Neil Gaiman: “Los mitos son algo que llevamos con nosotros”
Neil Gaiman era un nombre que tarde o temprano sería convocado por la nueva edad dorada de las series (y su ansiedad por showrunners y franquicias de probado atractivo). La segunda temporada de American Gods (Amazon Prime Video) y el estreno (el próximo 31 de mayo, en esa misma plataforma de streaming ) de Good Omens, adaptación de su novela Buenos presagios –escrita junto a su adorado Terry Pratchett– saldan esa deuda. Con Good Omens, el británico ganador de los grandes premios del cómic (Hugo, Bram Stoker, World Fantasy, Eisner) debuta además como showrunner. No se trata de un cambio de rubro sino apenas una visita relámpago a otro mundo: el mismo Gaiman sostiene al teléfono "quizás me retire pronto de televisión y me convierta en escritor". Autor de novelas, cuentos, historietas, ensayos y guiones, ha logrado no solo ser uno de los escritores más vendedores en el mundo anglohablante sino que además ha construido una obra distinta, enamorada de la historia de los mitos y de las narraciones folclóricas y orales, decidida a respirarlos y ponerlos en circulación nuevamente.
Gaiman se ríe de esa idea de ser un mero servidor de la "la diosa Series", haciendo referencia al argumento de su ficción Dioses americanos, publicado en 2001 y que, desde 2017, con algunas turbulencias fuera de cámara ("infelizmente infladas por ese apetito de la información online", explica) se emite por Amazon.
Se podría explicar todo lo que representa desde comienzos de los años 80 el autor en la cultura popular haciendo la lista de títulos firmados por él, que mezclan algunos de sus cómics (Sandman, Black Orchid), sus ficciones (El océano al final del camino, El libro del cementerio, Neverwhere, entre varios otros) y las antologías de sus creaciones (Humos y espejos).
Gaiman prefiere explicarlo así: "Siempre me suelen preguntar si creo en Dios, sobre todo en las notas sobre American Gods, una obra repleta de dioses que pelean por sobrevivir. Mi respuesta, sin querer ser más inteligente de lo que necesita serlo una respuesta a un periodista, es siempre la misma: ¿De cuál dios hablamos?" Y agrega: "Sobre todo cuando escribo, creo. Pero principalmente creo que los mitos son algo que llevamos con nosotros, como en el libro los dioses llegaron con quienes viajaron a los Estados unidos. Son algo que movemos a nuestro alrededor. Es simple decir que no se cree en nada. Pero prefiero algo que alguna vez dijo un amigo que cree en las posibilidades infinitas. En esas infinitas posibilidades puede exista algo como el Dios que plantea en esa pregunta. Como puede ser que no lo haya."
En American Gods se cuenta la historia de Moonshadow, un exconvicto que recorre los Estados Unidos junto al señor Miércoles (interpretado por Ian McShane), un sujeto que lo contrata para que funcione como una suerte de matón y guardaespaldas. Gaiman genera una guerra entre las deidades del mundo antiguo, como el Odín que se oculta en el señor Miércoles, que ya no circulan con tanta fuerza por haber perdido devotos, y las ultramodernas (incluso se generaron deidades en la serie para demostrar la fascinación con las redes sociales y la información). A la hora de reflexionar sobre la idea de que una deidad tiene fecha de vencimiento reflexiona: "Hay una línea que amo del libro, que dice que "Jesús la pasa muy bien en los Estados Unidos pero que se lo vio haciendo dedo en Afganistán". La idea de una deidad, sobre todo en un momento donde la obsesión con la celebridad es una idea omnipresente gracias las redes y su expansión y repetición, sigue siendo fascinante. Sobre todo porque sigue siendo muy humana. Podemos pensar en cómo cuando yo escribí el libro, a finales de los años 90, la TV era una cosa y que hoy claramente no es parte de la agenda mundial y de la vida social como solía serlo. Pero las ofrendas que hacemos a nuestros dioses quizás sí son las mismas. En un instante del libro, alguien pregunta qué te pide a la televisión a cambio de lo que te da. Y alguien responde "tiempo"."
Un valor que ha alterado la percepción de la serie en estos años desde su publicación es el gobierno de Donald Trump y su política antiinmigratoria: "Hablábamos de TV, pero la idea de ‘inmigración’, que es un epicentro del relato y que los medios han resaltado más ese aspecto de la primera temporada, se ha cargado de valor político. Y eso sucedió a la par de la serie, más allá del libro, que no tenía ni la más remota idea que esto se iba a poner así de aterrador. En aquel momento trataba de entender a los Estados Unidos, ya que viviendo en ese país descubrí que era muy distinto al país de las ficciones que había leído y visto.No pensé que hoy American Gods tendría la capacidad de sostener, casi, todo el peso del mundo y sus dilemas actuales."
La fiebre por convertir en series los relatos de Gaiman recién está dando sus primeros pasos. Tras recordar su paso por Doctor Who (o sus tropiezos escribiendo series antes de la edad dorada moderna), el escritor teoriza sobre por qué hoy las series son un fenómeno de estas dimensiones. "Creo que es más una puesta al día, nacida claro de necesidades entre empresariales y públicas. Los relatos serializados han sido parte de nuestra vida desde hace siglos, e incluso en nuestra cultura varias cosas aprovechaban eso, como el cómic." Y agrega: "Frente a la necesidad de generar cada vez más mercancía pero también relatos que reinterpretan variantes de los clásicos –porque necesitan ser diferentes para fascinar, para venderse y para convertirse en algo adorado– las series son una opción como nunca antes. Son la respuesta a cierta obsesión del cine por un espectáculo gigante. También un contenido serializado que recupera los tics, los milagros y las mañas del folletín, de buscar generar una adicción lúdica antes que un despliegue de pirotecnia."
–¿Cómo vive entonces alguien acostumbrado a crear en soledad las demandas de ser ahora showrunner de Good Omens y su presencia en American Gods?
–La lección más cruel quizás sea la cantidad de veces que uno crea cada episodio, cada temporada. Primero se lo escribe, luego se lo filma y después se lo edita. Es un proceso viejo como cualquier relato audiovisual, pero vivirlo, armarlo, ha sido algo nuevo, no diría refrescante pero que sí me ha generado un nuevo respeto por cualquier persona con un trabajo similar. Sobre todo cuando se involucran relatos que dependen de la confianza que tenemos en lo que puede hacer una computadora, como sucede con los efectos especiales de estas dos series. Es una respuesta simple, pero para alguien que al menos cree haber pasado suficientes horas de su vida contando historias, realmente fue una especie de aterrizaje en un planeta nuevo, donde todos son como vos.
–¿Cuál es el recurso literario que Gaiman extraña a la hora de tener que contar con una serie?
–Siempre intento escapar de mis propios trucos y me es imposible. Como escritor, me gusta mucho el acompañar, el darte la mano, el que confíes en donde estamos entrando, e ignores esa sombra, ese sonido, ese árbol, ese clima, y avancemos para después, cuando menos te lo esperás, cuando ya te acostumbraste a mi mano, te suelto y te dejo solo. Es algo que disfruto mucho hacer. En las series eso es más difícil, es menos sutil, es otra forma de seducción, mucho más visceral.
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