Dirigida por Daniela Goggi, se trata de la primera experiencia de ficción en torno al asesinato ocurrido en el 2002; se verá por HBO y por la plataforma de streaming HBO Max
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“¿Por qué convertir el drama en ficción? Porque permite ordenar un drama que transcurre a lo largo de 17 años”, sostiene Daniela Goggi en torno a María Marta, el crimen del country, la serie dramática criminal, en proceso de rodaje, que la cuenta como directora y que se emitirá por la plataforma de HBO Max y el canal premium HBO, en 8 episodios de 45 minutos cada uno. La producción, que tiene guion de Martín Méndez, tiene como protagonistas a Jorge Marrale, Laura Novoa, Mike Amigorena, Carlos Belloso, Nicolás Francella y Muriel Santa Ana.
“Hubo que separarse en el tiempo, porque uno tiene el recuerdo de lo que pasó en ese momento alborotado y, si bien no deja de estar presente la mirada personal, la ficción me esclareció, me instruyó sobre lo que sucedió, me desasné”, reconoce Marrale a LA NACION, en la presentación de la producción que incluyó un set visit virtual que permitió observar locaciones y escenas atravesadas por una profunda atmósfera de realidad, aún siendo ficción.
Guillermo Arengo, Valeria Lois, Ana Celentano, Esteban Bigliardi y María Leal completan el elenco de esta producción original de WarnerMedia Latin America para HBO, realizada en conjunto con Polka, que se comenzó a rodar el 14 de junio pasado en la ciudad de Buenos Aires. “El caso de María Marta García Belsunce sigue despertando interés en la opinión pública después de dos décadas. Encontramos en estos hechos reales la base para construir una historia de ficción que merece ser llevada a la pantalla por su relevancia e impacto para la audiencia”, dice Tomás Yankelevich, Chief Content Officer de Entretenimiento General, WarnerMedia Latin America.
Hechos
En el barrio cerrado Carmel Country Club, ubicado en la localidad de Pilar, a 50 kilómetros al norte de la ciudad de Buenos Aires, la temperatura primaveral del 27 de octubre de 2002 alentó a los almuerzos en los jardines de las coquetas viviendas, las caminatas al aire libre y los encuentros deportivos, aunque, voltereta de la atmósfera, por la tarde las condiciones desmejorarían. Casi como un eufemismo, los integrantes de una familia también verían nublarse la placidez de sus vidas en tan solo unos pocos minutos.
Cuando la luz del día comenzó a cederle su lugar a las sombras del anochecer, un asesinato sacudió no solo a esos seres queridos y a los vecinos de apellido, sino a todo un país. Aquel conglomerado de chalets angelado e idílico se transformó en escenografía macabra y en el foco de la atención mediática: María Marta García Belsunce había sido encontrada muerta en la bañera de su casa, localizada en uno de los partidos de mejor poder adquisitivo del cordón conurbano. Tenía 50 años y una vida dedicada a las acciones solidarias. ¿Accidente doméstico? ¿Crimen? ¿Cuál fue el móvil? El caso se convirtió en tema de debate nacional con mucho de fantasía y poco rigor respecto a la verdad. La Justicia hizo lo suyo, también envuelta en polémicas sobre la solvencia de su accionar.
“Como espectadora tenía otra visión, siento que esta ficción abre el juego, nos interpela, nos lleva a hacernos más preguntas y pone en tela de juicio el manejo del sistema judicial”, apunta Laura Novoa, quien interpreta a María Marta García Belsunce. Marrale, que encarna a Carlos Carrascosa, viudo de la víctima y quien fuera uno de los acusados, sostiene que “después de la muerte, se conoce más de ella que de Carrascosa, porque él aparece como una persona de pocas palabras”. “Uno busca a un ser que debería sostener una autodefensa clara y manifiesta, pero eso nunca apareció. Y no porque no pudiera hacerlo, sino porque decide no hacerlo. Hay una construcción de él sostenida desde los medios, a eso se le suma la resolución y los errores de la Justicia”, suma.
La casa donde vivía el matrimonio conformado por García Belsunce y Carrascosa era lujosa, pero sin sofisticaciones. Rodeada de una profusa arboleda se camuflaba la propiedad con frentes de ladrillos a la vista y techos de tejas, y un enorme jardín con piscina. Era el marco de un cuento de hadas que de pronto se hizo trizas. “Existe una tragedia judicial y otra familiar, por eso nos interesó mostrar cómo impacta el dolor de una familia que tiene que hacerse cargo de una pérdida y, al mismo tiempo, estar en el banquillo del acusado”, dice Daniela Goggi, quien fue la responsable de los films El hilo rojo, Abzurdah y Vísperas.
Narrar la realidad
El año pasado, por la plataforma de Netflix, se puedo ver el documental seriado Carmel, ¿quién mató a María Marta?, que contó con el testimonio de los familiares directos de la víctima y de representantes del sistema judicial. En el caso de María Marta, el crimen del country, la narración sobre aquellos hechos esta sostenida desde la ficción, con el vuelo dramático que este lenguaje permite. “En un documental, las hipótesis son narradas. En la ficción, en cambio, son concatenadas y se ven desde lo emocional. Aún hoy, con varios imputados en la causa, no hay un culpable, no hay una verdad, sino solo aproximaciones a verdades posibles, así que la ficción transita cada una de las hipótesis que se barajaron a lo largo de los años”, sostiene la directora Goggi.
Los actores coinciden en lo minucioso del guion y de lo exhaustivo del trabajo de la realizadora, lo cual permitió el acercamiento a cada personaje con certezas que permitieron la composición creativa. “La matriz estaba en el guion y mi personaje me permitió una construcción muy rica. Traté de mirar esta historia desde un hombre que había tenido un buen pasar como agente de bolsa y que tenía la fantasía de dejar de trabajar para disfrutar de la vida junto a María Marta, sueño que se destruye en octubre de 2002 y que lo deja inmovilizado”, dice Marrale, quien eligió no vincularse personalmente con Carlos Carrascosa y abordar su creación desde otro lugar.
Al observar algunas imágenes del rodaje, sorprende la construcción física de Laura Novoa, quien logra un gran parecido con la víctima interpretada por ella: “Pedí ver videos, especialmente los reportajes que hacía con su hermano. Hablé con personas allegadas y que la conocían, escuché. Mi manera de trabajar es recaudar mucha información, soy una actriz un poquito obsesiva. Así que fui estudiosa y respetuosa”, sostiene Novoa, quien reconoce los valores solidarios de su personaje.
En el abordaje narrativo de ficción en el que se sostiene el engranaje de la serie, un vecino sospechado es compuesto por el actor Nicolás Francella, aunque con el nombre cambiado: “No tuve contacto con la persona. Observé juicios, videos por internet y cámaras de seguridad. Hablé con personas que pertenecían al country y lo conocían. Es una persona muy difícil y fue complicado encontrar cosas de él”, reflexiona el actor, quien se refiere al personaje real como “la persona” y que en la ficción es bautizado como Matías Centeno.
A Carlos Belloso, en tanto, le tocó interpretar a Horacio García Belsunce, hermano de la víctima y que, por su rol de periodista televisivo, hasta el momento del asesinato en Carmel era el integrante de la familia conocido públicamente: “Lo he visto en el programa de cable que, a veces, hacía con María Marta”, recuerda el intérprete, quien abordó su tarea profundizando en los vínculos que conforman la familia García Belsunce-Carrascosa-Hurtig: “Me interesó meterme en la dinámica fusionada con hermanos y medios hermanos. Para mi personaje no era lo mismo María Marta que los otros hermanos. Por otra parte, Horacio, al estar involucrado en los medios, cree dominar ciertas cosas que luego se derrumban”. Al igual que Marrale, Belloso optó por no consultar a la persona real que él encarna en la ficción y cuya frase “el pituto” (en relación a un objeto encontrado en la escena del crimen) le dio relevancia popular.
A pesar de tratarse de personajes cercanos, reconocibles y, en su gran mayoría vivos, para Mike Amigorena “el involucramiento es similar” a otros personajes. “Al ser una ficción, uno construye algo que, quizás, no tenga nada que ver con quien está vivo, ahí aparece el rol fundamental de la dirección. En ese sentido, el personaje va teniendo vida propia, no depende del real”, explica el actor que encarna al fiscal Marcos del Río, a cargo de la causa.
Muriel Santa Ana le da vida a una mujer apasionada por el caso que reflejó en un blog personal los vaivenes de la causa judicial: “Es una médica anestesióloga que se siente interpelada por el caso y que, como muchos, compró una mirada hegemónica que hablaba del encubrimiento familiar, pero ella comienza a escuchar otras cosas y crea un blog para reflejar su mirada sin dejarse amedrentar. Maneja una de las líneas que, para el público, será muy organizadora con información y diversas hipótesis. Es una crítica al sistema judicial y también a la manipulación de la información, y es quien pone a los personajes en juego”, sostiene Santa Ana, quien reconoce que “por tratarse de una ficción, la directora no tiene una mirada moral sobre los hechos”.
Melodrama
De cómo un aparente accidente doméstico se transforma en un crimen sonado, bien podría ser la síntesis acabada de este hecho que conmovió a los argentinos y que aún hoy sigue con interrogantes abiertos. “La ficción no pretende dar conclusiones, sino hacernos más preguntas, aunque pueda dar algo de luz sobre el tema”, dice Novoa, quien encontró en la escena en la que se refleja el fallecimiento de su personaje, todo un desafío: “Lo más fascinante fue componer eso que se fantasea acerca del momento de la muerte. Hacer al personaje muerto en la bañera fue un trabajo muy interesante como actriz”.
Marrale encuentra en El héroe de las mil caras, de Joseph Campbell, un camino dialéctico, ideológico y estético que posibilita la construcción de su representación de Carlos Carrascosa: “Se traslada desde un mundo idílico, amoroso y divino para entrar en la tragedia”. En ese sentido, la directora Daniela Goggi entiende que “tiene tantos elementos el caso, que te movés entre Shakespeare y Agatha Christie. Por otra parte, siempre conmueve una muerte donde todos se convierten en sospechosos”. De acuerdo al punto de vista en el que se fue parando la opinión pública, el crimen pudo ser caratulado o no como un femicidio: “Lo contamos con un sentido de género que intento que sea atractivo para toda la región”, agrega Goggi.
En el 2002, el contexto económico y político del país era convulsionado. Los ahorristas argentinos se sobreponían a la confiscación de su dinero bancarizado y la presidencia de la nación estaba a cargo de Eduardo Duhalde, a menos de un año de la caída de Fernando de la Rúa y esa sucesión grotesca y trágica de mandatarios haciéndose cargo del país por horas. Ese año, el dólar oficial cotizaba en torno a los 4 pesos. “Era el melodrama en medio del corralito”, recuerda la directora, buscando comprender el interés de la población por el caso.
El trabajo de guion, que llevó un año y medio de labor y contño con la intervención de Germán Loza, deconstruyó las herramientas documentales y periodísticas con las que se abordó el tema para iniciar un camino de ficción dramática donde se le diera vida a María Marta García Belsunce, la gran ausente en lo visto hasta el momento. El eje narrativo utiliza aquel atardecer donde se produjo el crimen como nudo que se desarrolla en cada uno de los 8 capítulos, cuyo rodaje implicará 50 jornadas de trabajo.
Cuando María Marta, el crimen del country se estrene, una nueva mirada se posará sobre aquel hecho luctuoso que conmovió a los argentinos y que por sus ribetes dramáticos y cierta universalización de la tragedia despertará el interés de las audiencias internacionales.
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