La casa de papel 4: su creador y el elenco opinan sobre la nueva temporada
La tercera temporada de La casa de papel dejó al público totalmente expectante. Durante el robo al Banco de España, todo lo que pudo salir mal, salió mal. La ejecución del meticuloso plan dejó impensados cabos sueltos que dieron pie a varios conflictos. Desde las inevitables peleas internas dentro de la banda, la explosiva llegada de Palermo (Rodrigo de la Serna), sumado a la aparición de la agente Sierra (Najwa Nimri), el grupo de ladrones ahora puede que haya encontrado la horma de su zapato. Con Nairobi (Alba Flores) cerca de la muerte, y el Profesor (Álvaro Morte) en medio de una crisis personal, la policía busca quebrar la moral del grupo. Y para hablar de la nueva temporada, LA NACION dialogó con Álex Pina, creador de la ficción, Jesús Colmenar, su productor, y los intérpretes Úrsula Corberó (Tokio), Jaime Lorente (Denver), José Manuel Poga (Gandía), Esther Acebo (Estocolmo) y Enrique Arce (Arturo Román).
El caos como nuevo orden
La nueva temporada de La casa de papel es una verdadera rareza porque comienza con la historia en su climax, en la recta final en la que se deben resolver todos los conflictos. De esa forma, para todos los involucrados la palabra que surge con más frecuencia es "caos" como el gran rector de la trama. En ese sentido, Álex Pina comenta: "Creo que el caos en La casa de papel no va a dar paso a un orden, eso no lo hemos tenido nunca ni lo vamos a tener. La casa de papel es una serie que se basa en la inestabilidad. El caos aquí va a preceder a la guerra, que es a donde vamos".
Según Úrsula Corberó, Tokio es responsable de ese constante desequilibrio que se vive en la saga, y debido a eso es que para ella hay tres palabras que describen a la cuarta temporada: "Diabólica. Caótica. Egoísta". Por su parte, el productor Jesús Colmenar también reflexiona sobre la importancia de Tokio: "Ella ha sido una de las causantes de que estén de nuevo atracando, entonces cuando ve que su mejor amiga está al borde de la muerte, decide tomar las riendas de la situación. Tokio es una veterana en cuestión de atracos, entonces lo que hace es de forma natural". Por último, Pina solo agrega: "Escribir a Tokio siempre es muy estimulante".
Las claves del robo perfecto
El de los robos es un subgénero que permite explorar la psique de personajes en situaciones límite. Siguiendo esa lógica, y así como Tokio es el corazón, el Profesor es el cerebro de la banda (y de la serie). El meticuloso líder del grupo comprende la importancia de mantener la serenidad al momento de dar un golpe. Por ese motivo, no son los policías la mayor amenaza, sino los vínculos afectivos, eslabones débiles que pueden quebrar al más duro de los delincuentes. Y para Álex Pina, el secreto del éxito tiene que ver con trastocar ese principio: "Para enfrentarse científicamente a un atraco es importante mantener la cabeza fría y alejarse de las vinculaciones afectivas. La serie aún teniendo ese parámetro como punto de partida, lo que hace es lo contrario y ese género que es la arquitectura de un robo nosotros jugamos a hacerlo mestizo con la emoción latina. Hemos ido a pervertir ese parámetro de frialdad, porque hay afectos de todo tipo en La casa de papel, y hemos hecho este híbrido para distinguirnos del género de atraco perfecto que es eminentemente anglosajón".
Con el robo a un paso de fallar, y los miembros atrapados entre la espada y la pared, la situación se hace insostenible. Los enfrentamientos intestinos no cesan y se forman bandos dentro de la banda. "Todo está muy al límite, estamos encerrados con claustrofobia, y eso va a sacar lo mejor y lo peor de cada uno", asegura Esther Acebo, que bajo el alias de Estocolmo pasó de rehén a miembro del grupo: "Creo que como le sucede a Tokio, mi personaje lo que quiere es concentrarse en poder hacer lo que tiene que hacer y salir de allí con vida, porque a todos nos ha afectado mucho ver a Nairobi cerca de la muerte".
Jaime Lorente considera que Denver también es alguien que lejos de apaciguar las cosas, con su actitud termina por apagar el fuego con nafta: "El nivel de tensión en el atraco es tan alto, que todos los capítulos van a lo interno de los personajes, en qué situación emocional se encuentran, cuál es el conflicto entre ellos y qué les está pasando. En cuanto a Denver, él ha nacido del miedo absoluto, y en este momento se encuentra con todos los miedos posibles. A lo que más le teme es a la pérdida de Estocolmo, entonces todo lo que hace es para no quedarse solo".
Por su parte, Úrsula asegura que la trama no deja de superarse a sí misma: "En cada temporada que hacemos, siempre digo que no puede ser todo más intenso, y de repente la siguiente temporada me demuestra que sí se podía, y la cuarta es insuperable porque es así todo el rato. También la aparición de Gandía ha traído un nuevo género a esta serie, que es el terror. Así que yo creo que va a ser una temporada en la que sucederán cosas muy desagradables, fruto de ese caos y esa desesperación". Atento a las palabras de su compañera, José Manuel Poga, que interpreta al mencionado Gandía, muestra un profundo entusiasmo: "En el cuarto año mi personaje está en su apogeo porque ha sido entrenado arduamente para situaciones como estas. Entonces él tiene hambre de medallas y de reconocimiento, quiere ser el héroe y está en su salsa. Va por todo, y además juega en su casa, así que Gandía está relamiéndose de gusto".
Los ladrones en tiempos de cuarentena
Teniendo en cuenta que España es uno de los países que sufre con más severidad el brote del coronavirus, las estrellas de La casa de papel se encuentran en cuarentena. A excepción de Úrsula que está en Buenos Aires, el resto del elenco permanece en España y en sus hogares con el fin de evitar la propagación del virus. Y estrenar la nueva temporada en este contexto, le produce a los actores un sentimiento agridulce, como expresa Lorente: "Yo hubiera querido que el estreno fuera en otro contexto, pero ya que está pasando lo que está pasando, cualquier cosa que podamos hacer para rellenar un poco el tiempo de la gente, pues bienvenido sea. Siento felicidad de poder formar parte de esta solución para que la gente pase esto de forma más liviana".
Una opinión similar tiene Enrique Arce, quien interpreta al antiguo director de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre: "Creo que este ha pasado de ser un producto de entretenimiento, que lo es, a casi tener una función social. Es verdad que hay mucha gente que está esperando esto para salir un poco de este bombardeo de noticias negativas y de todos estos miedos y ansiedades, que son muy justificados, pero que no dejan de tirarnos para abajo y crearnos una sensación agónica. Entonces si nosotros podemos aportar a que la gente se distraiga un poco, pues creo que es una labor social y no es frívolo decirlo así".
Por último, Pina también se alegra de considerar que esta historia puede relajar al público en medio de tanta tristeza: "Estamos viendo una pandemia mundial, y esperamos que en estos momentos de profunda incertidumbre, al menos La casa de papel les distraiga de algunos hechos dramáticos como los que estamos viendo en España. Pero esperamos que todo mejore, y que La casa de papel ayude un poquito a superar o a evadirnos de este confinamiento".
Un triunfo español
En un momento excepcional para el mercado de las ficciones españolas, La casa de papel se convirtió en el gran faro. Considerada la serie de habla hispana más consumida dentro del catálogo de Netflix, al punto de conquistar el complejo mercado de los Estados Unidos, esta pieza lidera una avalancha de títulos españoles contemporáneos que demuestran el gran nivel de la televisión de ese país. De El ministerio del tiempo a Vis a Vis, pasando por Paquita salas, El día de mañana o Arde Madrid, son muchos los ejemplos de esto.
Por ese motivo, para Álex Pina es vital que las ficciones tengan características que cautiven a televidentes de todo el mundo, manteniendo cierta especificidad española: "La serie, aunque trate sobre unos personajes singulares de un sitio pequeño, habla de cosas que nos afectan a todos. Desde la resistencia, hasta dónde está el bien y el mal, aquí se tratan cuestiones absolutamente generales y universales, que están en Arabia, en Estados Unidos o Sudamérica y por supuesto en España. Entonces la grandeza que tiene la serie es ser distinta, pero hablando de cosas que nos pertenecen a todos. La ficción habla de la amistad, de lealtades, de lucha contra la injusticias y de cosas que son hoy en día actualidad en muchas partes del mundo y debido a eso es que conectan, pero para llegar a allí no hay que renunciar a tu localismo ni a tu idiosincrasia". De este modo, al contar una historia universal sin abandonar su identidad, La casa de papel gana el juego por partida doble.
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