Netflix: en Merlina, Tim Burton le da su toque a la versión para adolescentes de Los Locos Addams
La serie protagonizada por Jenna Ortega está primera en las preferencias de los suscriptores de la plataforma
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Merlina (Wednesday, Estados Unidos/2022). Creadores: Alfred Gough y Miles Millar. Dirección: Tim Burton, James Marshall, Gandja Monteiro. Elenco: Jenna Ortega, Catherine Zeta Jones, Gwendoline Christie, Christina Ricci, Luis Guzmán, Emma Myers, Hunter Doohan, Percy Hines White. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena
Una de las primeras escenas de Merlina, la serie de Netflix que regresa al universo de Los Locos Addams –creado como una historieta a fines de los años 30 y publicada en la revista The New Yorker por más de medio siglo– muestra a la hija mayor de Homero y Morticia caminando por los pasillos de una secundaria norteamericana del tipo que se suelen ver en series y películas del montón. Enseguida queda claro que la sombría Merlina no se parece en nada a sus compañeros de escuela. Salvo por la fantasía que comparte con sus contemporáneos adolescentes de que el mundo gira siempre a su alrededor. Para Merlina, la vida es en blanco y negro –con predominancia del negro, por supuesto– y nada le da más alergia que los colores estridentes que suelen identificarse con su juventud. La belleza, para ella, reside en lo sombrío: cuanto más oscuro mejor. Todo esto la hace la heroína perfecta de Tim Burton, el director que hizo de los freaks y monstruos de corazón de oro su marca registrada.
Así, como productor ejecutivo y director de sus cuatro primeros episodios –los mejores de los ocho que componen la primera temporada del programa– el director de El joven manos de tijera despliega su visión y le hace más justicia al personaje de la que por momentos le otorgan los guiones de Alfred Gough y Miles Millar, los creadores de la serie con larga experiencia en darle un nuevo giro a un cuento ya conocido. La dupla de guionistas y showrunners fue la responsable de crear Smallville, aquella versión con espíritu adolescente de los primeros años de Clark Kent en su pueblito de aterrizaje. La combinación de la fantasía y las angustias de la adolescencia que se veían en aquel programa acá vuelven a aparecer aunque combinadas con tantos elementos ya transitados en otras ficciones que a veces la fórmula se diluye demasiado.
Lo que hace de Merlina un experimento mayormente exitoso no solo es la realización de Burton sino sobre todo la presencia de la talentosa Jenna Ortega en el papel protagónico. La joven actriz encarna a Merlina con mordacidad: cada uno de sus diálogos son dichos con la justa medida de aspereza y un encanto que surge a pesar de las intenciones de la chica, que va por la vida convencida de que, pase lo que pase, no quiere parecerse en nada a Morticia, su madre. “No me enamoraré, no formaré una familia, ni seré ama de casa. No soy vos, mamá”, le espeta Merlina a su madre cuando la lleva a su nueva escuela, el internado Nevermore. A esta Morticia le toca lidiar con los desplantes de su hija, un tormento particular que Catherine Zeta Jones interpreta con emoción sin perder las absurdas características del legendario personaje.
Más allá de la complicada -y reconocible- relación entre madre e hija, el centro de la historia de la serie está en la vida estudiantil de Merlina, su vínculo con Enid (Emma Myers) su compañera de cuarto, y con un par de chicos que la encuentran extrañamente fascinante y a los que ella, aunque se resista, tal vez también le resultan interesantes. Pero los potenciales noviazgos están lejos de ser la prioridad de la joven de las trencitas, que sueña con poder publicar sus novelas de misterio protagonizadas por Viper de la Muerte, una detective adolescente moldeada a su imagen y semejanza. Por eso, cuando se entera de una serie de sangrientos ataques ocurridos en el bosque ubicado entre la escuela y Jericho, el pueblo más cercano, las ansias de Merlina de escapar del colegio, fundado para acoger a los hijos de monstruos y descastados, quedan de lado frente a su morbosa fascinación por un misterio que involucra a una de sus antepasados, la caza de brujas y alguna que otra planta venenosa.
“Las flores más interesantes crecen en las sombras”, le dice al personaje central una de sus profesoras interpretada por Christina Ricci, cuya presencia en el elenco no solo funciona como un guiño a las dos entregas cinematográficas de Los locos Addams dirigidas por Barry Sonnenfeld –en las que interpretaba a Merlina– sino también a El jinete sin cabeza, de Burton, película que resuena especialmente en los pasajes sobre el pasado de persecución de Jericho.
La aparición de Ricci, en pleno renacimiento de su carrera gracias a su aparición en la notable serie Yellowjackets, y de Gwendoline Christie (Game of Thrones) como la directora del internado Larissa Weems, aportan profundidad a una historia que se vuelve algo trillada cuando se centra en los conflictos entre los excéntricos alumnos de Nevermore y los chicos del pueblo, mezquinos villanos de ocasión. El planteo de una especie de Romeo y Julieta de las sombras integrado por Tyler (Hunter Doohan), el hijo del alguacil del pueblo que odia a Homero Addams, y Merlina, solo funciona por el sobresaliente trabajo de Ortega, que mantiene a su personaje siempre fiel a sí mismo aunque a veces los guiones traicionen su preciosa oscuridad.
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