Las mujeres latinas se hacen fuertes en las series de TV
Mientras que en los Estados Unidos son una minoría discriminada, la ficción les dedica cada vez más espacio a sus personajes
"Tienen muchos problemas y traen esos problemas para acá. Traen drogas, traen crimen, son violadores. Algunos, asumo, son buenas personas." Lo decía Donald Trump al comienzo de su campaña en busca de la nominación para la presidencia de los Estados Unidos. Se refería a los inmigrantes latinos que forman parte de la minoría más numerosa del país que aspira a gobernar. Esos mismos que hace décadas luchan por asimilarse a la sociedad en la que eligieron vivir y que, generalmente, los trata con modos más parecidos a la xenofobia de Trump que a la recepción que encuentra Jennifer Lopez por donde va.
Contradicciones de una sociedad en pugna que, mientras que sus políticos hablan de construir muros en sus fronteras con México, crea ficciones que celebran la diversidad, las costumbres latinas y especialmente a sus mujeres como interesantes y complejas heroínas. Así sucede en Shades of Blue, la serie que se estrena mañana, a las 21, por Universal Channel. El policial marca el debut de la popular Lopez en la ficción televisiva y, para sorpresa de nadie, fue un éxito de público desde su primera emisión en la TV abierta norteamericana. Claro que la llegada de la estrella es apenas una de las últimas señales que indican que las mujeres latinas, al menos para la pantalla chica -mal que les pese a Trump y los suyos-, están de moda.
El desembarco de Lopez en el mundo de las series con un programa que no sólo protagoniza sino que también produce (ver aparte) puso el foco sobre un fenómeno que Jenji Kohan, creadora de Orange is the New Black, de Netflix, ayudó a gestar. Todo gracias a las historias que empezó a escribirles a Gloria, María, Dayanara, la Flaca, Maritza y el resto de las latinas presas junto a la rubia Piper.
"Ya nos tocaba", decía Jackie Cruz hace pocas semanas en su visita a Buenos Aires con una sonrisa que no ocultaba que la cuestión sigue siendo complicada para ellas. La actriz que interpreta a la Flaca habla el castellano de quien lo aprendió como segundo idioma y con una enseñanza más familiar que formal. Su compañera Selenis Leyva, la actriz que encarna a la fundamental Gloria, lo habla con más fluidez, pero ambas expresan claramente lo que implica ser parte de una minoría -o de dos, en realidad- en Hollywood.
"Hace diez años, en Los Angeles, cuando iba a una audición me decían: «No pareces mexicana», «Eres muy buena actriz, pero no suenas mexicana». Y yo les agradecía el elogio, pero la verdad es que no soy mexicana y tampoco estaba intentando hacerme pasar por una. La descripción del personaje decía "latina", así que aquí estoy. Eso está cambiando un poco y de a pasitos están viendo que podemos ser dominicanos, colombianos, portorriqueños", explicaba Leyva, y su mención de las diferencias internas en la comunidad latina no es aleatoria. En la cuarta temporada de Orange is the New Black, que se verá a partir de junio, el conflicto entre las presas de origen dominicano, mexicano, portorriqueño y venezolano, y de ellas contra todos los demás, pasará al centro de la escena cada vez más volátil de su encierro. "Se está iluminando a las latinas y ése me parece un comienzo muy bueno y que se vea que normalmente hay división entre los inmigrantes. Si tú eres de acá, no eres de allá y demás. Lo que me encanta de esta serie es que estamos tratando con la vida real. Lo bueno, lo malo, lo lindo, lo feo", se entusiasma la actriz, que tiene toda la fuerza aunque nada de la dureza de su Gloria, uno de los personajes insignia del programa que abrió el camino para los ciclos que vinieron después.
Uno de los mejores en su tipo, y de cualquier tipo en realidad, es Jane the Virgin, la comedia que emite la señal Lifetime. El programa no sólo convirtió en estrella a Gina Rodriguez, su talentosa actriz central, si no que puso el foco en las familias inmigrantes, incluso tocando el tema de los ilegales y sus batallas para convertirse en ciudadanos norteamericanos sin renunciar a sus costumbres ni a su cultura. Personajes bilingües que aman el fútbol americano tanto como las telenovelas.
"De chica no hablaba castellano. Soy novena generación de inmigrantes. Recuerdo cuando me mudé a Los Angeles y en las audiciones me decían que no era lo suficientemente latina. Un director de castings blanco estaba dictando qué era serlo. Él decidió que yo tenía que tener acento, que tenía que tener piel más oscura. Los que toman las decisiones no suelen ser personas de color y por eso no entienden que deberían estar buscando todos los colores del arco iris, incluso dentro de una misma cultura", comentaba Eva Longoria hace unos meses, consultada por The New York Times sobre la experiencia de ser parte de una minoría en Hollywood.
Reconocida y exitosa luego de su paso por Amas de casa desesperadas, Longoria decidió aprovechar su fama para contar las historias que nadie más iba a escribir para ella. Así, protagoniza y produce Telenovela, una comedia que la cadena NBC emite tanto en inglés como en castellano. Allí, la actriz interpreta a una diva de las tiras al estilo de Univisión que no sólo no habla español, sino que además debe lidiar con un nuevo productor y el regreso de su ex marido, contratado para ser su interés romántico en la ficción. La serie se ríe de los estereotipos al mismo tiempo que integra las particularidades de la comunidad a la vida norteamericana.
Nada más y nada menos que lo que ocurre más allá de la pantalla. Y un camino similar transita Superstore, de Warner. Allí, America Ferrara, pionera en esto de ser protagonista latina y cristiana en un mundo de blancos anglosajones y protestantes gracias a Ugly Betty, interpreta a Amy, la encargada de la gran tienda que no necesita subrayar su origen aunque suela señalar el racismo de los demás.
"Cuando hice mi primera audición, a los 16 años, el director de casting me pidió que repitiera la escena, pero que esa vez lo hiciera sonando más «latina». No tenía idea de lo que me quería decir. Le pregunté si me estaba pidiendo que hablara en castellano. «No. Hacelo en inglés, pero que suene latino.» En ese momento no me di cuenta de que lo que quería era que usara un acento. Mi confusión era porque para mí ser latina implicaba hablar como hablo. Desde el principio de mi carrera me di cuenta de que había una caja en la que me iban a colocar." Una caja a la que se le están empezando a romper los bordes, pero que, como explica Leyva, aún sigue ahí: "Los nuevos programas son una buena noticia, pero qué pena que en 2016 de todos los que existen solamente podamos señalar estos pocos. Los contamos con los dedos de una mano y nos decimos: «Es mejor que nada», pero yo pienso: falta mucho todavía".
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