La mente del poder: un presidente de “otro palo” envuelto en un juego psicológico que promete suspenso e intrigas
Protagonizada por Mike Amigorena, Diego Velázquez, Eleonora Wexler y Elena Roger, esta miniserie está a punto de terminar su rodaje y podrá verse a mediados de año por TNT y Flow
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En el set no vuela ni una mosca. El director termina de poner la escena y conversa brevemente con los actores para darles los últimos detalles. Delante de cámaras, Mike Amigorena y Diego Velázquez interpretan a un presidente y su psicólogo. Detrás, una decena de personas, entre productores, iluminadores, sonidistas, vestuaristas y maquilladoras hacen su trabajo en silencio. Luz, cámara, acción.
La mente del poder es thriller psicológico original de TNT y Flow, creado y producido por Pablo Flores y Nicolás Mellino, con dirección de Mariano Hueter. Está protagonizada por Amigorena, Velázquez, Elena Roger, Rita Cortese, Michel Noher, Eleonora Wexler, Antonia Bengochea, y Carla Pandolfi y cuenta la historia de Marcos Dorrego (Velázquez), un psicólogo que atraviesa una gran crisis personal, porque enviudó hace dos años y se convirtió en un hombre autodestructivo y solitario, con problemas de adicciones y una mala relación con su hija Sofía (Bengochea). Ante su necesidad de salir de esta oscuridad, decide dejar de analizar a un paciente muy importante, Víctor Noriega (Amigorena), quien acaba de asumir como presidente de la nación. Pero esa decisión se ve impedida por un hecho inesperado: Laurent Gautier (Roger), una misteriosa paciente, amenaza a Marcos con develar un secreto que el psicólogo guarda celosamente, si no logra la renuncia del nuevo presidente. Marcos, entonces, se ve obligado a volver a tratar a Noriega, mientras intenta descifrar quién es esta mujer y a qué organización clandestina pertenece.
LA NACION visitó el set de grabación y conversar con algunos de los actores, los creadores y el director de esta miniserie de 8 capítulos que se verá a mediados de año en Flow y TNT. Las escenas transcurren en la Estancia Abril, en Hudson, en una mansión que data de 1930, fue diseñada por el arquitecto José Millé, pero nunca fue habitada por su dueña, Laura Pereyra Iraola. La razón de semejante decisión es que la consideró demasiado ostentosa. Para el equipo de La mente del poder, sin embargo, la locación es perfecta.
Las grabaciones comenzaron el pasado 21 de noviembre y estiman terminar hacia fines de enero, luego de 10 semanas completas de rodaje. Las jornadas de trabajo son largas, arrancan a media mañana y terminan a medianoche porque hay muchas escenas nocturnas. “Fue un desafío poder dividir las jornadas para no terminar nunca tan tarde. Tratamos de arrancar a las 11 de la mañana para cortar a las 23, aunque alguna vez hemos terminado a las 2 de la madrugada”, explica Micaela Montero, coordinadora de producción. “Es una historia que está centrada en el mundo del psicólogo del presidente, y en la Estancia Abril hicimos las escenas de la casa de gobierno. Hay otras locaciones de diferentes lugares de Buenos Aires, como por ejemplo Belgrano, Parque Patricios, San Telmo. Todas locaciones reales; no hay escenografías”.
Entre el equipo de producción y el técnico hay alrededor de 70 personas en rodaje, todos los días. Cuando las locaciones son lejanas a la ciudad, hay combis a disposición, para que nadie llegue tarde. Hay un catering que los acompaña todo el día con café y bebidas, y suelen hacer un break para almorzar y, a veces, también para cenar.
Es pleno verano y Diego Velázquez tiene mucho calor; su personaje usa ropa de invierno, y por eso pide sacarse el saco mientras se seca algunas gotas de sudor y reflexiona sobre su rol. “Marcos no es un psicólogo tradicional. Hay mucho psicólogo audiovisual que tenemos en el inconsciente y el desafío es no copiar a ninguno. Me gusta tomar más de la ficción que de la realidad, y me influencia el trabajo de (Alfred) Hitchcock”, explica. “Al personaje le pasan cosas muy del orden del suspenso. Tampoco tengo mucha experiencia en terapias porque hice solamente una vez, y fue algo concreto y breve”.
Luego, Velázquez da más detalles sobre su personaje: “Cuando la serie arranca, Marcos está en un momento particular, viudo hace dos años, con un duelo no resuelto que lo lleva a algunas adicciones. Está en un momento oscuro, y se hace hincapié que fue alguien luminoso que ahora está en ese pozo. En el medio quiere dejar de atender a su paciente más famoso, que es el presidente, pero otro personaje lo presiona para que siga atendiéndolo, y es una cuestión de vida o muerte. Es un personaje que tiene muchas aristas distintas”.
Mike Amigorena interpreta a Víctor Noriega, flamante presidente de la Nación. “Es la primera vez que tengo un coach actoral que me ayuda con la terminología y el comportamiento. Es un gran desafío porque es ficción y al mismo tiempo tiene que ser creíble”, asegura sobre el desafío de componer a un mandatario. “Por lo general, yo trabajo a través de la intuición. No soy un tipo solemne y esto me obliga a serlo. Después de cada jornada tengo que romper estructuras con mi hija y volver al juguetón”, suma.
Noriega no está solo: Eleonor Wexler es Ana Parisi, su mujer. “No es alguien que venga del mundo de la política, pero está acostumbrada a lidiar con situaciones propias de una empresa. Tiene un matrimonio fuerte con Víctor, entre los dos llegaron a la presidencia. Ana es la hacedora, la cabeza y el planteo de la campaña, con el sueño cumplido. Es fría, calculadora y con un amor y una admiración enormes por su marido. Es bastante lejana a lo que soy yo y tiene otro lenguaje. Aprende rápido, sabe cómo moverse en política”, detalla.
“Empecé estudiando textos complejos, porque hablan de una manera diferente y tienen otra forma de expresarse, aunque digan algo básico. Trabajé mucho con el director, que me encanta cómo lleva los personajes”, resalta Wexler. Además, asegura que fortaleció su vínculo con Amigorena, con la intención de que la pareja de ficción fuera creíble: “Ya habíamos trabajado juntos en Vecinos en guerra, que era una comedia y me divertía mucho con Mike. En este caso son personajes diferentes, pero hay algo de ese encuentro cariñoso que está presente. Me resulta fácil trabajar con él; me espeja. Es una historia apasionante que tiene que ver con los vericuetos de la mente. Es una historia súper potente”, concluye.
El director de La mente del poder, Mariano Hueter, está en el proyecto desde el inicio. “Pude reescribir desde el primer capítulo hasta el último, porque también soy uno de los autores y por eso la serie es un doble desafío”, dice. “La serie me interpela completamente. Hay un presidente de la Nación impresionante, encarnado por Amigorena, y hay un laburo del psicológico que hace Velázquez y es muy interesante. La serie dramáticamente plantea un tema complejo como es el manejo del poder en una Argentina como la nuestra. Mantener un verosímil y contar una historia que atrape es uno de los desafíos, y al mismo tiempo intentar que no nos vinculen con los políticos que ya conocemos”, agrega.
Michel Noher interpreta a Luciano, la mano política del presidente. “Es el asistente personal, alguien que lo ayuda a llegar al poder y está embebido del funcionamiento de la política. En cambio, Víctor es más un outsider, alguien que viene de otro palo y que de la noche a la mañana logra un lugar de mucho poder”, explica. “Mi personaje está muy alejado de mí y es distinto a los últimos personajes que interpreté. Es frío, calculador. Tiene un grado de distancia con lo que ocurre alrededor que le permite meterse y reaccionar según su conveniencia, y no es quizá lo que le sale naturalmente. Está bueno eso porque me permite explorar otras zonas; estoy entusiasmado, actuando, divirtiéndome, siendo distinto. Es un juego actoral que me encanta”.
Antonia Bengochea es Sofía Dorrego, la hija de Marcos. “Tiene cosas que pueden ser parecidas a mi propia realidad. Tenemos edades similares y quizá las dos estamos aprendiendo sobre nuestros propios límites, las prioridades, lo que es propio y lo que es heredado de los padres. Es muy disfrutable todo”, cuenta la actriz, y agrega: “Su mamá falleció hace dos años y ella queda con un padre que vive una crisis muy profunda y particular. Estudia medicina, y esta de novia con Manuela. Tiene que hacerse cargo de cosas que, por su edad y el rol que ocupa en su familia, no es lo ideal. Tiene su propia lucha. Es independiente, sensible. Está buena la historia porque podemos darnos cuenta cómo la mente puede llevarnos a lugares impensados, nuevos, oscuros y solitarios. Hace mucho hincapié en lo psicológico de los personajes”.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia
En La mente del poder el presidente de la Nación es un outsider de la política, alguien que viene de otro palo. Casualmente, lo mismo sucede en nuestro país con Javier Milei, quien pese a no ser un político con tradición, llegó al Ejecutivo. “Hay mucha coincidencia, la verdad. Nunca pensamos que íbamos a coincidir con las circunstancias”, resalta Amigorena. “Es interesante ver cómo el vínculo de un político puede depender de un psicólogo y viceversa. Seguramente alguna vez sucedió. Es una historia novelesca, llena de suspenso, locura y al mismo tiempo una gran cordura”.
“Es un proyecto que tiene cuatro años. Hay una atmósfera parecida: que es un outsider, que viene de otra familia, que se encuentra con la sumisión de la presidencia, que empieza a tener vínculos con senadores, diputados, decretos, reformas, y eso casualmente sucede. Esto es una ficción, pero al mismo tiempo, podría ser atemporal”, señala Amigorena.
Velázquez remarca que “es una fantasía” y que no se buscó copiar “a ningún presidente ni a ningún psicólogo conocido”. “Eso nos da la posibilidad de jugar. Son roles de fantasía, aunque es inevitable que no repares en la actualidad del mundo, y en ver cómo la política tergiversa y manipula”, asevera.
“Ahora, casualmente tenemos un presidente que no estaba relacionado con la política y una primera dama que también viene de otro mundo. Ya me pasó cuando hice la serie española La valla, seis meses antes de la pandemia y después sucedió. Mi terapeuta me dice ‘cuidado con lo que soñás, cuidado con lo que estás llamando’”, cuenta entre risas Wexler. “Lo que me interesó de la serie es la intimidad del manejo del poder, qué les pasa a ellos, cuáles son sus debilidades y sus falencias”.
Pablo Flores y Nicolás Mellino son los creadores de La mente del poder y empezaron a trabajar en esta idea en el 2017. “Somos amigos desde hace muchos años. Nos conocimos en Brasil y por las casualidades de la vida Pablo se mudó al mismo edificio en el que vivo yo. Pasamos mucho tiempo charlando y teníamos esa asignatura pendiente de a hacer algo juntos. Un día, en el sector de la piscina, que es nuestro lugar de encuentro, le dije que tenía una idea para una ficción sobre el psicólogo de un presidente, que tiene que manipularlo porque algo pasa con uno de sus pacientes”, detalla Mellino.
Flores se suma y explica: “La idea empezó a crecer, sumamos a un equipo de autores y acá estamos. Todo fue casualidad. Queríamos contar la intimidad de un presidente, y no su mundo político. Hubo muchas idas y vueltas y justo se dio en este contexto. Es casual. No tenemos la bola de cristal (risas)”.
Noher también tiene algo que decir sobre las coincidencias de la ficción y la realidad: “Las historias salen de algún lado, ¿no? Quizá hay algo en el inconsciente y los creadores estaban con ganas de contar una historia que nos toque. Lo bueno que tiene la ficción es pensar situaciones concretas desde otro lugar. No es una serie que busca representar cómo es la política en nuestro país. De hecho, el rol del presidente y la estructura política son diferentes. En ese sentido, es más internacional”.
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