Netflix: El caso Hartung es una adictiva serie que recurre a los clásicos monstruos de la narrativa escandinava
Con una fórmula probada pero irresistible, la ficción creada por Soren Sveistrup se ubica, a poco de su estreno, entre las más vistas por el público argentino
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El caso Hartung (Kastanjemanden, Dinamarca, 2021). Creadores: Søren Sveistrup, Dorte Warnøe Høgh, David Sandreuter, Mikkel Serup. Elenco: Danica Curcic, Mikkel Boe Følsgaard, Iben Dorner, Esben Dalgaard Andersen, Lars Ranthe, Louis Næss-Schmidt, David Dencik, Liva Forsberg. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena.
Seis años después de la finalización de una serie que estableció los estándares del scandi noir televisivo como fue Forbrydelsen, su creador Søren Sveistrup publicó una novela que se convertiría en inmediato best seller: El caso Hartung. Inspirada en el recuerdo de tragedias familiares y detalles de noticias policiales, la historia asume el ritmo frenético de la narrativa nórdica que combina las pasiones más oscuras de una sociedad aparentemente tranquila e igualitaria con la estructura del relato de investigación. Sveistrup es hoy uno de los creadores de su adaptación para Netflix, afirmada en la popularidad contemporánea del género, el reconocimiento de ciertos tópicos visuales –los entornos boscosos, las tonalidades opacas en la fotografía- y el atractivo del policial de procedimiento que esconde en su final una sorpresiva revelación.
El caso Hartung no se aparta demasiado de la fórmula, pero logra hilvanar en su universo dos campos a menudo abordados por separado. La política y los asesinos seriales. La historia comienza con un prólogo situado en 1987 en Møn, una región rural en las afueras de Copenhague. Un policía es llamado por una suelta de vacas y termina siendo testigo de una espeluznante masacre. La verdad de lo sucedido en esa escena criminal se interrumpe con un corte de montaje y un salto hacia el presente. Hace un año, la ministra de Acción Social, Rosa Hartung (Iben Dorner), se encuentra de licencia luego de la desaparición y asesinato de su pequeña hija de 12 años. Su regreso al Parlamento coincide con la aparición del cadáver de una mujer con una mano mutilada. En la escena de ese crimen, un muñeco hecho de castañas lleva las huellas de la hija de Rosa.
Como los nórdicos reinventaron la figura del investigador en su versión femenina y atormentada, aquí Sveistrup se decide por la errática pareja que forman la inspectora Naia Thulin (Danica Curcic), tentada por un trabajo de oficina para dedicar más tiempo al cuidado de su hija, y Mark Hess (Mikkel Boe Følsgaard), oficial de la Europol castigado por un mal paso en La Haya. La dinámica entre ellos es tensa desde el inicio, progresivamente ablandada en una mutua colaboración, hasta decantar en una subterránea tensión sexual que libera un poco el horror del mundo en el que se sumergen. Es que la investigación se nutre de todos los monstruos de la narrativa escandinava -pedofilia, abuso, maltrato infantil, violencia doméstica- y, sumada a ello, el duelo que afecta la vida política de Rosa y su posible condición de blanco de una furia homicida.
La miniserie es adictiva ya desde su misma concepción, aunque no asume demasiados riesgos y algunas vueltas de tuerca pueden verse venir, pero consigue encuadrarse en el nutrido panorama de esa tradición que ha teñido al policial contemporáneo de sus pérfidos tonos fríos.
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