¿Es posible ponerle rostro al coronel Aureliano Buendía más allá de la imaginación de quien empieza a leer Cien años de soledad?
¿O que el desventurado militar tenga finalmente una cara reconocible gracias a convertirse en personaje de una saga al igual que pasó con Harry Potter?
Netflix quiere lograrlo y por eso compró los derechos para producir la primera versión filmada de la novela cumbre de Gabriel García Márquez , la obra que el fallecido escritor siempre quiso lejos de las pantallas.
El anuncio fue realizado por la compañía de streaming este miércoles 6, fecha en la que el colombiano ganador del Nobel de Literatura cumpliría 92 años.
"Netflix ha adquirido los derechos para desarrollar la amada y aclamada novela, considerada una de las obras más importantes del siglo XX, en una serie original en español", señaló la empresa en un comunicado.
La plataforma, que llegó a un acuerdo con la familia del escritor, añadió que los hijos de García Márquez, Rodrigo y Gonzalo, serán los productores ejecutivos de la saga y que será filmada en su mayoría en Colombia.
"En la actual era dorada de la serie, la calidad cinematográfica del contenido y la aceptación por parte del público mundial de programas en idiomas extranjeros, no podía ser el mejor momento para hacer la adaptación", declaró su hijo Rodrigo, pese a la histórica oposición de su padre a que esa novela fuera llevada a las pantallas.
Una novela no apta para el cine
Y es que, aunque varios de sus trabajos fueron adaptados para el cine, Gabo escribió Cien años de soledad como un escape de la pantalla grande, explica Nicolás Pernett, investigador especializado en la obra de García Márquez.
"La novela fue una reacción al mundo del cine. En aquel momento, en México, había logrado trabajar en esa industria escribiendo guiones y haciendo adaptaciones", señala a BBC Mundo.
Pero Cien años de soledad, cuya primera edición data de 1967, "juega en contra de muchas de las convenciones del cine", añade Pernett.
"Se le da la inspiración para hacer una novela que fuera difícil convertirse en una película", afirma el experto al señalar elementos del libro como el manejo del tiempo, los monólogos de los personajes y ciertas escenas del libro que serían muy complicados de llevar a la pantalla.
Las ofertas rechazadas
Los registros señalan que fueron varias las veces que productores y directores tentaron a García Márquez con filmar Cien años de soledad para el cine o la televisión, pero una en particular ganó notoriedad.
Fue una propuesta realizada por Anthony Quinn, el actor y director de origen mexicano que intentó convencerlo con una oferta pública de 1 millón de dólares a finales de la década de los 70.
El hecho no habría pasado de ser una mera anécdota si no fuera porque el ganador de dos premios Oscar obtuvo una desmentida del colombiano en una de las columnas que escribía en esa época.
Mi deseo es que la comunicación con mis lectores sea directa, mediante las letras que yo escribo para ellos, de modo que ellos se imaginen a los personajes como quieran
Quinn, según relató el propio García Márquez, lo había acusado en una revista española de comunista y de pedirle que la oferta económica no se haga pública.
Finalmente, ambos se conocieron en una cena, pero de la oferta no se volvió a hablar.
El colombiano revelaría también que mucho antes de aquello ya le había ofrecido 2 millones por llevar al cine la novela.
Un hombre de cine
Pese a que su mayor reconocimiento se debe a la literatura, los aportes de García Márquez a la cinematografía son parte importante de su trayectoria.
La producción audiovisual fue parte de sus pasiones y lo demostró desde los guiones que escribió, adaptaciones, crítica especializada y la apertura de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba) que inauguró junto a Fidel Castro en 1986.
Pero en criterio de Nicolás Pernett, los reparos para filmar su novela más famosa no son contradictorios con la pasión del colombiano por la cinematografía.
De hecho, destaca que desde San Antonio de los Baños el escritor incentivaba a los alumnos a la producción de series televisivas "ya vaticinando el enorme potencial que este género tomaría".
Los hijos de Gabo quieren ahora aprovechar ese potencial para que finalmente puedan tener rostro los numerosos personajes de Cien años de soledad, aunque esto no vaya de la mano con lo que su padre escribió en una columna de 1982.
"Mi deseo es que la comunicación con mis lectores sea directa, mediante las letras que yo escribo para ellos, de modo que ellos se imaginen a los personajes como quieran, y no con la cara prestada de un actor en la pantalla. Anthony Quinn, con todo y su millón de dólares, no será nunca para mí ni para mis lectores el coronel Aureliano Buendía", afirmó tajante.
De momento, habrá que esperar hasta 2020 para ver el resultado y ponerle rostro, finalmente, al mítico personaje de Gabo.
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