Lo que Stranger Things no contó: qué pasaba en el espectáculo argentino en 1986
Qué hubiera pasado si los guionistas de esta exitosa serie de Netflix se hubieran inspirado en temas y artistas que marcaron nuestro ADN
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La última temporada de Stranger Things, que acaba de incorporarse completa al catálogo de Netflix, transcurre en 1986, y al igual que sus predecesoras, apela a la memoria emotiva de los mayores de 40 en torno a referencias muy reconocibles para los que eran chicos, adolescentes o mayores en la segunda mitad de los 80. La saga de Pesadilla (con la presencia de Robert Englund, el actor que interpretó al asesino Freddy Krueger), los guiños a El imperio contraataca, Los cazafantasmas o Locademia de policía o la recuperación de la canción “Running Up That Hill” son todos signos de una época.
Pero ¿qué habría pasado si los guionistas de la serie hubieran mirado hacia América del Sur, más específicamente a nuestro país? Seguramente se habrían entusiasmado con referencias muy distintas, momentos muy nuestros que fueron clave de ese año y quedaron marcados en el ADN nacional de las generaciones que los vivieron, y también de las que vinieron después. Y en cada uno de ellos, una historia que los hizo únicos y que merece ser contada.
Desde mi persiana americana te amaré en cámara lenta
Si la sufrida Max (Sadie Sink) fuera oriunda de Florencio Varela probablemente sus gustos musicales en 1986 habrían sido otros. Época complicada para el presupuesto del adolescente melómano, luego de la disolución de Serú Girán en 1982, Charly García y Pedro Aznar editaron Tango, primer eslabón de una saga que nunca sucedió y se completó cinco años después con Tango 4. A pesar de contar con solo seis temas, este “sencillo anabolizado” alcanzó para ser recibido con entusiasmo, especialmente cuando el hit “Hablando a tu corazón” conquistó a los fans.
Otro hit, de esos que cantan hasta los que nunca lo escucharon fue “Persiana americana”. Soda Stereo venía en franco ascenso, con inusitado éxito en América Latina, el estreno del video de “Cuando pase el temblor” y el lanzamiento del álbum Signos fue la consolidación de un monstruo grande que llegó para quedarse.
Con “la mano de Dios”, “el mejor gol de la historia” y un Diego Maradona inolvidable, la Selección Argentina levantaba la copa del mundo en México. Al mismo tiempo nacía un tema que se convertiría en la canción de cancha por excelencia. Sergio Denis ya era un reconocido intérprete romántico, pero el lanzamiento en el 86 de su trabajo Imágenes le trajo un éxito impensado y imperecedero.
La entusiasta “Te quiero tanto” no solo fue la banda de sonido de gran parte de los hogares argentinos sino que su popularidad llegó a las canchas. Equipos de Argentina, Paraguay, España, Inglaterra y Alemania, todos la adoptaron con espíritu de arenga infinita. Y ya que hablamos de amor. Valeria Lynch también se regocijaba en él. En 1986, la estrella pedía que despacito y suavemente la amaran en cámara lenta. El tema compuesto por Paz Martínez formó parte del disco Sin fronteras, en el que también nacía otro hit, aunque más combativo: “Fuera de mi vida”.
Les Luthiers, Raúl Alfonsín y... ¿un malentendido?
Mientras un cassette y un walkman alcanzaban para pasar un buen momento individual, el espectáculo a gran escala atravesaba una década de sinsabores. Al mismo tiempo que los jóvenes y todavía idealistas muchachos de Pixar creaban el corto Luxo Jr., y con él una lámpara que se convertiría en leyenda, Norma Aleandro anunciaba que La historia oficial -película dirigida por Luis Puenzo que había protagonizado- conseguía el primer premio Oscar para la Argentina.
Paradójicamente el galardón para la película, cuyo argumento se centraba en la última dictadura, fue obtenido un 24 de marzo, lo que llevó al siguiente agradecimiento del director en el escenario del Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles: “No puedo dejar de olvidar que hace diez años, en un día como hoy, se daba el último golpe militar en mi país. No puedo olvidar esa pesadilla. Hoy ha empezado una nueva época, con nuevos sueños”.
Otra conquista, pero esta vez a nivel nacional, fue la de la llegada de Les Luthiers al Teatro Colón, un evento en un inicio resistido por los ortodoxos. A pesar de las críticas, el grupo brilló en torno al Recital sinfónico 86 ofrecido el 11 de agosto en conjunto con la Orquesta Sinfónica del Teatro Colón y a beneficio de la fundación Convivir. Las entradas para esa noche se agotaron tan rápido, que el grupo tuvo que vender también una función al mediodía, que originalmente había sido programada como prueba de sonido.
En torno a esta fecha se dieron dos hechos históricos en el grupo. El primero fue un cambio en la pieza “Las majas del Bergantín”, que cuenta la historia de un grupo de corsarios comandados por el pirata Raúl. Ante la posible presencia esa noche del presidente de la Nación, Raúl Alfonsín y para no caer en malos entendidos, Les Luthiers decidió rebautizar por única vez al personaje como Fermín.
El segundo, bastante más amargo, fue que esa función significó el principio del fin para la primera y más recordada formación, porque un mes después renunciaba Ernesto Acher, no volviendo a actuar nunca más con el grupo. Nunca se conocieron los motivos, pero en ocasión de la celebración por los 40 años del nacimiento de los Luthiers, el músico contó: “Les Luthiers fue un matrimonio múltiple. Y en un matrimonio cuando se suscitan conflictos yo creo que es prudente mantenerlos a puertas cerradas. Las razones son muy complejas. Además, independientemente de lo dolorosa que fue la partida, hubo un pacto de caballeros en que las razones quedaran entre nosotros y eso creo que hay que respetarlo”.
Un programa histórico y otro “de porquería”
Hacía rato que el zapping estaba inventado y los chicos y chicas de Stranger Things lo han usado profusamente a lo largo de sus cuatro temporadas. En la más reciente, versión 1986, se puede ver en un televisor a tubo a Courteney Cox mucho antes del éxito de Friends, pero con la antena telescópica mejor orientada los personajes habrían visto el inicio de La noticia rebelde, uno de los hitos televisivos más importantes de la pantalla local.
Raúl Becerra y Adolfo Castelo buscaban repetir el éxito de Semanario insólito; Jorge Guinzburg y Carlos Abrevaya eran una dupla creativa que brillaba en gráfica, y también como guionistas de Juan Carlos Mareco, Cacho Fontana y Tato Bores. Cada binomio acercó a Canal 7 (por entonces ATC) su propuesta, y sin conocerse estaban tan en sintonía que Carlos Montero, responsable de la programación, les dijo: “O se pelean para ver quién es el más fuerte, o se juntan”. El resto es historia conocida: se juntaron, después se pelearon, luego se amigaron, y en el medio quedaron en la historia de los medios.
Mientras el cuarteto de La noticia rebelde (más Nicolás Repetto) tenía que demostrar que estaban a la altura de la pantalla chica, Héctor Larrea contaba con medallas de sobra para cualquier desafío que le pusieran delante. Sin embargo, y a pesar del olfato, cuando le dijeron que ese bastión a conquistar sería un programa de entretenimientos llamado Seis para triunfar, casi pega media vuelta y se queda afuera de su consagración televisiva. “Hetitor” sabía que la tele le convenía y, además. siempre tenía la radio para guarecerse, sin embargo lo que vino después lo tomó desprevenido: “Fue una gentileza de la vida. Para mí el programa era una porquería. Al principio no me gustaba pero hacía buen rating. De cinco puntos, que era lo que hacía esa franja hasta entonces, nosotros la llevamos a 17″.
Y entre programa y programa, la tanda publicitaria. El primer año de la segunda mitad de los 80 encontró a la serie Brigada A con un éxito increíble en la Argentina, con especial atención a Mr. T, el forzudo de corte mohicano, infinitas cadenas y un pasado reciente de antagonista de Sylvester Stallone en Rocky III.
Potenciado por la caricatura de Mario Sapag, una empresa de galletitas decidió filmar un spot publicitario con Mr. T y Cacho Fontana (que ya había tenido una experiencia previa con Clemente). El director fue Juan Carlos Desanzo, y al forzudo lo dobló el mismo artista de voz de la serie. El resultado fue toda una sorpresa para la época y, de paso, ofreció una respuesta acerca del misterio de la famosa “T” del nombre.
“Soy el mañana del mundo, de mi nació la esperanza”, cantaba Vanesa Teisaire, modelo adolescente y representante argentina de una publicidad que se filmó en una docena y media de idiomas, con distintas caras pero mismo espíritu. Cada país tuvo su versión de esta “reunión cumbre por un mundo mejor” auspiciada por una marca de gaseosa. La pieza fue una de las apuestas más ambiciosas que se ha visto en el mundo publicitario. El recurso funcionó porque todavía hoy basta escuchar los primeros compases para que la canción se complete en el inconsciente colectivo, y se quede por días, semanas o meses.
Cualquiera de estos ejemplos vernáculos, y muchos otros que marcaron a fuego a 1986 hubiera desvelado a los protagonistas de Stranger Things, y habría encajado a la perfección con una serie que hace, de lo imposible una realidad.
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