María Marta, el crimen del country: cómo retrata la serie a Pachelo, el vecino que nadie quería tener cerca
Nicolás Francella dialogó con LA NACION acerca del enorme desafío que significó para él representar al enigmático personaje que muchos señalan como autor del asesinato
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De vecino problemático a sospechoso de participar en el asesinato de María Marta García Belsunce, Nicolás Pachelo es un hombre (y un nombre) que sobrevoló el caso desde el primer momento, una suerte de frontón donde pegaron y rebotaron distintas hipótesis. Siempre estuvo ahí, pero la mayor parte de estos veinte años, salió indemne de toda acusación en su contra.
Pero nada de esto es pasado ni mucho menos. Desde la semana pasada, Pachelo es juzgado por su presunta responsabilidad en el homicidio de María Marta García Belsunce, ocurrido el 27 de octubre de 2002. Como consigna LA NACION, ayer el abogado Alejandro Arauz Castex declaró durante casi dos horas y media y señaló: “los socios de Carmel le tenían miedo a Nicolás Pachelo”.
En la serie María Marta, el crimen del country de HBO Max, no hay ningún Nicolás Pachelo, pero sí un Matías Centeno interpretado por el actor Nicolás Francella. Sin embargo, y a pesar de ser otro el nombre, la trama no exime al personaje de caer en los mismos abismos, razonablemente tamizados por la ficción. La apuesta tuvo sus réditos, porque hoy la producción nacional se ubica bien alto entre las más vistas de la platafoma de streaming.
Centeno está siempre al borde de estallar, con una violencia contenida que marca a su vez las características del personaje. Un verdadero desafío para el actor: “Este personaje me llevó en el día a día a zonas oscuras, momentos incómodos, tocando fibras muy delicadas. En muchos momentos sentí ese desgaste emocional y físico. A lo largo del rodaje tuve la suerte de tener todas las escenas en días seguidos, como para no soltarlo; eso hizo que esté con una vibra de violencia y agresividad encima que por momentos me agotaba. Fue transitar algo nuevo, una zona menos conocida para mí”.
Que se lo había visto cerca de la víctima poco antes de la muerte, que había sido registrado por las cámaras de seguridad entrando y saliendo del country en dos vehículos diferentes, que había estado envuelto en otros hechos delictivos, que tras su nombre se había encolumnado toda la familia García Belsunce para señalarlo como responsable. Cada uno de estos elementos son presentados en la serie con lujo de detalles, en la búsqueda de presentar a los espectadores cada detalle dentro del mar de suposiciones que todavía rodean el caso.
El Matías Centeno de María Marta, el crimen del country comienza como un ser omnipresente, no es el protagonista pero está, siempre está. A lo largo de la primera mitad de la serie solo se hacen algunas referencias a su presencia antes, durante y después del asesinato de la socióloga. Pero eso sí, queda bien clara cuál es su imagen para el resto de los vecinos del country. Nadie lo quiere ahí, es la manzana podrida de un cajón, aparentemente, intacto.
Recién en el sexto capítulo -que se titula “Buenos vecinos”-, con el primer cara a cara entre él y Carlos Carrascosa (Jorge Marrale) por unas multas impagas del country, es que el personaje comienza a tomar vigor. Para la serie, el vecino deja de ser un nombre más -temido y odiado en partes iguales- que se mantiene en un segundo plano, su figura toma relevancia. Primero por la vehemencia con la que María Marta (Laura Novoa) describe cómo secuestraron a su perro y pidieron un rescate de 2 mil dólares por él, hecho que se le atribuye a Centeno, y luego también por el comienzo de una línea de investigación en el que se lo describe sin eufemismos. Algo que Francella recuerda de su niñez: “Tenía 11 años cuando pasó esto, y tengo un recuerdo muy claro en la cocina de la casa de mis papás, leyendo el diario y viendo los dibujos hipotéticos de lo que había pasado. El guion fue muy importante y leer la forma en la que querían contar esta historia, y tener clara la columna del proyecto. Después fue un caso que todos nosotros seguimos durante tanto tiempo que llegué con una base, que al momento de filmar tuve que retomar”.
Uno de los muchos saltos temporales de la serie avanza hasta el 2013, cuando finalmente el espectador lego escucha en voz del detective Tapia (Alfredo Castellani) un esbozo de lo que, para la serie, es el antipático personaje: “El padre de Centeno fue uno de los socios fundadores de Querandíes (como se nombra en la ficción al country Carmel), fue uno de los que loteó los terrenos cuando ahí no había nada. Y siempre se metía en problemas, era mujeriego, era alcohólico, era violento, en la familia se vivía un clima de tensión. Según el rumor de algunos vecinos, Centeno le prendió fuego a la cuna de su hermano, que se salvó de milagro. Centeno tuvo su primera denuncia de robo a los ocho años, fue por el robo de una moto de una familia conocida de la zona. Más tarde, el abogado junto al padre arreglaron todo y se retiraron los cargos. El padre de Centeno se pegó un tiro cuando él tenía veinte años, y la causa dejó algunas dudas. El cuerpo presentaba un impacto de bala en el parietal derecho cuando el hombre era zurdo; además, desaparecieron documentación y las llaves de la caja fuerte de la propiedad. Luego un incendio de la casa borró todo rastro y el hermano siempre lo acusó de esa muerte”. No será la única vez que la ficción se ocupe de él, pero sí la más contundente.
Al mismo tiempo, como bien explica el personaje de Marrale, que Centeno haya declarado como testigo en la causa de Carrascosa en 2007, lo eximió de cualquier posible acusación en su contra. Por otro lado, comienzan a aparecer otros delitos (que no viene al caso mencionar, aunque sí se muestran en la serie) que lo colocan a disposición de la justicia, y más detalles de su relación “tóxica” con su exmujer Rosario Álvarez (Martina Krasinsky).
Es así como en el último tercio de la serie, los acontecimientos suman a un nuevo sospechoso en la complicada trama de ocultamientos y muerte. El nombre de Matías Centeno, junto al de dos vigiladores, comienza tomar fuerza; una situación, que si bien ya está esbozada en los primeros episodios, pasa de conjetura a duda razonable.
De esta manera, María Marta, el crimen del country renueva su compromiso con un caso que aún hoy, con la serie ya estrenada, ofrece ramificaciones a partir de un tercer juicio en marcha, que tiene a Nicolás Pachelo en la mira de los testimonios, aunque él continúa afirmando su inocencia. Porque en veinte años de investigación, pareciera que todos mataron a Belsunce, y al mismo tiempo, que nadie la mató.
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