One Piece: de qué trata esta gran aventura de estrafalarios cazadores de tesoros que llega a Netflix
El sueño de un joven pirata es el puntapié inicial de esta serie, que adapta un popular cómic japonés que se publica desde 1997 y que se coronó como uno de los materiales de lectura más vendidos de todos los tiempos a nivel mundial
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“¡Voy a ser el rey de los piratas!”, repite una y otra vez Monkey D. Luffy, un joven aventurero que zarpa al mar en busca de grandes tesoros. A lo largo de ese camino, el protagonista se rodeará de un leal grupo de amigos que se convierten en su familia y en los únicos socios posibles para derrotar a una infinidad de villanos. De eso se trata One Piece, y la llegada de su versión live action es el intento por masificar a nivel global, un cómic que en Japón es una franquicia millonaria, desde su debut en 1997.
En una charla con LA NACIÓN, el autor de este manga, Eiichiro Oda (una leyenda viviente del cómic mundial), habló sobre las aspiraciones que tiene con esta flamante adaptación que llega este jueves a la pantalla de Netflix.
En busca del One Piece
Antes de ser eliminado por la Marina, Gold Roger le revela a los miles de testigos que observan su ejecución pública que el tesoro más grande del mundo, el One Piece, permanece oculto en algún rincón del mundo. De ese modo se prende la mecha de la gran era pirata, con miles de hombres y mujeres que se lanzan a la búsqueda de dicho tesoro. Pero esa es la excusa, el McGuffin que le permite a Eiichiro Oda dar el puntapié inicial a una saga que va mucho más allá de eso, y que en realidad reflexiona sobre numerosos temas como la amistad, la tenacidad, la voluntad heredada y la importancia de curar cicatrices de la infancia.
El protagonista es Monkey D. Luffy (Iñaki Godoy), un joven que sueña con encontrar el One Piece, y que de niño adquirió la habilidad de convertir su cuerpo en goma luego de comer una fruta. Porque sí, el mundo de One Piece no solo tiene grandes villanos y estrafalarios héroes, sino también la presencia de unos misteriosos alimentos llamados Frutas del Diablo, que le otorgan a quien los ingieran un impredecible poder.
En la historieta, Luffy y sus compañeros son aventureros únicos en su estilo, y sus proezas tienen un ritmo que parece imposible de trasladar a una serie de acción real. “Lo que más me preocupaba era que los personajes, y especialmente los Sombreros de paja (nombre con el que se denomina al grupo de Luffy) se mantuvieran cercanos a su versión en manga. Ellos debían ser fieles a esos héroes que los lectores aprendieron a amar, y este fue un concepto que trabajamos a lo largo de todos los episodios. Yo sabía que sin importar qué tan grande fuera la serie, si el público no aceptaba a estos personajes, eso nos iba a hacer fallar irremediablemente. Por ese motivo es que hubo muchas revisiones en los guiones, para prestarle total atención a la curva dramática de cada uno de los protagonistas”, asegura Eiichiro Oda.
También en diálogo con LA NACIÓN, el director Marc Jost (responsable de los primeros dos episodios de la temporada) se refirió a la importancia de darle a esta versión una identidad propia: “Si tratás de hacer un live action con lo mismo que sucede en el manga, no va a verse nada bien. Entonces cuando hacés una adaptación, es importante que sepas por qué la estás haciendo. Uno no quiere replicar todo, y ahí está el punto. A la serie de acción real teníamos que agregarle algo, y para mí eso tuvo que ver con darle una mayor dimensión a los personajes”.
Más adelante, siguiendo con la importancia de los protagonistas como vehículo para captar la lealtad de los fans, el director destaca: “Cuando lees lo que escribió Oda, comprendés que él le dio a todos los protagonistas un pasado enorme, y con eso podés construir héroes increíbles, dueños de emociones complejas con las que es fácil empatizar. El de One Piece es un mundo estrafalario, pero si creés en estos personajes y en cómo logran superar sus obstáculos, vas a amarlos y solo eso te va a importar”.
Los desafíos de una adaptación real
“En el pasado, recibí muchas ofertas para adaptar One Piece a un live action, pero durante años las rechacé a todas. Pienso que el manga no es un medio que esté pensado para convertirse en una serie de acción real”, reconoce Oda con respecto a su histórica posición de no llevar su obra magna a un territorio que no sea el animado. Y mientras los fans consideraban que él jamás iba a cambiar de idea, Netflix hizo lo imposible, como él mismo explica, para hacerlo cambiar de idea. “Llegó un punto en el que los efectos especiales avanzaron mucho y vi películas que me convencieron de que existía la tecnología necesaria para hacer posible mi relato. Lo único que necesitaba, era encontrar a los socios adecuados, y hoy soy feliz al decir que el resultado final de esta serie, le hizo justicia a mi visión de la obra, y al mundo que dibujé”, asegura.
Teniendo en cuenta que Oda lleva 26 años escribiendo y dibujando esta pieza, la gran mayoría de productos asociados a One Piece no reciben luz verde sin su visto bueno. Lejos de ser un George Lucas o un George R. R. Martin, cuyas ficciones no tardaron en presentar incoherencias y contradicciones varias, One Piece no tiene lagunas y, detrás de cada uno de sus capítulos, se encuentra la firma de su autor, alguien que posee un control y un conocimiento total sobre las decenas y decenas de personajes que conviven en su trama. Por ese motivo, Oda se reservó para sí mismo la más importante de las cláusulas, al momento de autorizar un live action basado en su historieta: “Me permitieron tener el derecho de darle la bendición final a todos los aspectos de la producción de la serie, los guiones, el montaje, el sonido, todo. Me dejaban opinar si algo estaba bien como para seguir, o en caso de no sentirme satisfecho, ponerlo en pausa”.
Para el historietista, contar con el aprobado final fue una gran responsabilidad, y por ese motivo sufrió mucho las instancias en las que sentía que el proyecto se estancaba. “Hubo un momento en el que pensé que íbamos a tener que posponerlo todo hasta el próximo año, porque teníamos muchas diferencias en determinadas escenas, y sentía que esto no iba a ser posible”, confesó el autor. “Por suerte, todo el equipo de producción supo encontrarle una respuesta a todas mis observaciones, y me sorprendieron cuando lograron que todo eso que me preocupaba fuera posible de resolver”.
Por amor a los fans
La serie de One Piece debe lograr un complejo equilibrio. Por un lado, tiene que entusiasmar a los fans que siguen desde hace tiempo la épica de Luffy, un público al que Oda le prestó una atención especial. “El principal desafío de esta adaptación es el de no traicionar las expectativas de quienes ya son fans de One Piece. Y luego de muchas conversaciones con el equipo de producción y los guionistas, llegamos a la conclusión que en este live action los personajes se debían sentir como esos mismos héroes que los lectores llegaron a amar y a aceptar. Y creo que lo logramos”, señala. Pero a la par de convencer a sus seguidores históricos, esta serie también debía conquistar a aquellos que jamás escucharon hablar de Luffy y su tripulación. “A quienes no conocen esta historia, les digo que abandonen sus celulares un momento y se dejen llevar por esta ficción, ya que jamás habrán visto nada como esto. Acá van a conocer a un grupo de personajes que disfrutan de la aventura, y en Luffy descubrirán a alguien que los empujará a luchar siempre por sus sueños”, sugiere Jost.
Alcanza con ver un episodio del animé de One Piece o leer un capítulo de la historietapara encontrarse con un mundo tan fascinante como inclasificable. Eiichiro Oda diseña personajes de físicos imposibles, poderes que rayan el absurdo y combates que transcurren en islas que se asemejan al Japón feudal, a las calles de Venecia o a paisajes que homenajean el estilo de Gaudí.
Claro que esa coctelera es el marco de una saga atravesada por los sentimientos de sus protagonistas y por el entusiasmo que significa una épica en la que todo es posible. One Piece tiene momentos de enorme dramatismo, pero eso nunca somete al que se revela como el verdadero timón de la historia, que es esa avidez por la aventura y por descubrir un mundo que sorprende isla a isla. “Mi visión como autor siempre es la de crear una realidad optimista”, asegura Oda, y concluye: “Si alguien quiere ver una serie sombría y solemne, va a tener muchas opciones a disposición. Pero eso no es One Piece, porque este es un relato para relajarse y disfrutar. Mi forma de comprender el entretenimiento, tiene que ver con sumergirte en algo que haga pasar rápido tu tiempo, y este show te va a permitir hacer justamente eso”.
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