En opinión de Natasha Lyonne , los neoyorquinos viven poniendo a prueba al destino: tienen que esquivar a los choferes de taxis, a los conductores de Uber, a ese ciclista que no vieron venir porque lo tapaba un camión estacionado en doble fila. "La muerte nos acecha a la vuelta de la esquina todo el tiempo", dice Lyonne. "Ir caminando al trabajo es exponerse a perder la vida al menos seis veces al día".
Así que en Muñeca Rusa, su nueva comedia negra que ya está disponible en Netflix, donde su personaje muere una y otra vez, lo que confunde no es tanto lo que ocurre, sino por qué.
Lyonne interpreta a Nadia, una programadora de software a punto de cumplir 36 años y sin mucho que hacer, que vive en el East Village neoyorquino. Un día, Lyonne asiste a una fiesta de cumpleaños en su honor, se va con un hombre, es atropellada por un taxi, y termina de vuelta donde empezó, una y otra vez... Y entre una muerte y otra, ella rastrilla la ciudad como un Philip Marlowe de la era actual, en busca de las importantes lecciones que debe aprender para poder reconciliarse con... la vida.
Creada junto a Amy Poehler y Leslye Headland, Muñeca Rusa es el primer intento de Lyonne por escribir y dirigir una serie, y una serie con el sello de Netflix, donde a fines de este año también tendrá que darle un cierre a su personaje de la reclusa Nicky Nichols en la última temporada de Orange is the New Black.
Pero Lyonne también se está aventurando fuera de su zona de confort: con Maya Rudolph -protagonista de Forever, junto a Fred Armisen, novio de Lyonne-, firmaron recientemente un precontrato de televisión con Amazon Studios para su empresa productora, Animal Pictures. "Realmente me entusiasma la posibilidad de producir las ideas de otros", dice Lyonne.
En un estudio de fotografía en el barrio neoyorquino de Tribeca, y posando frente a la cámara en un osado trajecito muy parecido a los que usa Nadia en la serie, Natasha Lyonne, de 39 años, habla de las tareas que ha ido sumando a su perfil profesional y de lo que significa madurar y dejar de ser una adolescente problemática.
–¿Cómo surgió esta serie "autobiográfica pero no autobiográfica"?
–Un día Amy me llamó de la nada y me dijo: "Desde que te conozco, siempre fuiste la chica más vieja del mundo". Yo le pregunté si tenía que tomarlo como un elogio. La hago corta: terminamos desarrollando un programa para la NBC llamado Old Soul ("alma vieja"), donde yo interpretaba el papel de Nadia, y Ellen Burstyn interpretaba a un personaje basado en Ruth, mi madrina en la vida real, que vive en Murray Hills pero que pasa la mayor parte del tiempo en el Casino Borgata de Atlantic City, donde apuesta fuerte pero exclusivamente en las maquinitas. Es una fumadora compulsiva de Carltons. Como la idea de ese programa no le interesó a ninguna productora, terminó convirtiéndose en una especie de investigación ya pagada para lo que luego sería Muñeca Rusa.
–¿Qué se siente al entregarle sus ideas a un grupo de guionistas compuesto exclusivamente por mujeres?
–Curiosamente, lo primero que voló por la ventana fue el estereotipo de lo que es una mujer. Todas somos personas vulnerables y complejas, pero creo que el modo en el que lo mostramos no se condice con el modo en el que tradicionalmente fueron contadas nuestras historias.
–¿Fue divertido imaginar todas las formas en las que Nadia iba a morir?
–Tal vez haya un poco de confusión respecto a la importancia que tienen esas muertes. La historia tiene más que ver con tocar fondo en lo emocional. A lo largo del día, Nadia experimenta grandes y pequeñas muertes metafóricas: algunas son grandes, como cuando sentimos que todo nuestro mundo se derrumba, ya sea por un problema de salud o por una relación que se termina. Y después están las pequeñas muertes de ese mensaje de texto que no nos respondieron y que de repente nos hacen sentir vacíos.
–Y no nos ovidemos de los peligros de cruzar la calle.
–Soy una peatona delictivamente imprudente. Me alegra por el medio ambiente que ahora haya bicicletas en la ciudad, pero es inmanejable. Uno no sabe si viene de un lado o del otro. Es una locura. Ya no existe esa deferencia de dejarte pasar con un gesto de mano amable al cruzar la calle. Alteraron definitivamente el ritmo al que se movía Manhattan.
El momento más increíble fue volver caminando a mi casa del East Village con mi carpetita de directora abajo del brazo, mientras veía salir el sol. Era un amanecer muy distinto a los que había vivido
–No quiero adelantarme a nada, pero me enteré de que Chloë Sevigny interpretará un rol muy personal.
–Chloë es la persona más cercana a mi vida, y realmente era la única persona a la que podía estar tranquila de confiarle ese rol. Tal vez el momento más increíble para mí haya sido volver caminando a mi casa del East Village con mi carpetita de directora abajo del brazo mientras veía salir el sol. Me di cuenta de que era un amanecer muy distinto a los que había vivido a esa misma hora hasta entonces. Era como la mejor versión de lo mismo, y en un sentido profundo. Chloë y yo habíamos caminado tantas veces por esas calles y, de pronto, estaba todo ese mundo que nosotras habíamos construido. Sentí mucha gratitud. No podía creer lo bien que había salido todo.
–En julio contaste algunos chistes de crucigramas en la revista T Magazine. Los chistes de crucigramas parecen ser tu obsesión y, además, Nadia parece moverse en una especie de rompecabezas.
–Sí. Cuando visita a Horse (interpretado por el actor Brendan Sexton III), en el refugio para los sin techo, Nadia está haciendo su crucigrama. Yo diría que esa escena sí es robada de la realidad. No es el único elemento autobiográfico que hay en Muñeca Rusa, pero es el que más vale la pena destacar.
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–En abril cumplís 40 años. ¿Tenés pensado hacer una fiesta?
–Ojalá haya una fiesta. Honestamente, me tiró un poco abajo el precio astronómico de los salones de fiesta en Nueva York. ¿Qué soy yo? ¿Rockefeller? No tomo alcohol ni ninguna de esas cosas que te hacen sentir que se te derrite el cerebro, así que no sé cómo lograr ese estado. Lo que me gustaría es estar rodeada de amigos, que haya buena música y que sea todo muy relajado. ¡Me hace tan feliz estar creciendo! No puedo creer cuánto más fácil es ser un adulto que un adolescente problemático.
–Este año termina Orange is the New Black. Me imagino que debe ser bastante traumático.
–Lo sorprendente es que esas son escenas muy difíciles de interpretar, pero a esta altura se volvieron fáciles, por el simple hecho de haber habitado la piel de esos personajes durante tanto tiempo. Mi esperanza es que un buen grupo de nosotras siga buscando su lugar, porque a esta altura ya somos una tribu, aliadas de por vida. Pero sí, terminar esa serie va a ser un momento muy emotivo.
Traducción de Jaime Arrambide.
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