Netflix: 5 motivos para no perderse Sex Education
Si una nueva era de la diversidad y empoderamiento femenino post #metoo ya había llegado a Hollywood, el cambio parece alcanzar no sólo a los productos para adultos sino también al subgénero adolescente, cada vez con más films y series que tienen una fina sintonía con el momento cultural que nos toca vivir -ya se habla hasta de queer coming of age movies. Quizás por eso es que hoy podemos ver productos como Sex Education, el nuevo estreno de Netflix . Una serie que está reeditando el género adolescente y la llamada sex comedy (popularizada por polémicos films como Porky´s o American Pie) de manera fresca y entretenida y que no deberías perderte.
1. Cuando los clásicos se homenajean bien
Si bien el argumento de Sex Education e inclusive muchos de sus personajes centrales o conflictos pueden parecernos conocidos por ser característicos del género (el deportista sobreexigido por sus padres, la amiga buena pero sin criterio, la mala popular, los outsiders, el gay escandaloso pero solitario), la serie logra un interesante equilibrio entre una narrativa clásica de fácil identificación, pero adaptada a los tiempos que corren. Es decir, mientras que algunos clásicos adolescentes de los 80 y 90 no resistirían un análisis a fondo hoy (con sus escenas de abuso encubierto, masculinidad tóxica, homofobia y cosificación de la mujer), Sex Education toma los ejes del cine norteamericano para adolescentes de esa época y los reedita con clase. Algo así como obtener la candidez y el humor hormonal sin la visión sexista. O como lo explica la crítica Melanie McFarland, evitando la visión heteronormativa e insistentemente masculina de estos clásicos del cine que van de John Hughes a los films noventosos con Alicia Silverstone.
2. Una visión diversa y afilada
Esta modernización del canon teen sólo es posible gracias a la sensibilidad e inteligencia de su creadora, Laurie Nunn, y de su elenco, que no sólo tratan numerosos temas y preocupaciones de los chicos hoy, sino que lo hacen con una perspectiva decididamente diversa. Estrategia que están siguiendo muchos de los nuevos productos. Así se recorren tópicos que van desde la aceptación corporal, la salida del clóset, el bullying entre chicas y el aborto, a la relación entre padres e hijos, la masturbación y la presión social sobre los hombres por su performance sexual, pero sin los típicos prejuicios y haciendo las preguntas correctas. "Queríamos mostrar una perspectiva diferente sobre ellos", ha explicado Nunn en numerosas entrevistas. "Cuando lo conocés por primera vez pensás que lo has visto antes: un hombre blanco, heterosexual, torpe y nerd. ¿Va a perder su virginidad o no? Pero a medida que avanza, te das cuenta de que tiene mucho más dentro. Tiene sus complejos y sus propias neurosis", detalló. Gran parte del crédito proviene de los guionistas, en su mayoría mujeres, que además nos dejan una o dos perlitas ya en los primeros episodios a modo de dejar sentado el tono que tendrá esta historia.
3. Gran casting y una Gillian Anderson diferente
Encontrar a Gillian Anderson de nuevo en la pantalla chica, en un rol diametralmente opuesto al oscuro personaje de The Fall y encima encarnando a una madre, terapeuta, que vive su sexualidad de forma plena, es un aliciente más para ver esta ficción. Anderson está más afinada que nunca con un guion que le permite desplegar sus dotes de comedia y alejarla de sus roles previos. Desde luego que ya somos #teamJeanMilburn. Pero no está sola sino muy bien acompañada por un joven elenco de actores con acento británico que se destaca, desde los protagonistas Asa Butterfield como Otis, el afroamericano Ncuti Gatwa como su amigo queer Eric -toda una revelación-, y desde luego, la adolescente rebelde, intelectual y empoderada, Emma Mackey como Maeve, que seguramente ya se está convirtiendo en una referente para muchas chicas. Aunque realmente son todos geniales.
4. Nostalgia sin la nostalgia (de siempre)
Podrá parecer que quiere atraer al público de más de 40 que busca volver a su adolescencia y a los consumos de esa época, pero no es otra Stranger Things y eso se agradece. Ninguna comedia teen de los 80 comenzaría con una escena en donde un hombre finge un orgasmo, por eso lo bueno de Sex Education, entre tanta retromanía, es que es actual en sus ideas y también en su realización (la manera en que está filmada, su estética y hasta sus créditos), aunque sí puede tener toques de nostalgia como por ejemplo en su banda de sonido, que incluyen artistas como Ezra Furman, Muddy Waters, Billy Idol, Generation X, Chaka Khan, Positive Force, Parliament, The Smiths, A-Ha, INXS y A Flock of Seagulls.
5. Una buena historia de educación sentimental
Al final del día una buena historia es una buena historia, más allá del marketing o los actores y aunque la serie no será especialmente educativa en material sexual -ya que se habla mucho más de todo lo que rodea al sexo-, lo es en un sentido emocional al tratar las relaciones. Los personajes no dejan de sorprendernos si les damos una oportunidad independientementedel rol que juegan dentro del género, todas las líneas argumentales son entretenidas y van construyendo de a poco el relato, y la variedad de grupitos de la secundaria que refleja el programa hace que haya algo para cada uno. En el centro, una historia de amor y de educación sentimental a la vez.
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