Lo primero es la familia: las claves del regreso de The Righteous Gemstones
Protagonizada por John Goodman, la comedia que ofrece una cruda y satírica mirada de los pastores evangélicos estrena su segunda temporada; hablamos con sus creadores y elenco
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Luego del obligado receso que impuso la pandemia, el próximo domingo llega la segunda temporada de The Righteous Gemstones, una de las comedias más delirantes que trajo HBO en 2019.
Ácido retrato de una familia de “televangelistas” del sur de Estados Unidos, la serie también es una singular sátira sobre la alianza entre religión y política que adquirió protagonismo en la era Trump, alimentada por el culto a la exposición mediática y el espectáculo de la creencia.
Creada por Danny McBride, uno de los tardíos exponentes de la Nueva Comedia Americana, heredera de los hermanos Farrelly y Ben Stiller y continuada por Judd Apatow, la historia tiene como protagonista a John Goodman como el patriarca de la iglesia y la familia, secundado por sus tres hijos, interpretados por el propio McBride, Edi Patterson y Adam DeVine. Todos ellos son la puerta de entrada a un extraño y moderno mundo religioso, signado por el lujo estrafalario, las ceremonias de bautismo televisadas y el sostenimiento de un imperio monumental de show y billetes.
Si la primera temporada se concentró en la presentación de la vacua celebridad de los Gemstones como cáscara de la disfuncionalidad de la familia, entretejida en ambiciones y rencores cruzados y asediada por amenazas exteriores, la nueva temporada explora el pasado del patriarca, las disputas entre sus descendientes por ejercer el liderazgo del imperio, y un nuevo escenario en el que el negocio se diversifica y Jesús encuentra su lugar en el streaming.
Entrevista con los
En una mesa redonda con los creadores, directores y parte del elenco, LA NACION pudo explorar las principales claves de esta temporada, y el secreto de ese estilo anárquico de la comedia moderna, que trabaja los excesos desde la presentación del templo Gemstone como una especie de feria de atracciones, émulo de la Graceland de Elvis Presley, en el que la religión se ha convertido en la mercancía más codiciada.
“Me mudé a Charleston, en Carolina del Norte, hace unos cuatro años. Y cuando llegué me llamó la atención la cantidad de iglesias que había, un tipo de iglesia muy diferente de la que existía cuando yo era niño. Una especie de mega iglesia cuya lógica es la de una corporación económica, comandada por un pastor que funciona como una estrella pop y al mismo tiempo como el CEO de una empresa. Ese era el modelo que queríamos poner en el ojo de la sátira, el giro irónico que había tomado la creencia como inquilina del capitalismo”, reflexiona McBride respecto al nacimiento de la idea original.
El tono de la serie está definido por esa irreverencia, pero al mismo tiempo intenta explorar aquello que une a la familia Gemstone más allá de esa corporación religiosa a la que pertenecen. “El cierre que ocasionó la pandemia nos dio la oportunidad de explorar diversos aspectos en esta segunda temporada. La primera había estado concentrada en presentar a los personajes y su mundo, y en esta, en cambio, el humor se tornó más desenfadado, los vínculos se enriquecieron a partir de esa permanencia con el espectador, y el ritmo se hizo más vertiginoso” agrega Adam DeVine, quien interpreta a Kelvin, el menor de los Gemstones.
La sucesión de Eli (John Goodman) al frente de la compañía religiosa es uno de los grandes temas de esta segunda entrega. Para Jesse (McBride), el hermano mayor, la dinámica entre hermanos siempre implica la competencia, mientras que Kelvin solo quiere encontrar su lugar entre los Gemstones, y eso incluye a la iglesia como familia ampliada. “Por ello el armado de un ejército de musculosos bañados en aceite funciona para Kelvin como un respaldo para esa conquista, la de un lugar de pertenencia”, explica DeVine.
Lo que definió a Kelvin, en tanto hermano menor, fue la necesidad de encajar, por ello la tensión homoerótica que marca su relación con Keefe (Tony Cavalero) funciona como el perfecto exponente de esa doble moral que atraviesa a la familia, la tensión entre la realidad y la imagen que proyecta a sus seguidores, y la inconsciencia de la represión autoimpuesta para acatar esos mandatos. “La relación entre Kelvin y Keefe está cargada de una creciente tensión sexual que, al nunca concretarse, deriva en la comedia absurda. Y con Tony Cavalero nos divertimos mucho, él es muy gracioso y nos complementamos en el trabajo conjunto, en el que también tenemos permiso para improvisar”, cierra DeVine.
Dirigida por David Gordon Green (con quien Danny McBride colaboró en los reboots de Halloween) y Jody Hill (co-creador de las otras dos series de su autoría, Eastbound & Down y Vice Principals), The Righteous Gemstones recupera el estilo de comedia que McBride ensayó en películas como Este es el fin (2013, actualmente disponible en Netflix), signadas por una ácida mirada sobre el sistema y sus convenciones, disfrazada de grotesco y escatología. “Esta no es una serie que busque insultar al creyente sino que intenta retratar desde la parodia el ambiente de la religión institucionalizada, mostrar desde ese grotesco la codicia y la corrupción dentro de estas instituciones”, explica Gordon Green. “Y mientras la primera temporada fue la exploración de ese mundo y el intento de hallar el equilibrio en el tono, discernir cuándo se puede ser gracioso y cuándo incisivo, la segunda resulta una oportunidad para que todo el infierno se desate y podamos confiar definitivamente en la participación de la audiencia”.
La pandemia también implicó un cambio de agenda para las ficciones. “Es muy difícil pensar la serie a espaldas de la realidad”, destaca Jody Hill. “El mundo en el que vivimos impregna a los personajes y al relato pese a que intentemos hacer una comedia ligera, sin declaraciones políticas explícitas pero anclada en una coyuntura palpable. Y cierta paranoia que ha estimulado el encierro también ha permeado a la historia, casi de manera inconsciente. Por ello esta temporada fuimos un poco más allá de los límites, lo cual es bastante loco porque en la primera fuimos bastante arriesgados. No creo que fuéramos más absurdos ni nada por el estilo, pero sí profundizamos en la complejidad de los lazos que unen a esa familia”, agrega.
En la primera temporada la vida de Aimee-Leigh Gemstone (Jennifer Nettles), esposa de Eli y madre de sus tres hijos, resultó ser el misterio revelado. Su pasado como cantante junto a su hermano Billy (Walton Goggins), el amor con Eli, el vacío que dejó su muerte. Ahora es el turno de Eli y su juventud en Memphis, los secretos que regresan y la disputa por su sucesión.
“Hay una clara diferencia generacional entre Eli y sus hijos. Eli ha tenido que construir su imperio a fuerza de ingenio y carisma, en alianza con su esposa como principal apoyo. Sus hijos, y sobre todo mi personaje, que es el primogénito, han nacido con esos privilegios y sienten que les pertenecen. Por ello es interesante descubrir qué es lo que implica el legado, tanto el de la iglesia como el de la familia”, revela McBride. Y la serie se interna en esas divergencias entre los hermanos por ganar el favor del padre y resultar el elegido para conducir su obra. “No hay muchos programas en los que puedas tener a tres hermanos adultos que estén tan involucrados entre sí todo el tiempo”, agrega Cassidy Freeman, quien interpreta a Amber, la esposa de Jesse. “La relación entre los hermanos es reveladora de la identidad de cada uno y del lugar que ocupan en la familia. Cómo disputan el liderazgo sin el apetito que definió a Eli por alcanzar la cabeza de su imperio”.
El mundo de los Gemstones siempre estuvo conducido por hombres, por ello las mayores disputas en la primera temporada se dirimieron entre los hijos varones de Eli y el tío Billy, que aspiraba a apropiarse del lugar de su hermana. Pero en esta temporada Amber se convierte en una pieza clave de las ambiciones de Jesse cuando ambos negocian con otra pareja de pastores el desarrollo de un proyecto turístico cristiano que les dé autonomía. “En esta temporada, Amber abandona esa posición relegada, como mero soporte de su marido, para reclamar un claro protagonismo. Y el vínculo que los une con la pareja de pastores mediáticos Lyle y Lindy Lissons, junto a quienes planea un negocio turístico que potencie el alcance de la iglesia, los convierte en un equipo”, concluye Freeman. También Judy (Eli Patterson), la única hija de Eli, que en la primera temporada se vio desplazada en la consideración del padre frente a sus hermanos, decide ahora pelear por su lugar y convertir a su novio BJ (Tim Baltz) en uno más de los Gemstones.
“En esta temporada podés ver un poco más de cada personaje, como el revés de su alma. Y en Judy podés ver entrelíneas aspectos de su personalidad que permanecían ocultos, silenciados”, revela Patterson. “La escena del bautismo, en el episodio 4, es el perfecto ritual para comprender la unión con BJ, que es hilarante y al mismo tiempo entrañable”. La pareja que forman Judy y BJ quizás sea uno de los duos que más crece en esta temporada, haciendo del humor más desenfrenado un estudio ajustado de las dinámicas familiares a la hora de aceptar un nuevo integrante. “Desde la primera temporada que BJ buscaba desesperadamente la aceptación del clan Gemstone, y en esta temporada su vínculo con Judy contribuye a que se sienta parte de ese juego, incluso desde el humor. Porque la relación entre Judy y BJ combina la extrañeza y la ternura pero se revela también como una alianza indestructible y esencial para ambos personajes”, agrega Baltz.
Por último, la serie asumió numerosos desafíos luego del impasse por la pandemia: volver a filmar luego de un año de suspensión, recuperar esa cofradía lograda en Charleston, sintonizar el humor con lo que había experimentado el mundo en este tiempo. “El mayor desafío fue llegar a Charleston y prepararse y esperar y controlar todos los protocolos que hay que cumplir por la seguridad del equipo. Entonces uno se preguntaba: ‘¿cómo va a funcionar esto?’ Hace un año que estoy dentro de mi departamento y casi que me olvidé cómo vivir. Pero en el momento en que nos pusimos a trabajar todo eso se desvaneció”, explica Baltz. Por otro lado, estaba la actualización de los Gemstones al reinado del streaming hogareño que se hizo evidente en la cuarentena. “Una de las ideas más divertidas de esta temporada fue el resultado de combinar la religión y las nuevas tecnologías, Jesús y el streaming”, agrega Hill y concluye: “Danny McBride es quien debe llevarse el crédito por ello. Quería mostrar cómo los Gemstones están en sintonía con todo aquello que les permita sostener su empresa y seguir generando dinero. ¿Cómo se mantienen al día con las tendencias? ¿Cómo reinventan la religión en esta época? Los Gemstones siempre encuentran la respuesta. Y de ahí sale la sátira, exponer ese mecanismo sin sutileza para despertar la risa sobre lo evidente, que muchas veces pasa desapercibido”.
La segunda temporada de The Righteous Gemstones estrena el domingo 9 de enero en HBO Max.
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