Netflix: Lily Collins encontró su personaje soñado en Emily en París
A Emily, recién llegada a París desde Chicago lista para hacerse un lugar en el competitivo mundo de la promoción de marcas de lujo aunque no sepa hablar francés, sus compañeros en la prestigiosa firma de marketing parisina no la reciben con los brazos abiertos. De hecho, se podría decir que el recibimiento es tan típicamente parisino como la Torre Eiffel. Uno de los muchos puntos de atracción turística que aparecen en Emily en Paris, la nueva serie de Netflix que se estrena el viernes. Desconfiados e irritados por la presencia de la joven experta, todos hacen todo lo posible por hacerla sentir una intrusa. Una experiencia que a Lily Collins, la protagonista de la ficción, le resultó bastante familiar.
Es que la actriz se pasó buena parte de su infancia tratando de encajar: a los seis años y tras el divorcio de sus padres, se mudó con su madre de Surrey, Inglaterra, donde nació, a California. El hecho de que además de tener el aspecto casi opuesto a lo que se supone que es una típica chica californiana, Lily hablaba con un marcado acento británico y que su papá fuera Phil Collins, uno de los músicos más populares del mundo en aquel tiempo, no la ayudaban mucho.
Según ella misma cuenta en el libro de ensayos que publico hace unos años, Unfiltered: No Shame, No Regrets, Just Me, en su adolescencia le preocupaba mucho lo que la gente podía pensar y esperar de ella. Y así intentaba conformar a todos los que creían que debía ser malcriada pero al mismo tiempo encantadora, talentosa, perfecta y exitosa. Con esa carga encima ocultaba su acento británico, prefería no hablar de su familia, se rasuraba sus frondosas cejas (ahora son su marca de estilo) y sufría un desorden alimenticio grave. En su búsqueda por encajar, cuenta, ella misma tendió la trampa de la exposición permanente dedicándose primero al modelaje y luego a la actuación.
Tal vez por haber experimentado aquella desesperación por ser aceptada es que el personaje de Emily le resultó tan atractivo al punto de aceptar la oferta de Darren Star (Sex and the City, Younger) para encarnarla y también ser una de las productoras del programa grabado en París.
"Nunca quisimos que el personaje tenga que transformarse para ser aceptada por los demás. Su actitud es: "no voy a cambiar quién soy, voy a usar la camisa estampada con la Torre Eiffel si tengo ganas, voy a usar la cartera de la Mona Lisa porque soy obvia y no hay nada de malo con eso". Emily se siente orgullosa de quién es, pero tampoco le tiene miedo a adaptarse al lugar en el que está. En el desarrollo de los diez episodios de la serie, su confianza crece y deja de preocuparle lo que la gente piense de ella. Al principio, le duele ser juzgada por sus compañeros de trabajo pero hacia el final se nota que logró encantarlos", comentaba Collins hace pocos días en una entrevista con la revista W.
La fortaleza interna de su personaje hizo que la actriz que hace años lleva tatuada en su brazo la frase "True Delicacy is not a Fragile Thing (la verdadera delicadeza no es algo frágil), hizo que con la ayuda de los guiones de Star, el vestuario diseñado por la legendaria Patricia Fields-la misma de Sex and the City-, y la Ciudad Luz, claro, Collins por fin intentara un papel con más claros que los oscuros personajes que llevaba interpretando.
Una americana en París
"Me gustan los papeles más oscuros y definitivamente siento que puedo explorar diferentes lados míos con cada nuevo trabajo. Pero lo cierto es que nunca quise ser encasillada en un tipo de personaje específico. Hace tiempo que buscaba un proyecto divertido, con un papel cómico, ingenioso y amante de la moda y la vida en general. Sin embargo, un personaje así no aparece todos los días. Necesitaba que fuera una mujer inteligente, sensible y por eso interpretar a Emily, se siente como una liberación, la posibilidad de mostrar un costado mío que nunca había expuesto antes", confesaba hace pocos días Collins.
La serie para algunos será el antídoto perfecto el hartazgo del distanciamiento social, un recreo para los ojos cansados de ver siempre las mismas paredes y las deslucidas ropas de entre casa. Y para la actriz fue exactamente lo que estaba buscando desde que era una adolescente que ante los repetidos rechazos en las audiciones decidió estudiar periodismo en la Universidad del Sur de California. Apenas salida del secundario empezó a escribir algunos artículos para Teen Vogue y consiguió trabajo como conductora del ciclo dedicado a la elección presidencial de 2008, Kids Pick the President, del canal infantil Nickelodeon. Y aunque le gustaba ocupar el rol de entrevistadora en ocasiones las preguntas que le tocaba hacer en la alfombra roja la incomodaban bastante. Ella, que según la leyenda familiar, había tenido a Elton John como niñero ocasional, no estaba interesada en revelar la vida privada de los demás. Por suerte para entonces llegó la audición en la que finalmente le dijeron que si.
En 2009 fue elegida para interpretar a la hija de Sandra Bullock en la película Un sueño posible, a ese papel le siguió la Blanca Nieves de Espejito, espejito con Julia Roberts y, como si trabajar con las dos reinas de la comedia romántica la hubiera inspirado, luego protagonizó Los imprevistos del amor y Las reglas no aplican, film dirigido por Warren Beatty –que no se estrenó comercialmente en la Argentina– ahora disponible en Netflix.
Con su carrera ya en marcha y en pleno ascenso Collins aceptó protagonizar el drama Hasta el hueso, dirigido por Marti Noxon. En la película la actriz interpretaba a una joven que sufre de anorexia, un tema cercano a las experiencias de la propia Collins. Después participó de Okja, el film dirigido por el director surcoreano Bong Joon-ho que produjo Netflix.
En su búsqueda para demostrar su versatilidad como intérprete, su próximo gran proyecto fue la adaptación de la novela Los miserables que realizó la BBC, en la que interpretó a la desgraciada Fantine, el mismo papel que le consiguió un Oscar a Anne Hathaway en la versión cinematográfica del musical inspirado en la historia escrita por Víctor Hugo. Y casi como si estuviera siguiendo los pasos de Hathaway en El diablo viste a la moda, luego de interpretar a la novia de un asesino serial en Ted Bundy: durmiendo con el enemigo y la esposa de R.R. Tolkien en la biopic dedicada al escritor de El señor de los anillos, Collins se fue a París, capital de la moda, el romance y las vistas de postal o, para los millenials como Emily, escenario de los más populares posteos en Instagram.
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