Los Murdaugh: Muerte y escándalo en Carolina del Sur, la miniserie de true crime de Netflix tan demoledora como frustrante
La producción de tres episodios del servicio de streaming tiene momentos devastadores, pero pierde el foco al atar los cabos sueltos
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Los Murdaugh: Muerte y escándalo en Carolina del Sur (Murdaugh Murders: A Southern Scandal, Estados Unidos/2023). Dirección: Julia Willoughby Nason, Jenner Furst. Fotografía: Brendan Riley. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena.
Uno de los aciertos de la flamante miniserie enrolada en el género true crime (basada en un crimen real) que llegó este miércoles a Netflix -con dirección de Jenner Furst y Julia Willoughby Nason- es su buen uso del material de archivo, tan abundante que le permite no volverse repetitiva. Por el contrario, Los Murdaugh: Muerte y escándalo en Carolina del Sur dura tan solo tres episodios de poco menos de una hora porque sabe que, en ese lapso, se puede narrar de manera precisa una trama intrincada, aunque no siempre con eficacia. La docuserie entrega un primer capítulo demoledor en el que se abordan, entre otros tópicos, el de la violencia de género y los actos de micromachismo que van escalando hasta llegar a situaciones de abuso físico. La mujer que se animó a hablar sobre lo padecido en su juventud es Morgan Doughty, quien fuera la pareja de Paul Murdaugh.
“Teníamos una personalidad similar y eso fue lo que nos atrajo” cuenta Morgan con la voz entrecortada sobre el comienzo de su noviazgo con ese adolescente que tenía a su familia encandilada pero cuyo origen desconocían, al menos la parte que Paul quería ocultar. El vínculo se empieza a resquebrajar cuando la joven se siente sometida por su pareja, forzada a compartir un estilo de vida de excesos que estaban muy lejos de su realidad, una mucho más apacible.
Es un primer accidente el que le abre los ojos a Morgan. Paul se sube a su camioneta alcoholizado, esta vuelca y los novios se salvan de milagro. Doughty busca su celular para llamar al 911, pero Paul se lo saca de las manos, lo rompe y procede a comunicarse con su abuelo. “En un abrir y cerrar de ojos todo se había terminado, realmente así de rápido pasaban las cosas”, expresa Morgan en un tramo del documental en el que se desentraña la identidad de ese chico, quien pertenecía a una de las familias más acaudaladas y poderosas de Carolina del Sur, cuyos integrantes eran fiscales de renombre que “limpiaban” cualquier “desprolijidad” que se produjera en el contexto familiar.
Ese accidente se yuxtapone en Los Murdaugh con una tragedia que sucedería tiempo después, en 2019, cuando el comportamiento de Paul se volvía cada más errático. Luego de una fiesta a la que acudió con su novia y sus amigas, Mallory y Miley, y sus respectivas parejas, Paul los persuadió para dar un paseo en lancha. Si bien todos se opusieron, el joven tomó el mando de la embarcación tan borracho que ocasionó que la lancha chocara contra un puente de Beaufort, provocando heridas en los jóvenes y la desaparición de Mallory, quien tenía tan solo 19 años. Tras días de búsqueda, la joven es encontrada sin vida en el agua y los Murdaugh intentan trabar la investigación desviando la atención hacia el novio de Miley, Connor, a quien acusaron de manejar la lancha para encubrir el accionar de Paul, quien eventualmente es imputado por homicidio culposo.
El entramado de corrupción de la familia es registrado con datos concretos y recreaciones que funcionan parcialmente, y que chocan con el dolor de los sobrevivientes y el estrés postraumático con el que lidiaron durante meses. “Nunca más pudimos ser ese grupo unido. La muerte de Mallory quebró todo”, manifiesta Morgan, quien concluye su relación con Paul e intenta empezar una nueva vida. En ese momento, Los Murdaugh da un giro vinculado a la historia familiar del clan del título y abre su segundo episodio con los brutales asesinatos de Paul y de su madre, Maggie, un hecho que conmociona al círculo de elite en el que se movían.
En el intento de querer mostrar todas las muertes ligadas a esa familia (y su conexión con los manejos financieros del patriarca), el documental pierde fuerza y se vuelve, en ocasiones, frustrante. La muerte de Mallory pasa a un segundo plano y se retoma solo con una placa final un tanto perezosa cuyo único fin es el de ponernos al día sobre el caso. De esta forma, la candidez de los testimonios iniciales se deja a un costado en pos de una narrativa un tanto convencional en el que se exponen los secretos de los Murdaugh con la misma dinámica que muchos otros exponentes del true crime. Sobre el final, surgen más interrogantes que certezas, pero también una verdad unívoca con la que el documental se regodea: cómo Alex, el papá de Paul, pregunta desde la cárcel si su caso será tratado en una producción de Netflix, dato innecesario y disonante con el punto de partida de esta producción no exenta de traspiés.
Los Murdaugh: Muerte y escándalo en Carolina del Sur ya se encuentra disponible en Netflix.
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