El viernes Amazon Prime Video estrena los dos primeros capítulos de la serie, ambientada miles de años antes de El señor de los anillos; el elenco habló con LA NACION de los cambios que plantea esta nueva ficción y por qué era necesario “traer al siglo XXI” a los personajes y el mundo del original
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CIUDAD DE MÉXICO.- Cuando J.R.R. Tolkien creó los escenarios por los que transcurre la historia de El hobbit, de El señor de los anillos, El silmarillion, etc. lo imaginó como un universo en constante expansión. Las distintas razas se alojaban a través del tiempo y el espacio en los confines de la llamada Tierra Media, enmendando la confusión del lector con precisos mapas en los que ubicar la acción de las diferentes eras, o edades.
Lo que era impensado en ese momento (las primeras historias datan de comienzos del siglo XX) es que ese universo de fantasía se expandiera también más allá de las letras, en la cultura pop, sobreviviendo no solo a las expectativas del autor, sino también a sus sueños más profundos. En 2022, con la misma mística de aquellas primeras historias, esta cosmogonía mítica suma un nuevo capítulo: la serie El señor de los anillos: los anillos de poder -que Amazon Prime Video estrena este viernes con dos episodios- un relato que, sin tener que ver estrictamente que ver con la obra en la que se inspira, sostiene cada uno de sus fundamentos.
A pesar de que Tolkien no suscribía el intrincado hilvanado al que fueron sometidos los distintos volúmenes de su obra, sí entendía que el origen de aquello era “una historia fundada en una muy minuciosa elaboración de su geografía, su cronología y su lengua”, y este fue el primer desafío al que se enfrentaron los creadores de la nueva serie, sumergirse a todo aquello, con un punto de partida inédito.
El señor de los anillos: los anillos de poder transcurre durante la Segunda Edad en la historia de la Tierra Media, con una muy joven Galadriel (Morfydd Clark, en el papel que hizo Cate Blanchett para la trilogía de Peter Jackson), todavía en proceso de ganarse el lugar de líder de su pueblo que tendría después. En una entrevista con LA NACION, durante la premiere mundial en México, la actriz de 33 años recordó su primera aproximación infantil al mundo planteado por J.R.R. Tolkien: “Mi papá me leyó El hobbit cuando tenía nueve años. No era muy buena leyendo entonces, pero luego leí los últimos capítulos yo sola y me sentí realmente muy orgullosa. Así lo conocí”. Mientras que Charlie Vickers -quien interpreta a Hallbrand, un aventurero del bando de los humanos- llegó al mismo mundo por caminos muy diferentes: “Nunca había leído los libros antes de ser elegido para este rol. Luego, he intentado leer todo lo que he podido. Son historias o personajes de los que siempre hemos hablado pero a medida que vas conociendo las historias te das cuenta cuán profunda son en realidad. Recién ahora siento que puedo considerarme un verdadero fanático”, confiesa.
Un presupuesto millonario al servicio de la imaginación
Con su majestuosidad y sus detalles arquitectónicos del siglo XVIII (se inauguró en 1767), el Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas, ubicado en Ciudad de México, bien podría haber sido el escenario perfecto para un mitin entre elfos y enanos, o el marco ideal para que Elrond le declare su amor a Galadriel. Tal vez por eso es que fue el escenario elegido para presentar en sociedad esta nueva aproximación a la historia de El señor de los anillos. O quizás también porque sus muros interminables están a tono con la imponencia de los 450 millones de dólares presupuestados solamente para la primera temporada de una serie que promete extenderse a lo largo de cuatro más.
Morfydd Clark (Galadriel), Sophia Nomvete (la princesa Disa), Trystan Gravelle (Pharazôn), Ismael Cruz Córdova (Arondir, un personaje con destino de héroe y el actor más requerido por la platea nacional e internacional), Leon Wadham (Kemen), Charlie Vickers (Halbrand), Benjamin Walker (rey Gil-galad) y Owain Arthur (Príncipe Durin) entraron como actores destacados y salieron como estrellas, luego de que una pantalla gigante los ubicara al pie de la alfombra roja, y a minutos de su consagración definitiva como copartícipes de un acontecimiento sin precedentes.
Sobre la decisión de no contar con ninguna figura convocante para reafirmar el concepto coral de la serie, fiel al espíritu de la materia prima que le dio origen, Patrick McKay -uno de los showrunners del proyecto, también presente en el lanzamiento internacional en tierra azteca- explicó: “El mundo que J.R.R. Tolkien creó es épico, diverso y lleno de emoción. Estos artistas extraordinariamente talentosos, procedentes de diferentes partes del mundo, representan la culminación de una búsqueda de varios años para encontrar artistas brillantes y únicos que den vida a este universo de nuevo”.
Y si bien la búsqueda fue tan ardua como precisa, tuvo un especial impacto en Sophia Nomvete, actriz británica de ascendencia africana e iraní, quien cuando recibió la propuesta acababa de dar a luz: “Habían pasado cinco días, cuando me llamaron estaba en una especie de estado de shock por muchas razones. Pero de repente me sentí realmente empoderada, y le agradecí a mi hija en ese momento, sentí que había sido ella, que algo estaba funcionando en paralelo. Tuve el apoyo de todos mis compañeros, de la producción, amigos, padres y familia, mi querido esposo, que constantemente nos sostiene a mí y a mis hijas. Luego de eso fue algo así como ‘¡a empacar el corpiño de maternidad que nos vamos a Nueva Zelanda!’”.
La historia sin fin
“Tres anillos para los reyes elfos bajo el cielo. Siete para los señores enanos en palacios de piedra. Nueve para los hombres mortales condenados a morir. Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro en la Tierra de Mordor donde se extienden las sombras. Un anillo para gobernarlos a todos. Un anillo para encontrarlos. Un anillo para atraerlos a todos y atarlos a las tinieblas en la Tierra de Mordor donde se extienden las sombras”. Así se presentaba en la primera trilogía la historia de los famosos anillos, pero nunca hasta el momento se había desarrollado los pormenores de su creación, y llenar ese hueco, apenas transitado en la obra literaria, fue la génesis de la serie. “Hasta ahora el público solo había visto en pantalla la historia del Anillo Único, pero antes de que existiera uno, existieron varios, y estamos emocionados por compartir esta excepcional historia sobre todos ellos”, señaló McKay.
A pesar de transcurrir miles de años antes de los acontecimientos conocidos a través de las películas, quien también vuelve en esta nueva serie es Sauron, omnipresente presencia e invocación del Mal, quien será una pieza importante en el desarrollo de este segmento de la historia, como así también la legión de orcos a su mando.
Y si bien fuera de la ficción el equipo es totalmente nuevo (comandado por el realizador español J. A. Bayona, fan de la obra de Tolkien, director de los dos primeros capítulos y productor ejecutivo), también se especula con la aparición de otros personajes reconocidos por la legión de fans que tiene la saga a nivel mundial. Porque a pesar de ser una historia creada a partir de revisar no solo los textos del autor sudafricano sino también aquellos cuentos inconclusos que terminó y publicó su hijo Christopher luego de la muerte de Tolkien en 1973, las generaciones más recientes llegaron al universo y a los personajes a través de adaptaciones audiovisuales, de ahí la importancia de mantener una relación entre ambos mundos.
Desde los paisajes de Nueva Zelanda a una estética narrativa que está en concomitancia con lo ya visto, Los anillos de poder se inserta sin problemas dentro del concepto de precuela, aun cuando los elementos que le son propios están apenas esbozados en lo más conocido, teniendo ese tramo de la historia un peso específico de cara a su desarrollo a lo largo de los próximos años; y al mismo tiempo, conectando directamente con el imaginario de los libros. Si bien la historia no fue escrita por Tolkien, tranquilamente podría haberlo sido. La mística está intacta, la épica también.
Con el estreno esta semana de los primeros dos capítulos, la historia continuará semanalmente hasta el 14 de octubre. Mientras tanto se completa la realización de la segunda temporada (esta vez con locaciones en el Reino Unido), y se prepara la preproducción de la tercera. Porque la maquinaria detrás de Los anillos de poder es ardua y exhaustiva, como cada situación imaginada en sus escritos por Tolkien hace un siglo, cuando la preocupación por los detalles era el mejor armazón de una historia inolvidable.
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