Oficina Burman: un viaje a la usina de ideas abierta hacia el mundo entero
Convertido en empresario que juega en ligas internacionales; el cineasta Daniel Burman estrenará mañana Supermax, una coproducción con la Globo brasileña, y prepara la primera serie argentina para Netflix
En la recepción dos paredes enfrentadas dan la bienvenida. A la izquierda una foto del elenco en pleno de El rey del Once tomada por Marcos López. A la derecha una máquina de escribir Olivetti, tan vieja como bella, que parece invitar a tocar sus teclas. Las paredes enfrentadas cuentan una historia, hablan de lo que sucede una vez que se las deja atrás. Es la Oficina Burman, cuartel central, punto de encuentro y usina de ideas y contenidos en el que se ven, gracias a los pósters, algunos decorados, premios y recuerdos los más de veinte años que lleva Daniel Burman como director, guionista y productor de cine. Y también por allí asoma el nuevo oficio que está aprendiendo desde que se embarcó en el proyecto que titula como "la experiencia más intensa de mi vida profesional".
Los espectadores sabrán de qué se trata mañana, a las 22, cuando por la TV Pública se estrene Supermax , la primera serie que dirigió y produjo para la cadena de televisión brasileña Globo. Un paso gigante que anticipó otros igual de grandes que vendrán después:Edha, la primera ficción de Netflix hecha en la Argentina que creó junto con el autor Mario Segade; el regreso al cine con la adaptación de la novela También esto pasará de Milena Busquets ; el lanzamiento de dos nuevos libros en su editorial Treintayseis y la más de docena de proyectos televisivos que está desarrollando junto al grupo Mediapro, poderosa productora internacional que decidió sumarse a la iniciativa de Burman.
"Sé que no parece algo mío y me gusta que piensen eso. Supermax fue la experiencia más importante de mi historia como realizador. De pronto tuve en manos un proyecto en el mayor centro de producción de Iberoamérica, los estudios Globo, que tienen una capacidad de producción tremenda y una forma de trabajar a la que uno no está acostumbrado. Lo usual es que como autor vos escribas algo y sientas como si estuvieras llevando una llama olímpica que en la salida te ilumina y que cuando empezás a correr se va apagando. Tratás de llegar al final con la esperanza de que quede algo. Mi experiencia en Globo fue ir corriendo con la antorcha y que se fuera sumando gente para mantener el fuego y hacerlo más grande. Todo el proceso de trabajo está armado para poder expandir el concepto narrativo del autor", se entusiasma Burman al recordar la propuesta que llegó en el momento más indicado.
"Es un proyecto tremendamente ambicioso que implicó efectos especiales, escenas de violencia, de riesgo, que yo tenía que aprender a hacer. Y fue un desafío gigante en un momento en el que sentía que había contado todo lo que quería contar y estaba en crisis con respecto a cómo quería seguir mi vida profesional. Fueron 16 semanas de grabación en Río de Janeiro, jornadas de 14 horas de lunes a sábado, en portugués, idioma que cada vez hablo peor. Lo voy desaprendiendo", se ríe el director. Y, aunque insista con su menos que perfecto dominio del portugués, alcanza con ver el primer episodio de la serie -en abril llegará a España y durante el año a Uruguay, México y los Estados Unidos-, para darse cuenta de que las diferencias idiomáticas no fueron impedimento para lograr un programa lleno de intriga, suspenso y drama. Un relato que en principio cuenta la historia de un reality show, Supermax, ambientado en una cárcel en la que diez años antes ocurrió un sangriento motín. Allí, en medio de la nada, para instalarse dentro de las grises paredes llegarán ocho participantes y un conductor/carcelero interpretado por Santiago Segura.
"Conté con un equipo de autores comandado por Mario Segade y los realizadores Bruno Hernández y Hernán Goldfried con los que armamos una cosa bastante atípica.Un equipo de tres directores de funcionamiento horizontal en el que agarrábamos cada capítulo y nos preguntábamos: «¿Quién sabe hacer mejor esto?» y el que levantaba la mano lo hacía. Nos consultábamos todo. Yo iba de un estudio a otro con unos carritos de golf muy simpáticos, era todo muy delirante. Vivíamos en ese sueño, de lunes a sábado", explica Burman que luego de aquellos meses en Río y las semanas de grabación en Salinas Grandes en Jujuy, trabajó con el equipo durante seis meses en la posproducción de los diez episodios del programa.
"Le dimos el tiempo que necesitaba. A todo. Ahí no hay mucho misterio, el tiempo dedicado al guión, la producción y la actuación resultan en algo bueno, las cosas que se hacen a las trompadas no funcionan", dice y de hecho, su relato de cómo fue la producción de Supermax es casi lo opuesto de hacer cosas a las trompadas. Recuerda la dedicación absoluta, las dificultades profesionales y personales de filmar fuera del propio país y en ese viaje todo se le vuelve un poco increíble. "Cuando miro todos los capítulos me da la sensación de que los hizo otro. Veo la escena del motín del primer episodio y si pienso en tener que filmarla de vuelta siento que no puedo. En este proyecto recuperé algo que había perdido que es la inocencia de los comienzos, cuando te animás a todo porque igual no pasa nada", dice el director que más allá de toparse con nuevos géneros y recursos visuales también tuvo la complicada tarea de armar un elenco con actores que, en algunos casos, solo conoció en persona cuando llegaron a Brasil para incorporarse a las grabaciones.Un ensamble que incluyó al mencionado Segura, a Cecilia Roth, Antonio Birabent, Guillermo Pfening, Juan Pablo Geretto, Laura Novoa, Alexia Moyano, Nicolás Gold, el uruguayo César Troncoso, el español Rubén Cortada y la brasileña Laura Neiva. Una torre de Babel de acentos y modismos que se fusionan sin costuras en el mundo del sádico reality show de la ficción.
"No quisimos inventar nada. El español es español, viene de España y punto. Maridar el trabajo de esos actores que venían de lugares tan distintos y con formas de trabajo tan disímiles fue maravilloso. Era un desafío extraordinario. El personaje de Sunny (Neiva), por ejemplo, iba a hablar castellano pero vimos que funcionaba tan bien en su idioma que dijimos: «se filtró en el reality alguien que habla portugués». Modificamos el guión y salió muy bien. Todo el tiempo la realidad se impone sobre la ficción. Y no hay ficción que pueda ir en contra de eso. La ficción entretiene pero es muy débil. Por eso hay que hacerla bien para que se sostenga ese ratito, esa hora", define Burman que está llenando su Oficina homónima de varios equipos que avanzarán con la preproducción del proyecto de Netflix y trabajarán en el desarrollo de los guiones de las dos primeras series de la docena en preparación que hará junto a Mediapro: Stroke sobre cómo el ACV que sufre un hombre de 40 años lo lleva a replantearse su vida y la adaptación del libro Iosi, el espía arrepentido, una investigación periodística realizada por Miriam Lewin y Horacio Lutzky sobre el policía que se infiltró en la comunidad judía y contribuyó a la organización del atentado de la Amia. Y todo eso mientras aprende a ser showrunner, esa profesión fundamental para crear y llevar adelante una serie que combina las tareas de producción con las creativas, que tiene algo de director técnico y de general frente a sus tropas también.
"Tuve que aprender que ese oficio nuevo implica responsabilidades artísticas y de producción, supone tener liderazgo, iniciativa, crear una mística alrededor del trabajo, pero el mayor aprendizaje es el de cómo administrás tu energía. Yo soy muy de arrancar el día corriendo y en Brasil empezaba queriéndome comer la serie y a las tres de la tarde estaba tomando guaraná en polvo, maca peruana, lo que fuera para recuperar la energía. Y en Jujuy al cuarto día estaba con el tubo de oxígeno", se ríe el director que, acostumbrado a que le pregunten respecto de las diferencias entre hacer cine y televisión, entre contar una historia en dos horas o diez, ensaya una conclusión contundente sobre el consumo y la oferta de series. "Me parece fantástico que hoy en día parte de nuestra dieta cotidiana suponga el consumo de historias. La gente trabaja, hace una actividad física cuando puede, come y ve algo. Y si no lo ve alguien se lo cuenta. En como en los inicios de la humanidad. Los tipos iban a cazar el mamut, volvían ensangrentados, prendían el fuego y el que era muy viejo para la cacería se encargaba del relato. No cambió nada. Con el vértigo que tiene el mundo, que nos sigamos deteniendo para que nos cuenten algo en lo que encontramos un espejo es extraordinario".
Apuestas y proyectos
- Supermax. Tras trabajar como "doctor" de guiones, la cadena brasileña lo convoca para su primera serie en español. La TV Pública argentina, TV Azteca de México, Mediaset de España y Teledoce de Uruguay son productores asociados.
- Edha. Es el creador junto a Mario Segade de la primera serie de Netflix que se realizará en la Argentina. Transcurrirá en el mundo de la moda local y estará disponible para los más de 80 millones de suscriptores de la plataforma.
- Mediapro. Incorporada al grupo de producción europeo, Oficina Burman prepara más de doce proyectos de ficción. Un trabajo que están desarrollando junto al productor israelí Ran Telem, responsable del contenido internacional de Mediapro y creador de la serie en la que está basada Homeland.
- Cine. En 2018 Burman planea regresar al cine con la adaptación del libro También esto pasará, de Milena Busquets, que se filmará en Cadaqués, España.
- Libros. Este año, la editorial treintayseis que creó junto a la directora de arte e ilustradora Margarita Tambornino lanzará dos nuevos libros.
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