Mork y Mindy, la serie que tuvo un éxito impensado y llevó al infierno de las drogas a Robin Williams
Con su primer trabajo en televisión, el actor saltó a la fama de la noche a la mañana y toda la presión y la exposición que sintió repercutió después en su vida
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Muchas grandes series de televisión surgieron de la casualidad, de un error, de la necesidad de conservar el trabajo, o incluso como cable a tierra de realidades angustiantes. Pero el caso de Mork y Mindy es distinto porque su génesis, o mejor dicho la génesis de su personaje protagónico, nació de la necesidad de un padre por darle el gusto a su pequeño hijo.
“En 1977 tenía ocho años y me gustaba mucho el programa Happy Days, lo veía siempre, pero entonces se estrenó en el cine Star Wars y no me interesó más. Mi papá me preguntó por qué y yo le contesté: ‘porque no hay extraterrestres’. Entonces llamó a los guionistas de la serie y les dijo: ‘Scotty quiere un alien. Hagan algo’”. La cita pertenece al hijo de Garry Marshall, director, productor y guionista que estuvo atrás de éxitos televisivos como El show de Dick Van Dyke, Extraña pareja, El show de Lucy o la ya mencionada Happy Days.
Pasaron algunas semanas y el guion estuvo listo, a la casa del bueno de Richie Cunningham (el futuro realizador Ron Howard) llegaría del planeta Ork un extraterrestre muy diferente al estereotipo de entonces y su nombre sería Mork.
Mi orkano favorito
“Mi tía Ronnie, que era jefa de casting -continua Scott Marshall- le dijo a mi papá que había visto a un comediante que hacía stand up en la calle, y la gente le ponía dinero en un sombrero. Mi papá le contestó: ‘¿Querés que ponga a un comediante de stand up que pide plata con un sombrero en el show número uno de la televisión? Y Ronnie le respondió: ‘El sombrero estaba lleno de billetes”.
Para la segunda mitad de la década del 70, Robin Williams era bastante más que un artista callejero. Es cierto que se movía en un círculo más bien acotado, pero su imagen era muy conocida en el circuito independiente de comediantes. Con ganas de crecer y a la caza de toda oportunidad que se le presentara, el actor aceptó gustoso participar de una prueba para ese pequeño papel de extraterrestre en un capítulo Happy Days. Esa tarde en los estudios todo se trató básicamente de improvisar, y si bien no fue el único que se presentó, fue el que llamó la atención de todos: “Le dimos una serie de pautas, pero lo más curioso fue que cuando le dijimos que tomara asiento lo hizo al revés, arrodillado con la frente apoyada sobre la silla. Finalmente lo elegimos porque era el único alien de la audición”, recordaría tiempo después Garry Marshall.
El episodio “My Favorite Orkan” (título homenaje a la serie Mi marciano favorito) se estrenó en 1978 y la repercusión fue inmediata. El inclasificable Mork de Robin Williams fue aplaudido de pie por el público presente en el estudio. La excelente recepción le permitió volver a la temporada siguiente. Si bien no se convirtió en un personaje recurrente, sí sembró la semilla para una serie propia que no tardó en llegar.
Entre Star Trek y Orson Welles
Garry Marshall sabía que su extraterrestre tenía potencial y cuando ABC comenzó a buscar proyectos para lanzar en el otoño de 1978 no dudó en proponerlo. Como no había tiempo para hacer un piloto, el productor editó las escenas que Williams había hecho para Happy Days y las unió con otras de una serie rechazada llamada Sister Terri, protagonizada por una actriz joven llamada Pam Dawber. En busca de un contraste, la sinopsis del programa era la historia de un alien que llegaba a la Tierra y se iba a vivir a casa de una chica común y corriente.
Fue un manotazo de ahogado pero funcionó, los ejecutivos de ABC le dieron el visto bueno y Dawber se enteró que iba a protagonizar Mork y Mindy por una nota en la revista de espectáculos Variety: “Cuando leí de qué se trataba la serie lo primero que dije fue ‘esto es terrible’, y lo segundo fue: ‘Y ¿quién es el tal Robin Williams?’”.
Howard Storm, director de la serie, recordó cuál fue la reacción del intérprete: “Robin siempre contaba que lo llamó su manager y le dijo: ‘Tenemos 22 episodios confirmados y vas a ganar 1500 dólares semanales’. Robin saltó de alegría. Entonces su manager le aclaró: ‘Es un chiste, van a ser 15 mil semanales’. Nunca había ganado tanto en su vida”.
Para la creación de Mork se tomó la esencia que ya había sido mostrada en Happy Days: como la nave en forma de huevo o su forma de moverse y hablar. También el uniforme rojo y el saludo con los dedos separados, ambos inspirados en Star Trek -serie de la que Williams era fanático-, un traje similar se había visto en la tercera temporada de la serie espacial, mientras que el gesto de la mano conectaba directamente con el señor Spock. No fueron las únicas referencias populares. Por ejemplo el líder de Mork, de voz profunda y cavernosa, al que este le hacía un reporte al finalizar cada capítulo se inspiró en el actor y director Orson Welles.
Después de barajar los nombres de Mork From Ork y The Mork Chronicles, Mork y Mindy se estrenó el 14 de septiembre de 1978 y aunque todavía hoy es un capítulo impecable de su carrera, en su momento Robin Williams se preguntaba preocupado: “¿Mi estilo de comedia funcionará en televisión?” Y vaya si funcionó.
El lado oscuro de la fama
No es extraño que Mork y Mindy haya catapultado a la fama a Robin Williams porque una de las claves del show era su continua improvisación. Llegó un momento que los guionistas planteaban la situación y en cada escena dejaban un espacio en blanco que decía: “Aquí Robin hace de las suyas”.
Scott Marshall recuerda: “Se movía por todo el decorado haciendo locuras, y mi papá le preguntaba a los camarógrafos: ‘¿Tomaste eso?’, pero los técnicos no podían seguirlo. Entonces mi papá lo solucionó agregando una cuarta cámara de mano que lo siguiera todo el tiempo. En ese momento las sitcom se grababan con tres cámaras, pero desde entonces hasta hoy se empezaron a hacer con cuatro”.
Además de su impronta dentro del set, el actor también era una máquina de sugerir ideas y por supuesto le hacían caso. Así nació uno de los capítulos más recordados de la tercera temporada: Mork conoce a Robin Williams, donde se interpretó a sí mismo. Su miedo entonces era que se lo identificara tanto con el personaje al punto de perder su identidad, por eso quiso mostrarse a la audiencia sin tanto artificio, muecas ni “Nanu Nanu”.
El trabajo era agotador para Williams porque a las maratónicas sesiones de grabación sumaba sus unipersonales en clubes nocturnos. Para soportar la exigencia que le suponía la suma de trabajo, fama y éxito, durante la segunda temporada del programa comenzó a consumir cocaína y a frecuentar un entorno de noche, astros y estrellas en el que ni siquiera había soñado estar. No podía creer que Robert De Niro o John Belushi se llamaran sus amigos, ni ellos que Robin Williams les correspondiera.
Con los años el artista reconoció sus problemas de adicción. A veces en broma: “La cocaína es Dios diciéndote: ‘Ganas demasiado dinero’”, y otras en serio: “Había demasiada, era lo normal en aquellos días. Algunos clubes directamente te pagaban con ‘Blanca’ o ‘Verde’. Ibas a los clubes y terminabas en la casa de un dealer. Todos te la daban porque eras famoso”.
Treinta años después
Cuatro temporadas bastaron para que Mork y Mindy forjara un estatus de serie de culto que todavía conserva y también para que su protagonista se hunda en un mundo de excesos y adicciones que lo acompañaría de manera intermitente durante el resto de su vida.
En 1982, durante la grabación de la última temporada del programa el actor John Belushi, que se había convertido en uno de los amigos más cercanos de Williams, murió de sobredosis. La encargada de darle la noticia fue Pam Dawber: “Robin vino un día y me contó que la noche anterior había ido a ver a De Niro, pero no lo atendió porque estaba con algunas chicas. Entonces se fue al bungalow de John Belushi y lo vio tan drogado que no podía mantenerse de pie. Entonces le respondí: ‘Robin, John Belushi murió anoche por una sobredosis’, a mí poco antes me lo había dicho uno de los productores. Quedó en shock, caminamos hacia nuestros trailers y antes de entrar en el suyo le dije: ‘Si eso te sucede a vos, te busco y te mato primero’. Y me contestó: ‘Dawbs, eso no me va a pasar”´.
A pesar de un rating en baja, los protagonistas soñaban con hacer una quinta temporada. Llegaron a grabar un episodio en 3D que nunca se emitió de esa manera y también buscaron dejar un final abierto en el que, luego del ataque de un extraterrestre enemigo, la pareja saltaba en el tiempo, viajando a diferentes épocas históricas. A ambos les entusiasmaba la vuelta de tuerca por su costado “educativo”, pero todo quedó en una expresión de deseo y algunas fotos promocionales.
Pam y Robin volvieron a encontrarse tres décadas después, en el que sería el último trabajo de Williams en televisión, la serie The Crazy Ones. En una entrevista a días de emitirse este capítulo, Dawber recordó: “Me encantó volver a trabajar con Robin. Siempre lo he amado en un nivel muy profundo. Robin es realmente una de las personas más amables y más caritativas que he conocido. Robin nunca fue uno de esos comediantes competitivos que tienen que tener todas las líneas divertidas. Filmar era un juego para él, pero ahora lo veo diferente... ¡Es un adulto! En Mork y Mindy éramos muy jóvenes, así que fue realmente interesante compartir de nuevo pantalla con él. Me encantó”.
Robin Williams se suicidó el 11 de agosto de 2014, meses después de aquel reencuentro, y aunque cuatro años más tarde, Pam Dawber reveló que durante la serie el actor había tenido hacia ella “algunas conductas inapropiadas”, la serie todavía mantiene una legión de fieles que la consideran un signo de la época, y de su protagonista.
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