La precuela de Game of Thrones debutó esta semana y ya consiguió una renovación para una segunda temporada, a pesar de la tibieza de las reseñas; la nueva obra de Mario Diament plantea un escalofriante contrapunto entre Simón Wiesenthal y Albert Speer
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En el esperado gran duelo de los tanques fantásticos, George R. R. Martin golpeó primero. La casa del dragón, la adaptación de la precuela de Game of Thrones, Fuego y sangre, debutó esta semana con una propuesta que, para los fanáticos de la serie original puede parecer “menos de lo mismo”, pero que cumple su propósito de devolver público al universo de Westeros. HBO Max ya renovó para una segunda temporada a La casa del dragón –centrada en una guerra fracticida entre la familia real Targaryen dos siglos antes del nacimiento de Daenerys, la “Madre de Dragones”– gracias a sus buenos números de audiencia, pero habrá que esperar al próximo viernes 2 para ver qué ocurre con ese entusiasmo cuando los fanáticos puedan optar también por J. R. R. Tolkien y la adaptación de Amazon Prime Video de la “inadaptable” El silmarillion, Los anillos de poder ¿Quién quedará en pie en esta edición fantástica de las guerras del streaming? ¿La Tierra Media o Poniente? El televidente dirá.
Streaming
La casa del dragón (un episodio semanal, en HBO, los domingos, a las 22, y por HBO MAX). Natalia Trzenko advierte en su reseña que la carta ganadora de esta nueva ficción, creada por George Martin y Ryan Condal, la interpretación de Emma D’Arcy de Rhaenyra Targaryen, otra heredera platinada con mucha ira a causa de la misoginia de sus rivales y vasallos, recién aparece en pantalla en el episodio 6 de esta ficción, que ostenta “más dragones pero mucho menos vuelo” que la original. Nuestra opinión: buena.
Roadrunner (HBO Max). Anthony Bourdain pasaba 250 días al año en movimiento lejos de su hogar, y ese recorrido lo iba llevando cada vez más lejos del lugar en el que adquirió su título más reconocido, el de chef. Lo que propone el experto documentalista Morgan Neville en este film es un nuevo viaje, pero en este caso al corazón de la compleja personalidad de Bourdain, quien se suicidó en 2018. Quienes brindan aquí sus testimonios son algunas de las personas (productores, directores, colegas, amigos cercanos) que hicieron posible la transformación de Bourdain en una gran personalidad mediática y cultural. Sobre todo desde que descubrieron que era alguien que tenía mucho para decir sobre su mundo. Neville retrata en Roadrunner a un hombre que, lejos del lugar común de quienes creían que su vida era una disfrutable y eterna vuelta al mundo hecha de comida callejera y platos exóticos, trataba de explicar y de entender por qué el planeta no funciona igual que nuestra cocina. Bourdain, además, era un impaciente crónico. Apenas llegaba a un lugar ya quería irse. Uno de sus directores dice que dentro de su mundo no había nada (ni personas ni cosas, y mucho menos lugares) que pudiera durar para siempre. Nuestra opinión: muy bueno.
Cine
¡Nop!, de Jordan Peele. En su breve carrera como director, Peele logró despertar la atención de críticos, observadores y estudiosos por dejar expuestos inquietantes planteos sobre temas cruciales de la sociedad norteamericano actual desde un lugar en el que se mezclan la conciencia social y una combinación bastante original de géneros cinematográficos bien reconocibles, afirma Marcelo Stiletano en su crítica. “Desde una ópera prima de inmejorables resultados (¡Huye!) y una segunda película mucho más pretenciosa y menos lograda (Nosotros), Peele arriesgó nuevas mezclas entre la comedia y el terror para hablar del racismo que aflora encubierto por todas partes, la crueldad del sistema económico predominante y la impostura de ciertas instituciones, entre otros asuntos sensibles a la mirada de un director demasiado preocupado por dejar en claro que lo suyo es despertar conciencias dormidas y encender debates”. Pero su tercera película, que dirige sus dardos contra Hollywood y el “entretenimiento” en general, acaso altere el equilibro de ambos elementos en su obra hacia un abismo mayúsculo. Nuestra opinión: buena.
Un crimen argentino, de Lucas Combina. La adaptación de la novela de Reynaldo Sietecase, publicada en 2002, y basada en un hecho real y tan heredera de la serie negra universal como de la realidad argentina que asumió la trágica forma del policial en los años más cruentos de la última dictadura, sigue la investigación de la desaparición de Gabriel Samid, el hijo de una prominente familia de la ciudad y asiduo de la noche y de las malas compañías. En este “sólido thriller que sigue las convenciones del género”, pondera Paula Vázquez Prieto en su reseña de LA NACION, se conjugan tanto el interés de los militares por conseguir una rápida resolución como la voluntad del juez Suárez (Luis Luque) de encontrar a Samid con vida. Quienes ofician de detectives del caso son dos jóvenes secretarios del juzgado, cuya responsabilidad profesional se tensa con sus situaciones personales: la decisión de abandonar el país por un mejor futuro para Rivas (Nicolás Francella), y la vocación de permanecer en el sistema judicial para Torres (Matías Mayer). Nuestra opinión: buena.
Teatro
El cazador y el buen nazi (El Tinglado). La nueva pieza del periodista, dramaturgo y escritor Mario Diament, que presenta el encuentro, en mayo de 1975, entre el cazador de nazis Simon Wiesenthal y el arquitecto y ministro de armamentos de Hitler, Albert Speer, es una docuficción teatral de intenso impacto político, que pega con vehemencia en la platea al presentar un contrapunto tan escalofriante como poético, explica en su crítica Juan Carlos Fontana. “¿Por qué a Wiesenthal se lo denominó el ‘buen nazi’, ¿qué admiraba de Hitler ese hombre que en los juicios de Nüremberg declaró desconocer la existencia de los campos de concentración? Hay instantes en que la pieza se vuelve escalofriante en datos, en anécdotas, hasta en acusaciones –porque en escena Wiesenthal y Speer se exponen a ser juzgado uno por el otro, como en un pequeño Nüremberg íntimo–, pero a estas situaciones Jean Pierre Noher y Ernesto Claudio le aportan su magistral oficio y logran que eso que dicen y hacen quede grabado para refrescar nuestra memoria.” Nuestra opinión: muy buena.
¿Qué pasó en todo este tiempo? (El portón de Sánchez). Esta comedia escrita y dirigida por Gabriela Izcovich impone reflexionar sobre las historias de un grupo de seres casi desangelados, que parecieran buscar la felicidad pero a quienes les pesa demasiado aquello que perdieron. Algunos, como uno de los personajes femeninos de esta pieza, preferiría retroceder el tiempo 30 años y empezar de nuevo: intenta completar una carta que escribió entonces y no se animó a enviar. En su camino se cruza con un viejo amor, la ex pareja de él y un actor que intenta dar forma a un personaje dentro de un elenco que está próximo a estrenar una obra, en esta propuesta que genera inmediata empatía con el público, según observa en su crítica Carlos Pacheco. Con Marcelo Bucossi, Mercedes Fraile, Daniel Goglino y la propia Izcovich. Nuestra opinión: muy buena.
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