LA NACION compartió parte del rodaje de Menem, material que se verá por Prime Video en más de 240 países y que gira en torno a la figura del expresidente y su familia
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Visitar el rodaje de Menem, serie que se verá por Prime Video, causa una enorme sensación de sorpresa. Los parecidos físicos, los modos de moverse y el color de las tonadas son sumamente similares a los de Carlos Saúl Menem, quien fuera dos veces presidente del país, y a los de Zulema Yoma, exmujer del mandatario, personajes interpretados en la ficción por Leonardo Sbaraglia y Griselda Siciliani, respectivamente, impresionan y proponen un inmediato viaje en el tiempo.
“Me pareció un reto actoral impresionante, quizás el más grande de mi vida”, sostiene Sbaraglia, mientras el equipo de estilistas culmina su trabajo de caracterización en el motor home que oficia de camarín y está destinado al actor, quien, con el trabajo ya avanzado, está más cerca del physique du rôle del político riojano que de su propia identidad. Siciliani, por su parte, reconoce que su actual desafío artístico “es una fiesta” para una actriz. “Es un personaje riquísimo a nivel emocional y expresivo”, sostiene. Verla transitar el set imbuida en los atuendos de Zulema Yoma hace que el desprevenido detenga su mirada para testear si se trata de la actriz o de la mujer real.
Menem es una ficción basada en hechos reales, con un relato que toma como eje a la figura de Carlos Saúl Menem y a su círculo más íntimo. El material, que aún no tiene fecha de estreno y podrá verse por Prime Video, en más de 240 países, fue creado y producido por Mariano Varela, que viene de hacer Porno & helado; y cuenta a Ariel Winograd como showrunner y director. El realizador ha sido el responsable de El gerente y El robo del siglo, entre muchos otros títulos. Junto a Winograd, Fernando Alcalde -quien participara en Argentina 1985 y El secreto de sus ojos- comparte créditos en la dirección. Además Menem cuenta con guiones de Mariana Levy, Federico Levín, Luciana Porchietto, Silvina Olschansky y Guillermo Salmerón.
LA NACION compartió una tarde de rodaje en lo que fuera el imponente casco de una estancia, hoy dentro del predio de un exclusivo barrio privado, ubicado varios kilómetros al sur de Buenos Aires. La locación permite recrear la atmósfera de la Quinta Presidencial de Olivos, uno de los espacios que conforman el eje narrativo de la serie que también se filmó en la Casa Rosada y en la provincia de La Rioja, terruño natal de Menem y Yoma, entre otras locaciones que ocuparon nueve semanas de rodaje. “Que nos prestaran la Casa de Gobierno fue un lujo enorme, se siente la energía en esas paredes”, recuerda Sbaraglia, aún impactado por esa locación tan particular en la que rodaron durante los fines de semana en los que no había actividad en el Gobierno.
Junto a Sbaraglia y Siciliani completan el elenco Juan Minujín, Jorgelina Aruzzi, Marco Antonio Caponi, Agustín Sullivan, Cumelén Sanz, Alberto Ajaka, Violeta Urtizberea y Campi.
Íconos
“Es una ficción, yo voy a hacer una interpretación de Carlos (Menem), basado en los muy buenos guiones. De ahí se desprende un personaje que será muy parecido al real y, por momentos, no tanto; ya que estará al servicio de una historia que los autores y el director quieren contar”, dice Sbaraglia, quien reconoce que a la hora de rodar se pone “muy nervioso”.
Siciliani sostiene que su personaje “pasa por un montón de situaciones extremas” y con muchos colores y matices: “Es muy divertido, eso me decidió a interpretarlo. Zulema (Yoma) es alguien que expresa lo que siente, es transparente, todo se le ve, se le nota y lo dice”.
La serie está basada en hechos reales, pero no deja de tener el tratamiento de una ficción. Situada en la Argentina de la década del noventa, se mete con los orígenes políticos y el ascenso de Carlos Saúl Menem al poder, quien estuvo al frente del Poder Ejecutivo nacional desde el 8 de julio de 1989, ocupando ese lugar durante una década.
La trama aborda el contexto económico -convertibilidad mediante-, y los ataques terroristas acontecidos en Buenos Aires, entre otros tópicos que hacen al devenir histórico del país a fines del siglo pasado. Los engranajes del poder, la intimidad de las deliberaciones políticas y las consecuencias sociales de esta etapa del país conforman el núcleo narrativo. Además, la ficción va en busca de los rasgos personales del controvertido primer mandatario y de su vínculo familiar haciendo hincapié en la relación compleja que ha mantenido con su esposa Zulema Yoma y en el rol de ella tanto en la vida marital, como en su rol de Primera Dama.
“Borda la comedia negra y el cinismo, pero nosotros lo hacemos de verdad, eso nos protege”, afirma el actor protagonista. “Es como si la dirigiera Carlos Saúl (Menem), que no era nada solemne. Esta es una de las claves porque él fue un tipo que se salió siempre del paradigma”, define Sbaraglia. Es que, a pesar de la profundidad de los temas abordados, la historia se desarrolla sin acartonamientos.
-¿Qué implica personificar a Carlos Saúl Menem y a Zulema Yoma?
Leonardo Sbaraglia: -Menem es un personaje muy fascinante, pero muy difícil. No es fácil llegar a ser presidente, entonces uno se pregunta qué pasa en el cuerpo de esa persona. Sólo lo sabe quien está entre esas cuatro paredes, con ese poder y dominio. Inevitablemente, en la serie hay una reflexión sobre el poder.
Griselda Siciliani: -Se trata de poder transmitir el alma y trabajar con la imaginación porque todo lo que conocemos de Zulema (Yoma) es público, uno no sabe cómo son esos personajes en la intimidad, por eso aparece lo ficcional.
El rodaje transcurre sin sobresaltos, se transita en una armoniosa media voz. En los cortes, Sbaraglia permanece silencioso, a diferencia de Siciliani, quien bromea con sus compañeros, pero manteniendo el tono de voz de su criatura de ficción. Más allá, el actor Gabo Correa recrea a Mohamed Alí Seineldín, el militar carapintada que se alzó contra la democracia. La escena que comparte con el personaje de Zulema Yoma alterna la gravedad histórica con el tono doméstico, lo cual le confiere gran credibilidad a la situación.
Tono
El trabajo de maquillaje y peinado es una parte fundamental de esta producción. Convertir a Sbaraglia en Carlos Saúl Menem y a Griselda Siciliani en Zulema Yoma demanda tres horas. El trabajo de maquillaje sobre los rostros es exhaustivo, al igual que el diseño de las pelucas de un notable realismo.
“Uno no hace una imitación, sino que elige qué es lo más rico para actuar. Fue encontrarle la energía, la mirada. Trabajamos con coaches y, en lo personal, investigué mucho. En ese proceso, me di cuenta que Zulema (Yoma) no tiene un acento riojano, sino uno muy propio, mezcla de su paso por otros países, la provincia de La Rioja y el porteñismo de Buenos Aires”, sostiene Siciliani, quien se acomoda la peluca que tiene el mismo tono y las ondas del peinado que caracteriza al personaje real. Ese que dice “hijo” para referirse amorosamente a su interlocutor.
En el caso de Sbaraglia, el desafío lo tomó por sorpresa: “Cuando el director me propuso hacer a Menem, veníamos de terminar de rodar El gerente y, en medio de ese idilio, le dije que sí. Si lo pensaba cinco minutos, no lo hacía. No me dejó ni pensarlo”, bromea Sbaraglia, quien reconoce que “no sólo es hacer a Menem, sino a un Menem diez o quince años más grande que yo”.
El actor también apeló a una foniatra que lo adiestró para poder reproducir el modo de hablar de su personaje: “Mi foniatra es Mariana Guerreiro, con quien ya había trabajado; tiene un sistema muy piola, de escucha casi musical. Se trata de ir encontrando la voz y el tono, ya que, de joven, Menem hablaba más agudo y luego fue bajando”. A modo de humorada, el actor finaliza su frase con el mismo decir de su personaje y, de tan logrado, deja a todos enmudecidos.
Desde ya, la caracterización externa y vocal esconde un profundo trabajo de interpretación de las interioridades de sus creaciones, un proceso en el que poco participó la familia Menem. “Una vez vi a Zulemita en la cancha de River Plate y, en otra oportunidad, me atendió en su espacio de trabajo. También hablé con mucha gente de su mesa chica, tanto de Buenos Aires como de La Rioja. La familia, si bien supongo que han autorizado algunas cosas, no está metida en los contenidos ni en el rodaje, estamos trabajando libremente, como en cualquier ficción”, sostiene Sbaraglia. Siciliani no ha establecido comunicación con la persona real que inspira a su actuación: “No hablé con ella”, dice en relación a Zulema Yoma.
En las últimas décadas, los cambios sociales no fueron pocos, sobre todo en lo concerniente al rol de la mujer. Zulema Yoma ha padecido la cuestión de género con acontecimientos que hoy se leen de una manera diferente, como aquella vez en la que fue “echada” de la Quinta de Olivos, cuando era Primera Dama del país: “Lamentablemente, muchas cosas que le sucedieron a Zulema (Yoma), le sucederían igual. Tanto no hemos avanzado, pero sí sería otro el juicio y la mirada de la opinión pública; recordemos que muchos la trataron de ´loca´. Aquello que sucedió en Olivos fue una anécdota, hoy sería distinto”, afirma Siciliani.
-Zulema Yoma se puso al frente de la investigación por el fallecimiento de su hijo Carlos.
Siciliani: -Esa muerte fue algo que marcó al país y, ni hablar, a esa madre. Es uno de los hitos que más me interesan transitar, es una parte bien interesante del personaje.
-Al investigarlos para interpretarlos y rodando amparados en un guion, ¿les modificó la mirada sobre las personas reales?
Sbaraglia: -Me tengo que enamorar del personaje que voy a interpretar. Jamás se lo juzga, sino que se defiende a capa y espada. En este caso, sin hacer una valoración, siento que hay aspectos fascinantes, ya que (Carlos) Menem tuvo una vida intensa. Aprendí a entender que es un tipo con una gran complejidad, magnetismo y misterio. Muy seductor con todos, con sus compañeros, con las mujeres y hasta con los periodistas. Jamás levantó la voz y mantuvo siempre una gran capacidad de autodeterminación, ya que, desde muy joven, aún viviendo en Anillaco, imaginó que sería presidente”.
Siciliani: -En mi caso, tenía muy presente a (Carlos) Menem porque fue presidente, pero a ella no tanto, sólo conocía momentos, alguna entrevista. Además, salvo determinadas ocasiones, es una persona que mantuvo un bajo perfil, entonces me comencé a enterar cómo y quién era a partir de la serie. Después de haberla estudiado tanto, me cuesta pensar cómo la veía antes, me olvidé. Una cosa es entender el personaje como lo que fue para la Argentina y otra es lo que cuenta esta ficción en particular, está bueno estar al servicio de eso. Hoy puedo decirte que estoy tomada por mi personaje.
En cuatro oportunidades Sbaraglia y Siciliani estuvieron a punto de trabajar juntos. La serie Menem fue la oportunidad para concretar ese proyecto postergado. “Se nos dio con esta pareja tan ícono de nuestra historia. Trabajar juntos fue un descubrimiento como compañeros y en cuanto a conocer cómo vivimos el oficio, encontrar puntos de encuentro en las formas de trabajar, nos llevamos muy bien”, afirma la actriz.
La trama aborda el contexto económico, política y social del país, pero Sbaraglia aclara: “El relato, ficción al fin, y al no tratarse de un documental, alteró algunas fechas con vistas a que el producto se desarrolle desde una narrativa consistente que tiene que estar al servicio de algo que debe ser entretenido, muchas veces gracioso y también verosímil. A veces, la verosimilitud va en contra de la realidad, pero rodamos como si fuera una épica”. Más allá, Zulema Yoma se encuentra a punto de compartir un té con Mohamed Alí Seineldín. Ficción pura, con atmósfera de historia reciente.
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