La familia Ingalls: un éxito marcado por caprichos, adicciones, peleas y una explosión
Pocas series quedaron tan instaladas en el imaginario de una generación como La familia Ingalls. Las vivencias de un clan de pioneros en el Oeste de los Estados Unidos fue a lo largo de sus nueve temporadas un éxito entre los televidentes que sufrían y reían junto a Charles Ingalls (Michael Landon), su esposa y sus hijas. La mano firme de Landon como principal responsable hizo de esta ficción un éxito, pero también lo ubicó en una posición de tomar decisiones que muchas veces se convirtieron en secretas polémicas.
Una estrella fiel al western
Michael Landon no tenía ni 25 años cuando logró su primer protagónico con Bonanza. En 1959 se puso en la piel del más joven de los hermanos Cartwright, una familia de vaqueros cuyas aventuras durarían ni más ni menos que catorce temporadas. El western fue un éxito absoluto y Landon se convirtió en una de las figuras más convocantes del medio. Cuando Bonanza llegó a su fin en 1973, el intérprete buscó un nuevo proyecto. Y desde la NBC le propusieron el papel central en una película para televisión basada en la saga de libros Little House on the Prairie (La casita de la pradera, nombre original que en la región fue modificado como La familia Ingalls).
Las novelas autobiográficas de Laura Ingalls Wilder repasaban sus memorias de niña en el seno de una familia en el lejano oeste. La acción servía no solo como un retrato de finales del siglo XIX, sino también como una forma de acercarse a determinados valores familiares tradicionales que a Landon, históricamente conservador en su mirada, le interesaba promover. Esa premisa también le permitía regresar al western, pero desde un enfoque muy distinto al de Bonanza. Para la NBC y para su estrella era un tiro a ciegas y desconocían qué tanto podía conectar la audiencia con esa historia familiar. Ellos jamás imaginaron el éxito que tenían entre manos.
Una relación paternal que trascendió la pantalla
El film para televisión se estrenó el 30 de marzo de 1974 y obtuvo un rating tan elevado que el 11 de septiembre de ese mismo año se lanzaba oficialmente la primera temporada de la serie La familia Ingalls. Instalados en el pueblo de Walnut Grove, la trama retrataba la vida de los Ingalls, la de sus vecinos y las rivalidades y amistades que se tejían en ese mundo rural. Desde el minuto uno, Michael Landon se ocupó de todo lo relacionado al proyecto, abarcando un rol mucho más central que el del protagonista y tomando todas las decisiones sobre la realización de la ficción. En su interés por convertir a La familia Ingalls en su trabajo más personal, se propuso como director del piloto, una posición que repitió en casi la mitad de los episodios que tuvo la ficción (Landon dirigió noventa de los 204 envíos). Y muy atento a la cálida dinámica que debía mostrar la historia, siguió de cerca el proceso de casting.
La actriz Karen Grassle fue la elegida para ser Caroline, esposa del protagonista. Al momento de contratarla, Landon le pidió que abandonara su nombre artístico para figurar con su nombre original (ella se hacía llamar Gabriel Tree, un seudónimo que les resultaba un poco extravagante a los productores). La joven Melissa Sue Anderson fue Mary, la mayor de las hijas, y las gemelas Rachel y Sidney Greenbush compartían la interpretación de la pequeña Carrie. Katherine McGregor, Richard Bull, Alison Arngrim y Jonathan Gilbert eran los odiosos vecinos Oleson, y Victor French, amigo personal de Landon, aparecía con regularidad como Isaiah Edwards. Todo el elenco de la serie estaba finamente delineado y hasta en el más insignificante de los papeles, cada uno de los actores y actrices buscaba acoplarse al tono de la ficción. Pero, sin lugar a duda, la gran estrella era Melissa Gilbert, que con nueve años asumió el desafío de convertirse en Laura Ingalls.
Las novelas de la verdadera Laura Ingalls situaban la acción a través de los ojos de esa niña mostrando con sensibilidad infantil un mundo que se desplegaba a su alrededor, pero en su llegada a la pantalla eso cambió. Si bien la óptica de Laura era muy importante, el gran protagonista pasó a ser Charles Ingalls, patriarca del clan. Para Michael Landon la dinámica con la actriz que fuera a personificar a Laura era muy importante y cuando conoció a Gilbert no dudó un instante en que ella era la indicada para el rol.
La relación entre Landon y Gilbert fue muy buena desde el primer día y con el paso de los años el vínculo afectivo entre ambos trascendió la pantalla. Él la trataba como si fuera una hija más y para Melissa, que perdió a su papá cuando la serie apenas comenzaba, la imagen paternal que proyectaba actor la hacía sentir muy contenida. En una entrevista, ella recordó: "Para mí Michael era como un segundo papá. Mi padre murió cuando yo tenía once años y Michael realmente ocupó ese lugar. Él me daba todo tipo de consejos y lo que más recuerdo que me decía de pequeña, era que no había carrera ni triunfo que fuera más importante que amar a los seres queridos y servir a nuestra comunidad".
La familia de la niña y la del actor se hicieron íntimas, pasaban juntos las vacaciones y Gilvert solía jugar mucho con los hijos del actor (eventualmente incluso llegó a estar en pareja con uno de ellos). Pero algunas actitudes de Landon en el set la preocupaban y una decisión que la joven consideró la mayor de las traiciones terminó por dinamitar un vínculo afectivo que era el corazón, dentro y fuera de la pantalla, de La familia Ingalls.
Michael Landon, ¿héroe o verdugo?
El gran protagonista de la ficción estaba detrás de todas las decisiones y algunas de ellas eran consideradas arbitrarias, o simplemente injustas. Había situaciones que iban desde la mera anécdota, como su costumbre de estar constantemente jugándole bromas pesadas a los miembros del elenco, hasta otros comportamientos que resultaban más irritantes. Uno de ellos tenía que ver con el hábito de Landon por mostrar su físico cada vez que el guion se lo permitía. Su obsesión por aparecer sin camisa era habitual y cada vez que Charles se lastimaba la espalda, un brazo o incluso un tobillo, el actor sentía que sacarse la ropa era más que justificado.
Por otro lado, según recuerda Grassle, quien interpretaba a su esposa, una vez le pidió un aumento a Landon sin mucho éxito: "Cuando nos encontrábamos entre las diez series más vistas, le dije: 'bueno, creo que es hora de renegociar mi contrato', pero Michael no quería pagarme más. Él era una persona muy difícil". En su autobiografía, bautizada La forma en que veo las cosas, la actriz Melissa Sue Anderson coincide en que había una tensión constante entre Landon y Grassle: "No era una relación de igual a igual". Además agregó que ella estaba muy indignada de representar todas las semanas a "una ama de casa sometida".
Con quien más solía chocar, sin embargo, era con Katherine Mc Gregor, la encargada de personificar a la cruel Harriet Oleson. En el libro genialmente titulado Confessions of a Prairie Bitch, la actriz que hizo de Nellie reveló que todos eran muy obedientes a la directivas de Landon, a excepción de ella, que no dejaba de discutir todas y cada una de sus decisiones. Y si bien el actor en más de una oportunidad amenazó con echarla, su performance en pantalla era tan buena que Landon terminaba aguantando sus desplantes.
Otra autobiografía popular salida de la cantera de la serie fue la de Melissa Gilbert, que en su libro Prairie Tale se refirió a la gran ingesta de alcohol en rodaje. La joven retrata a Landon con mucha calidez, pero llama la atención sobre sus hábitos de bebida y tabaco durante las jornadas laborales: "Él trabajaba mucho y también tomaba mucho. Tanto él como el equipo solían beber mucho en el set, lo que probablemente haya tenido que ver con que padeciera cáncer de páncreas a una edad tan temprana".
Finalmente, la decisión que Landon tomó y que la actriz no le perdonó no tuvo que ver con la ficción, sino con un romance. En 1982, cuando La familia Ingalls estaba en sus últimas temporadas, él se separó de su esposa y formó pareja con su maquilladora, Cindy Clerico. Como la joven estaba muy encariñada con la esposa de Landon, se tomó la situación muy a pecho y cortó vínculo con el actor. Luego de muchos años distanciados, Gilbert volvió a acercarse a él cuando le diagnosticaron cáncer y años después le puso a su hijo Michael, en honor a su mentor.
El drama de Mary Ingalls
A pesar de los conflictos detrás de pantalla, La familia Ingalls fue un éxito absoluto. Con errores y aciertos, Landon capitaneó el barco de manera segura y construyó a su personaje de una forma en la que conectó con el público de todas las edades. A lo largo de sus 204 episodios, la serie se animó a meterse con temas muy delicados y poco habituales para un western televisivo, como el racismo, la adicciones a las drogas, las enfermedades terminales, el maltrato infantil y hasta los abusos sexuales, pero de todos los dramas que trató, seguramente el que más recuerda del público es el de la ceguera de Mary.
En la cuarta temporada, la mayor de las Ingalls perdía su visión a causa de la escarlatina, un giro argumental que causó un gran impacto en los televidentes. Sobre eso, Melissa Sue Anderson recuerda: "Era la primera vez en la historia de la televisión que uno de los protagonistas perdía su visión de forma irreversible. Al comienzo era un desafío muy estimulante, pero con el paso de los años fue algo muy difícil de sostener".
A pesar de ser nominada a un Emmy por su trabajo, la condición de Mary no tardó en agotar a la actriz: "Teniendo en cuenta lo que le sucedía, mi personaje comenzó a verse más limitado. En última instancia, fue eso lo que motivó mi decisión de irme del show y en la octava temporada aparece apenas en un par de episodios". Lo que la actriz omite es que su relación con la mayoría del elenco era muy mala. Anderson solía portarse de manera muy distante y con quien peor se llevaba era con Gilbert, quien personificaba a su hermana Laura (irónicamente, hoy en día Melissa es una gran amiga de Allison, quien hacía de Nellie).
Landon y su versión de un final explosivo
A comienzos de los años ochenta, La familia Ingalls se acercaba a su inevitable final. Con ocho temporadas a cuestas, un elenco que había cambiado y un rating que descendía, Landon y la NBC sintieron que llegaba el momento de bajar la cortina. No menos importante era que Gilbert ya había pasado su niñez y adolescencia frente a las cámaras, y con ella como una mujer adulta la premisa original había perdido su razón de ser: "No veo cómo una mujer casada podría seguir insistiendo con recibir consejos de su padre, pero la verdad es que cuando comenzamos esta serie jamás pensé que iba a durar tanto" reconoció el actor en una entrevista para The New York Times.
Ante este panorama, Landon anunció que daba un paso al costado y que la novena temporada iba a marcar una reestructuración de la ficción, que pasaría a llamarse La familia Ingalls: un nuevo comienzo. Ahora la trama se iba a centrar en Laura y su marido administrando una pensión en la que comienzan a desfilar nuevos personajes, pero esa idea no prosperó y luego de 22 capítulos llegó el final. A pesar de eso, el show sobrevivió un año más a través de tres películas para televisión que le dieron cierre a la saga.
En el último de esos especiales, emitido en diciembre de 1984, un magnate anuncia que se quedará con la totalidad de Walnut Grove, algo a lo que los protagonistas y sus vecinos se oponen. Y para estropear esos planes tienen una idea extrema, dinamitar el pueblo. De esa manera, el film The Last Farewell marca el adiós definitivo a los Ingalls y al lugar que tantos recuerdos le brindó a millones de fans alrededor del mundo. El dato menos conocido es que Landon realmente ordenó dinamitar todos los escenarios, lo que angustió profundamente a gran parte del elenco. Sobre esa decisión él contó: "Creo que era un final poderoso para una historia centrada en pioneros. Incluso fue una gran catarsis para todo el equipo. Hubo muchas lágrimas cuando volamos el pueblo por los aires, los actores estaban muy encariñados con esos escenarios, así que todo fue muy emotivo".
La actriz que interpretaba a la esposa de Charles Ingalls consideró que fue una decisión "equivocada", y agregó: "Me puso muy triste. Hubiera deseado que no lo hiciera". Por su parte, la estrella que le dio vida a Nellie expresó: "Soy la única del elenco que pensó que esa fue una buena idea. Hacer eso fue algo muy propio de Michael Landon".
A pesar de su final, de los conflictos internos y de los egos, es indudable que Michael Landon construyó una de las épicas familiares más importantes de la televisión. La familia Ingalls aún hoy es recordada por millones de televidentes que al ver los viejos episodios, no pueden evitar emocionarse con una historia que marcó a muchas generaciones.
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