La serie policial, que retomaba la tradición de la novela negra norteamericana se emitió entre 1973 y 1978, y se convirtió en todo un clásico; sin embargo, el éxito se convirtió en una verdadera cruz para su protagonista
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Ni divertido, ni lancero, ni atolondrado. Kojak fue la representación del policía duro, de poco gesto y armas tomar, en la tradición de la novela negra norteamericana, con un componente de realismo urbano. Tanto fue así, que su episodio debut se basó en un crimen real, aunque en su momento nadie lo supo.
El 28 de agosto de 1963, las adolescentes Janice Wylie y Emily Hoffert fueron encontradas apuñaladas en su casa. El caso acaparó la atención de los medios, tanto que unos años después los estudios Universal comenzaron a trabajar en la idea de convertirlo en el eje de una historia policial. Y mientras buscaban a la persona que lo pudiera llevar adelante se les cruzó en el camino el guionista y productor Abby Mann, un hombre con experiencia suficiente y no tanto renombre como para que la apuesta fuera consistente y no demasiado cara.
“Ellos tenían un libro sobre el caso -contó Mann años después-, que se había vuelto bastante famoso porque una de las chicas asesinadas era la sobrina del escritor Philllip Wylie. Me dijeron: ‘Acá hay una historia interesante para un show de detectives’. Me entrevisté con el hombre que estaba señalado como acusado y no le creí”. Efectivamente, George Whitmore Jr. había sido imputado por los asesinatos y obligado a inculparse por la policía, pero era inocente.
La mala praxis policial y la connivencia judicial fueron el punto de partida para trabajar el guion del que sería el episodio piloto The Marcus-Nelson Murders, controvertido desde su primer diálogo. “Tuve terribles enfrentamientos con el fiscal de distrito de Brooklyn, y Universal comenzó a tener miedo de hacerlo. Les gustaba la historia, pero en ese momento la televisión no trataba a los policías como héroes sino casi como santos. Asi que estaban muy asustados. Tampoco les gustaba la idea de que Kojak estuviera interpretado por Marlon Brando, con quien yo había hablado y estaba deseoso de hacerlo, por las mismas razones que el canal no quería que lo hiciera”, recuerda el productor.
La salida de Brando fue una de las condiciones indeclinables para que el piloto llegara a buen puerto. Para consolarse, el actor se fue con Francis Ford Coppola a hacer El Padrino, así que tan mal no le fue.
El actor que no quería encasillarse
A comienzos de la década del 60, Aristotelis “Telly” Savalas pisaba los 40 años (había nacido en 1922) y su objetivo estaba bastante lejos del cine y la televisión. Incluso cuando su amigo Burt Lancaster le consiguió sus primeros papeles secundarios, Savalas no estaba del todo convencido. Pero cuando ya en 1962 obtuvo una nominación al Oscar por su trabajo en Birdman of Alcatraz, tuvo que rendirse a los hechos: su destino era la actuación, a pesar de no haber estudiado nunca para ello.
Su segunda mujer, Lynn, lo describía en una entrevista para televisión: “Él pensaba que había actuado toda su vida, solo que a partir de ese momento lo haría por dinero. Algo que dijo muchas veces es que algún día descubrirían que no era un profesional y lo mandarían a su casa”.
Para cuando llegó la oportunidad de interpretar a Kojak, Savalas tenía unos cuantos blasones en su haber, entre ellos el de haber interpretado a Ernst Stavro Blofeld, el villano de James Bond en Al servicio secreto de Su Majestad (1969), rodaje que le costó su segundo matrimonio, cuando dejó a su esposa por la actriz de 19 años, Sally Sheridan.
En 1972, con su nueva mujer embarazada y una crisis matrimonial basada en la infidelidad que afectó también la relación con sus hijos, Telly Savalas aceptó el papel de Kojak como un modo de refugiarse en su trabajo y escapar un poco de la realidad cotidiana. Lo que no sabía es que este personaje lo cambiaría para siempre.
Un sombrero, un chupetín y mucha actitud
Si bien el proyecto del telefilm The Marcus-Nelson Murders fue una válvula de escape para el actor, al mismo tiempo que la posibilidad de una sostenida y exitosa continuidad laboral, la perspectiva de continuar con el personaje en una serie no lo seducía mucho. Años después, su agente Jack Gilardi, explicaba por qué: “Me dijo: ‘Voy a hacer la película, pero no me interesa seguir con la serie. Quiero hacer varios roles, no uno solo, porque mi vida es muy variada, no quiero encasillarme’. Mi respuesta fue: ‘No te preocupes, tal vez no tenga éxito’”.
La película fue un suceso, y el contrato ya firmado lo obligó a seguir interpretando a Theo Kojak semana tras semana. De pocas palabras, concentrado en su trabajo e implacable, el personaje sedujo a la audiencia no solo por sus diálogos, sino también por sus características: el hecho de ser el primer policía completamente pelado en la historia de la televisión norteamericana, un característico sombrero negro y esa costumbre de andar todo el tiempo con un chupetín en la boca. Sobre esto último, fue el actor quien sugirió el recurso, ya que por entonces intentaba por todos los medios dejar de fumar. Otro de sus pedidos fue que le dieran una mano a su hermano menor George, quien gracias a su composición del detective Demóstenes Stavros, adquirió un estatus acorde al de Telly.
A lo largo de sus cinco temporadas, Kojak construyó una audiencia fiel, en la que también se encolumnaban nombres como la Reina Isabel II o Frank Sinatra, fanáticos confesos del programa.
Hacia 1978 la competencia comenzó a ser cada vez más dura, y se decidió su cancelación luego de 110 capítulos. Savalas, de un día para otro, pasó de ser un astro al que se le perdonaba todo (llegó a grabar varios discos como cantante) a otro actor desocupado que había sido “comido” por el personaje. Cuando su agente buscaba opciones siempre obtenía la misma respuesta: está demasiado identificado con Kojak.
Primero en 1985 y después en 1989, se intentó recuperar su imagen en una serie de películas hechas para televisión, pero el acompañamiento no fue el mismo. Y hacia 1991 se jubiló al policía para siempre.
“Cuando terminó Kojak -dice Abby Mann- fue como si Telly también hubiera desaparecido. La gente empezó a perder interés en él. Sentí que había sido como un niño que tuvo un gran juguete y de repente alguien se lo sacó. Fue muy triste porque había muchas cosas maravillosas que pudo haber hecho”. Telly Savalas se despidió para siempre de su creación y murió de cáncer en 1994. Pero el personaje siguió insistiendo.
Entre los intentos más bizarros de mantener con vida al detective está Kojak Budapesten (1980), película húngara protagonizada por László Inke, a quien algunas biografías lo señalan también como responsable del doblaje de la serie original en su estreno en Hungría. Y si hablamos de doblajes, es necesario destacar el trabajo de Víctor Alcocer, actor que dotó al personaje de esa voz profunda con el que se lo conoció en Argentina. Como dato curioso, Alcocer estuvo a cargo del Guasón en la serie de Batman, del Jefe del Superagente 86 y del oficial Matute de Don Gato y su pandilla, entre otros.
En 2005 hubo un último intento de resucitar a Kojak con un remake homónimo protagonizado por Vingh Rhames. El poco entusiasmo hizo que luego de solo nueve capítulos fuese cancelada.
Signo de una época, Kojak le aportó al policial televisivo una mirada más compleja y menos complaciente que muchos de sus colegas. Y ese cuestionamiento, lejos del efectismo que vendría después, fue la que la colocó en el lugar de privilegio, que todavía hoy mantiene.
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