Kathryn Hahn: la actriz secundaria que reclama su protagonismo en WandaVision
Conocida en sus inicios como “la amiga de la protagonista” en innumerables comedias románticas, desarrolló una carrera paralela en dramas independientes e incursionó en la TV; su Agatha Harkness, con tema musical incluido, fue uno de los puntos altos de la serie de Disney+
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Era Kathryn Hahn nomás. Es que siempre es Kathryn Hahn. Aún cuando su nombre no esté primero en el póster y su rol sea el de la amiga de una belleza convencional de Hollywood, es ella la que se roba la atención del público.
El protagonismo de la actriz en WandaVision es una sorpresa y, a la vez, un acto de justicia. La serie está enfocada en la pareja formada por Wanda y Vision, interpretados por Elizabeth Olsen y Paul Bettany, dos personajes clave en la historia de Los Vengadores narrada por las películas que conforman el universo cinematográfico de Marvel. Sin embargo, la vecina un poquito alocada y chusma que toda familia de una sitcom necesita se convirtió en mucho más que eso.
Elegir a Hahn para ese papel se entiende como una decisión inapelable. Pocas actrices mejores que ella para interpretar las capas del personaje conocido como Agnes/Agatha Harkness y los sutiles cambios de tono de las actuaciones de las comedias televisivas de distintas décadas. El cliché de la vecina persistió a través de los años en la sitcom y la forzada comicidad también, pero con pequeños ajustes de época que tanto Hahn como Olsen lograron plasmar a la perfección.
Si la serie creada por Jac Shaeffer puede ser vista como un acto de justicia por quienes vienen siguiendo la carrera de Hahn es porque desde su propia narración deja en claro lo que ellos ya sabían: la actriz secundaria debería reclamar su protagonismo.
No es que Hahn nunca haya tenido un papel central, solo que mercería muchos más. Con su particular combinación de carisma, desfachatez, humor y sensibilidad se lució como protagonista de films independientes como Vida privada, de Tamara Jenkins (que se puede ver en Netflix); y Afternoon Delight, de Joey Soloway (disponible para alquilar en Claro Video y Google Play). También es la figura central de la serie Mrs. Fletcher, de HBO, y coprotagonizó I Love Dick, junto con Kevin Bacon y Griffin Dunne.
Sin embargo, la especialidad de Hahn es la de sobresalir en elencos conformados por otros actores talentosos, como en las series Transparent y Parks & Recreation (ambas disponibles en Amazon Prime Video) y en las comedias Locura en el paraíso, junto con Jennifer Aniston y Paul Rudd (se puede ver en HBO Go); Terapia en Broadway, de Peter Bogdanovich; ¿Quién *&$%! son los Miller?; Hermanastros y El reportero: la leyenda de Ron Burgundy, de Adam McKay; y las dos entregas de El club de las madres rebeldes, en la que secundaba a Mila Kunis y Kristen Bell.
Uno de sus primeros trabajos en cine, Cómo perder a un hombre en diez días, la ubicó en el segmento de “grandes actrices relegadas a ser la mejor amiga de la protagonista en una comedia romántica”. Como otras de sus compañeras de este apartado, que incluye a Judy Greer y Krysten Ritter, Hahn no era considerada para los roles protagónicos del género pero su participación breve y secundaria terminaba siendo lo mejor en varios films de este tipo.
“Cuando tenía veintipico iba a donde me llamaban –dice la actriz sobre su criterio para elegir trabajos, en una entrevista con la revista New Yorker–. No tenía realmente opciones. Quería actuar. Y, definitivamente, me sentía un poco divorciada del trabajo que me pedían que hiciera y sentía que estaba interpretando ese papel también. Es muy interesante porque sentía como si estuviese interpretando el papel de una actriz interpretando el papel de la mejor amiga. Yo venía del teatro y sentía que tenía mucha mayor autonomía cuando estaba sobre el escenario. Tenía mayor control sobre el arco de mi actuación. También sentía que estaba intentando encajar en el casillero de actriz para cámara, esos clichés o lo que fuera. No fue realmente hasta la mitad de mis treinta que empecé a tener confianza en mí y sentir ese fuego: el poder de mi ser individual. Creo que había comenzado a ver la belleza y el poder de otros individuos. Entonces me sentí atraída por creadores que veían en mí a mi propia personalidad y querían trabajar con eso”.
Hahn tomó una decisión muy consciente desde el principio de su carrera sobre no aceptar la idea de que tenía que aprovechar su juventud para actuar en cine y televisión. En un perfil publicado en Vanity Fair, la actriz cuenta que cuando decidió continuar con estudios de posgrado de actuación en la universidad de Yale, cuando ya tenía más de veinticinco años, muchos allegados le recomendaron que no lo hiciera porque esos eran sus años de “ingenua”, es decir, la edad en la que las mujeres tienen mayores posibilidades de protagonizar un film o una serie. Pero Hahn no se veía a sí misma en esos papeles, le interesaba más hacer de abuela en Viñas de ira o de Polonio en Hamlet.
La actriz de 46 años está ahora en un momento más productivo y creativo, según ella misma lo expresa en varias entrevistas. No solo creció en su experiencia y amplificó su talento en estos últimos años, sino que también la industria está en un proceso (lento) de apertura hacia mayor diversidad de historias y voces, en la que hay más oportunidades (todavía no tantas) de roles interesantes para mujeres mayores de 40. La concepción de lo que se necesita para ser una protagonista está cambiando y una intérprete como Hahn, capaz de encarnar a mujeres que se ven muy reales por más extravagantes que parezcan a primera vista, cobra un nuevo valor.
La nueva experiencia de ser parte de la factoría más taquillera de esta época, con la fama gigante que eso implica, seguramente no impedirá que Hahn siga con sus trabajos en el cine independiente, ni el teatro. Como tampoco le preocupó que su actuación en WandaVision la hiciera menos interesante para sus trabajos de menor alcance comercial.
“Realmente no me preocupé porque, de todas formas, mi carrera es una locura -dijo al New York Times-. Pude hacer El club de las madres rebeldes y Hermanastros, pude patear para todos lados y entrenar mis músculos. Puedo apenas apretar el acelerador o pisarlo a fondo. Cada trabajo para mí proviene de la misma fuente: si el personaje que interpreto me parece interesante o no. No quiero juzgar nada, si es cool o no. Estoy demasiado vieja para eso”.
Justo por eso, Hahn está en su mejor momento.
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