Netflix: Steve Carell regresa a la pantalla chica con una comedia que imagina el "ejército espacial" de Trump
El general Naird no camina, corre. El general Naird puede ser espontáneo si así se lo ordenan sus superiores. El general Naird es el personaje central de Fuerza espacial, la comedia que ya está disponible en Netflix. Y el general Naird es, además de todo lo anterior, una especie de compilado de grandes éxitos, un acumulado de todo lo que sabe hacer excelentemente bien el actor que lo encarna: Steve Carell.
El personaje que el actor creó junto al guionista Greg Daniels –viejo socio de los tiempos de The Office– tiene algo de aquel Michael Scott; un poco de Brick Tamland, el meteorólogo de El reportero: la leyenda de Ron Burgundy; una pizca de su consagratorio papel en Virgen a los cuarenta, algo de su versión del torpe Maxwell Smart de la remake del Superagente 86, bastante del padre amoroso de Loco y estúpido amor y ciertas reacciones de Gru, el protagonista de Mi villano favorito, al que Carell le presta su voz en la versión original del film animado.
Y lo que en otro actor podría ser apenas un reciclado de viejos tics y manierismos, en Carell es la confirmación de su rango interpretativo y su inigualable capacidad para ser siempre otro, sin dejar de ser él mismo. Que es exactamente lo que hacía en The Daily Show, su primer paso firme en la TV después de algunos tropezones que casi lo convencen de volver a Chicago y a la famosa compañía teatral Second City donde se formó. Pero no: Carell persistió y entre 1999 y 2005 se ganó un espacio en aquel programa de humor político que conducía Jon Stewart. Fue allí donde muchas veces le tocó a entrevistar a personas muy cercanas al poder, como el entonces candidato a la presidencia John McCain. Un estilo de entrevistado que parece haber inspirado algunos de los rasgos del noble pero inflexible Naird.
En la nueva serie, el general, orgulloso de su servicio en la fuerza aérea, debe lidiar con la nueva misión que le asigna el caprichoso presidente norteamericano (al que nunca se nombra, pero que curiosamente tiene las mismas ideas de Donald Trump) en la fuerza espacial, la nueva división militar que debe liderar. Decidido a cumplir con las órdenes de sus superiores a como de lugar, Naird deberá enfrentarse no solo con el equipo de científicos que encabeza el doctor Adrien Mallory (John Malkovich) sino también con la rebeldía de su hija adolescente y la ausencia de su esposa Maggie (Lisa Kudrow).
Convocados por Netflix, Carell y Daniels construyeron a Naird sobre las bases del trabajo que ya habían hecho durante años en la versión norteamericana de The Office, un proyecto por el que en su momento pocos apostaban y que sin embargo tentó al actor lo suficiente para dejar The Daily Show en su mejor momento.
El salto hacia adelante y lo desconocido, claro, le salió muy bien a Carell. No solo consiguió seis nominaciones al premio Emmy por su interpretación de Michael Scott, el jefe a veces despótico, siempre ridículo y cada tanto tierno de la aburrida oficina de venta de papel, sino que gracias a la popularidad del programa logró hacer el por entonces complicado pase a la pantalla grande.
El mismo año en que comenzó en The Office, Carell también encabezó la comedia Virgen a los cuarenta que escribió junto al director debutante Judd Apatow en base a uno de los personajes que había creado años atrás para sus sketches en Second City.
El éxito de la película colocó al actor en la punta de la pirámide de Hollywood en relación a las comedias, pero también le permitió probar suerte más allá del género. Eso sucedió en el film Pequeña Miss Sunshine, en el que demostró que más allá de su habilidad para la comedia física y su capacidad para interpretar a todo tipo de queribles bobos –como el que encarnó en La cena de los tontos y su hilarante Brick Tamland en la secuela de El reportero–, también tenía otras cosas que mostrar. Y lo hizo primero en la comedia dramática Loco y estúpido amor y luego en Foxcatcher, película en la que encarnó al perturbado y perturbador John du Pont, un papel que le consiguió su primera nominación al Oscar.
Aunque no ganó la estatuilla, esa marca le permitió armar una carrera tan ecléctica como exitosa con grandes papeles como los que interpreta en La batalla de los sexos y el conductor de noticiero atrapado por sus propios demonios en The Morning Show, la serie de AppleTV+ que lo llevó de regreso a la TV aunque bien lejos de su inofensivo y gracioso personaje de antaño. Aquel que los espectadores tal vez volverán a encontrar en algunos de los gestos del estricto, eficiente, romántico, bien intencionado y anticuado general Naird, un soldado que tiene la misión de conquistar el espacio aunque no pueda mantener el orden ni en su propia cocina.
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