Netflix: Algo en que creer se ocupa de Dios pero también de los hombres (y mujeres)
Algo en que creer (Herrens veje, Dinamarca/2017). Creador: Adam Price. Elenco: Lars Mikkelsen, Ann Eleonora Jorgensen, Simon Sears y Morten Hee Andersen. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena.
Ante nuestros ojos, la televisión danesa resulta en una anomalía tras otra. El multimedio más exitoso y prestigioso del país, llamado DR, originalmente "Danmarks Radio", es una propiedad estatal y, como tal, estrictamente independiente de los colores del gobierno de turno, más aún, exige a sus creadores que todos los actores sociales aparezcan fielmente representados en sus obras. Sus producciones más celebradas, como Borgen, Forbrydelsen (la versión original de The Killing) o Broen(la versión original de The Bridge) fueron éxitos internacionales y pusieron de moda a la ficción danesa. Igual que Borgen, esta nueva serie, llamada originalmente "Herrens veje" o "Los caminos del Señor", es una producción de DR y una creación de Adam Price, quien es uno de los guionistas y showrunners más premiados de ese país, y al mismo tiempo, insólitamente, el chef televisivo más popular de Dinamarca, autor de una superlativa –dicen– panceta asada con salsa de perejil, cuya receta (para aquellos que quieran agregar un poco de gourmandise a su dieta televisiva) se consigue online.
Tras el éxito de Borgen (que ficcionalizó la llegada de una mujer al cargo de primera ministra y allanó el camino para que tal cosa efectivamente sucediera poco después de su estreno) Price quiso explorar otro aspecto de la política, acaso más reñida que la que se disputa el poder estatal: la de la iglesia nacional de Dinamarca, cuyos líderes son votados por sus miembros. La serie no se detiene en una exposición de peleas y traiciones internas sino que se interesa también por la formas de la fe en un mundo en el que la religión tradicional está en retirada y es reemplazada por nuevas y curiosas formas de espiritualidad. Para esto sigue de cerca a una familia que parece ensamblada en el Antiguo Testamento, con un pastor que es un patriarca tiránico (en la iglesia luterana los sacerdotes pueden casarse) al que no le falta ningún demonio personal (es alcohólico, mujeriego y bipolar, pero también carismático y genuinamente devoto), dos hijos rivales y muy distintos que recuerdan a Caín y Abel y una madre que no está exenta de pecados.
Dado el riguroso y austero realismo de las ficciones nórdicas, uno imaginaría que la persistente búsqueda de Dios de estos personajes se encontraría con un sólido muro de silencio. Sin embargo, aun sin correrse mucho de esas coordenadas, Price declaró que esta serie inaugura un nuevo género, el realismo mágico danés, porque, por momentos, parece abrirse una puerta hacia lo sobrenatural. Pero más allá de sus preguntas metafísicas, la serie es sobre todo un drama familiar que atrapa con la intensidad de los conflictos de sus cuatro historias principales, en las que la búsqueda de redención de los personajes va de la mano de una implacable autodestrucción.
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