Netflix: Sophia Lillis es el arma secreta de la serie Esta mierda me supera
Esta mierda me supera (I Am Not OK with This, Estados Unidos/2020)Creadores: Jonathan Entwistle, Christy Hall. Elenco: Sophia Lillis, Wyatt Oleff, Sofia Bryant. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena.
Una adolescente introvertida, con una angustia que se adivina en sus hombros encorvados y una ira mal contenida que aflora en los momentos menos pensados. Sydney Novak no la está pasando bien: su papá su suicidó hace pocos meses, su mamá suele cargarla con las tareas domésticas y el cuidado de su hermanito mejor y su mejor–y única–, amiga empezó a salir con el chico más popular de la escuela. Y, como si algo le faltara a la protagonista de esta serie –que comparte origen literario y creadores conThe End of The F***ing World– de un momento para otro la chica adquiere un superpoder destructivo que se activa cuando está enojada o alterada por algo. Lo que sucede casi todo el tiempo.
La premisa de la ficción es una combinación –un pastiche– del subgénero de película de adolescente conflictuado que John Hughes elevó en los años ochenta y los relatos de superhéroes que dominan la narrativa en estos tiempos. La mezcla funciona, aunque la exageración con la nostalgia de la década del 80 resulta demasiado exagerada y conveniente.
Como sucede con la muy superior Sex Education –también disponible en Netflix– el espectador distraído puede pensar que se trata de una serie de época, especialmente porque además del vestuario retro estos deben ser los únicos adolescentes en el planeta que apenas usan sus celulares. Esa disforia temporal puede ayudar a estirar conflictos que de otra manera se resolverían con una llamada telefónica o una vuelta por Google, pero también le juegan en contra a la construcción de sus personajes centrales. Aunque entretenidos, por momentos muy gracioso y hasta conmovedores, los guiones de Esta mierda me supera en gran medida funcionan gracias al talento de Sophia Lillis (It, Sharp Objects), la joven actriz que interpreta a Sydney con la precisa medida de irritación, vulnerabilidad y emoción adolescente. Es gracia a ella y la brillante banda de sonido creada por el músico británico Graham Coxon que la serie logra superar muchos de sus puntos más débiles y distinguirse de otros ciclos en su mísma línea.
Otro de sus elementos distintivos es la duración de los episodios, que no exceden los veinte minutos. Tal vez esa decisión narrativa sea la mejor idea con la que cuenta la serie y la que mejor se adapta al consumo de los adolescentes actuales que pueden identificarse con Sydney, la chica que no cree ser especial y que no sabe qué hacer con ese enojo que borbotea en su interior. Hasta que rebalsa y todo se sale de control.
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