniciales. Que fuera una historia de adolescentes y para adolescentes. Y le presté atención a una propuesta sobre unos hermanos que habían perdido a sus padres en un trágico accidente de auto, y cómo esa situación los llevaba a tener que educarse a sí mismos”, explicó Grushow.
A la dupla de escritores les interesaba contar la historia de esos cinco hermanos que, solos ante el mundo, se encontraban ante el reto de criarse y ayudarse. Era una propuesta que permitía numerosas aristas, y las edades de los cinco protagonistas permitía navegar por historias de registro variados, todas amparadas en ese hilo rector sobre qué significaba no contar con una guía materna y paterna.
Pero los guionistas no querían un tono ligero para su historia, ni les interesaba acercarse a ese tema de forma trivial: ambos apostaban por un drama hondo con un tono que, según reconocieron en varias oportunidades, era deudor de Treinta y pico (una popular serie que hizo escuela por la rica forma de representar las contradicciones de una edad que, hasta ese momento, la televisión mostraba de forma estereotipada). Sin perder el tiempo, los guionistas entregaron un episodio piloto que fue aprobado por Fox, y a comienzos de 1994 dio inicio la producción de Party of Five.
En busca de los Salinger
Luego de la muerte de sus padres, los hermanos Salinger quedaban solos en su casa familiar de San Francisco. Con 24 años, Charlie se convertía en el tutor legal de sus cuatro hermanos: Bailey, de 16; Julia, de 15; Claudia, de 11, y el bebé Owen. Y así comenzaba una dinámica familiar atípica, con enfrentamientos inevitables, cuestionamientos hacia la autoridad de Charlie y una soledad que los atravesaba, a pesar del profundo amor que se tenían entre ellos. Pero hasta llegar a esa premisa, los guionistas debieron aceptar algunos cambios impuestos por Fox.
Inicialmente, Charlie iba a ser una mujer. Lippman y Keyser querían que fuera una hermana mayor la encargada de criar al resto de la familia, pero esa idea fue rechazada porque desde Fox les aseguraron que los espectadores no iban a empatizar con esa situación, y que el cabeza de familia debía ser un hombre. Por otra parte, el guion planteaba que los Salinger se encontraban en una situación económica muy precaria, pero desde la cadena televisiva también pidieron modificar eso porque consideraban que bastante dramática era la situación emocional de los protagonistas como para agregarles también penurias monetarias. Finalmente, y luego de esos cambios, la producción dio inicio al casting para encontrar a los Salinger.
El primer nombre en ser confirmado, fue el de Scott Wolf. El actor que apenas superaba los veinte años, se quedó con el papel de Bailey, el segundo de los hermanos. Matthew Fox fue el elegido para interpretar a Charlie, mientras que Lacey Chabert encarnaría a Claudia, la niña de la familia. Para el rol de Julia, la producción no terminaba de encontrar ninguna opción, hasta que apareció una joven canadiense llamada Neve Campbell, una estudiante de danza que se presentó al casting, solo porque necesitaba un trabajo que le permitiera residir legalmente en Estados Unidos. Campbell tenía 19 años cuando hizo la prueba, y si bien los productores querían una intérprete más joven para ese rol, el estilo de la actriz los convenció de inmediato, y no dudaron en ofrecerle el papel.
En una entrevista del año 2000, Wolf reveló un momento muy especial que se vivió antes de empezar el rodaje de la serie: “Recuerdo que nos juntaron a todos, y la guionista Amy Lippman nos dijo: ‘Felicitaciones, ustedes son los Salinger’. Entonces, nos miramos a los ojos e inmediatamente sentimos que siempre habíamos sido parte de un mismo grupo. Desde ese primer día, ya éramos familia”.
Eso que menciona Wolf, en gran medida, fue uno de los motivos que le dio tanta calidez a esta serie, porque entre los actores y actrices había una dinámica genuina, un verdadero sentimiento de unidad. Y si bien la crítica coincidía en que Party of Five era una de las mejores series de la temporada, el público y el rating brillaban por su ausencia.
El fantasma de la cancelación
El 12 de septiembre de 1994, el primer episodio de Party of Five se estrenó en las pantallas de televisión de Estados Unidos. Desde el primer capítulo la serie se mostraba sólida. Las cajas de pizza acumuladas en todas las esquinas de la casa Salinger evidenciaban esa ausencia materna y paterna, marco del drama de esos hermanos. Los guiones estaban muy por arriba del que tenían otras series adolescentes, y había un evidente interés por abordar temas no muy habituales en ficciones destinadas a ese sector. De esa manera, el alcoholismo, la violencia doméstica, los abusos intrafamiliares, o el cáncer a una edad temprana fueron tópicos que marcaron a los Salinger (la única idea que los guionistas no pudieron desarrollar por pedido del canal fue que Julia se realizara un aborto). Lamentablemente, y a pesar de su muy buen nivel, la historia no encontraba respuesta por parte de los televidentes.
A lo largo de las dos primeras temporadas, Party of Five era un fracaso en términos de rating. Por ese motivo, los rumores de una cancelación eran constantes, y todo el equipo había asumido que difícilmente la ficción llegara a una tercera temporada. En una nota de la época, la guionista Amy Lippman recordó: “Estábamos tan cerca de ser cancelados que recuerdo que todas las mañanas, luego de cada episodio estreno, me despertaba y lo primero que hacía era pedir los números del rating. Y siempre pensaba que me daban las cifras incompletas, porque no entendía cómo era que la gente no se enganchaba con nuestra serie”. Cuando parecía que la ficción tenía fecha de vencimiento fijada, los Globo de Oro torcieron ese destino.
En el año 1996, Party of Five se llevó el por entonces prestigioso galardón a mejor drama televisivo, ganándole la pulseada a otras nominadas como E.R. Emergencias y NYPD Blue. Los televidentes no comprendían cómo un drama del que nadie hablaba le había ganado a esos pesos pesados, y poco a poco, empezaron a prestarle atención a esa ficción que pasaba muy por debajo del radar. Y así descubrieron a los Salinger, y pronto esos números magros, se convirtieron en un rating fabuloso que garantizó la permanencia del show al aire.
La importancia de Jennifer Love Hewitt y el adiós de Neve Campbell
Hay algo que es indudable, y es que en el éxito de Party of Five mucho tuvo que ver con la presencia de Neve Campbell y de Jennifer Love Hewitt. Ambas actrices se convirtieron en emblema de la serie y en una suerte de canon de belleza de la época. Y aunque Campbell estuvo presente desde el primer episodio, la llegada de su compañera fue mucho más fortuita.
En la piel de Sarah, Love Hewitt era el interés romántico de Bailey, una joven que sufría una crisis personal cuando descubría que era adoptada. Se trataba de un personaje invitado, que según reveló la actriz, iba a durar muy poco en pantalla: “Se suponía que Sarah solo iba a aparecer en nueve episodios. Pero luego me preguntaron si podía quedarme por trece capítulos más, y luego me consultaron si quería hacer otra temporada, y así siguió hasta el final. Y siempre me sentí enormemente agradecida por esa posibilidad”.
Durante la segunda mitad de los noventa, la fama de ambas actrices las llevó a proyectar una carrera en el cine, un rumbo que como es sabido, no se combina fácilmente con los compromisos televisivos. Para colmo, en el transcurso de la quinta temporada (emitida en 1998), el rating empezó a bajar nuevamente. La sexta temporada dio comienzo en octubre de 1999, y a pesar de que algunos miembros de la producción pensaban que esa tormenta pasaría, Campbell lanzó una bomba cuando anunció que se retiraba de la serie; tan solo tres semanas después de esa noticia, Fox comunicó que Party of Five llegaría a su final en el episodio número 142, emitido el 3 de mayo del 2000.
Poco antes de concluir, hubo algunos intentos por exprimir algo de la popularidad que le quedaba a la serie. Love Hewitt protagonizó un spin off titulado Time of your Life, que duró apenas 19 episodios. Sin bajar los brazos, los guionistas barajaron algunas ideas para nuevos desprendimientos y, en una entrevista, Chris Keyer reveló una idea que no pudo concretar: “Llegamos a planear una historia que giraba alrededor de Charlie y Claudia, en la que también iban a participar brevemente el resto de los hermanos. El eje sería la nueva vida de Charlie, y el modo en el que la vieja familia, le daba paso a la llegada de una nueva familia”.
El legado de Party of Five fue clave para la televisión del nuevo milenio. Las adolescencias desestructuradas que mostraron series como Dawson´s Creek o Freaks and Geeks no hubieran sido posible sin los Salinger como heraldos. Por ese motivo, es que esta ficción es recordada con cariño por quienes fueron adolescentes en esa última porción de los 90 y encontraron en esos hermanos un relato con el que pudieron establecer un vínculo de entrañable empatía.
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