Jessica Lange, la gran dama de la TV
En Feud: Bette y Joan la nueva ficción creada por Ryan Murphy que estrena hoy Fox Premium, la actriz interpreta a Joan Crawford, una de las divas del viejo Hollywood
Hubo un tiempo en que por increíble que parezca las más grandes estrellas de Hollywood eran un misterio para el público que las adoraba en todo el mundo. Su talento brillaba en la gran pantalla pero, más allá de ella, casi nada se sabía. Toda la información sobre sus vidas privadas era creada y controlada por los grandes estudios que, a su vez, eran amos y señores de sus carreras. Parte del mito de Hollywood y su industria del cine como la cuna de tantas leyendas se apoyaba en el retaceo de los detalles sobre las experiencias cotidianas de sus estrellas. Una estrategia tan rígida como redituable que se terminaba cuando las luminarias en cuestión empezaban a envejecer. El peor pecado que una actriz podía cometer en Los Ángeles. Un error de cálculo que aun hoy se paga con desdén, ostracismo y escasas oportunidades laborales. Mucho de todo eso es lo que cuenta Feud: Bette y Joan, la nueva serie creada por Ryan Murphy que estrena hoy, a las 23, por la señal premuim de Fox que, desde el jueves 23 y hasta el domingo 27, estará abierta para todos los suscriptores de TV Paga que posean caja digital.
La fascinante ficción recrea con cuidadoso detalle el vínculo entre dos de las más celebradas y exitosas actrices de Hollywood, Joan Crawford y Bette Davis. Una relación tan volátil como cada una de ellas que pasaron de dominar la gran pantalla en su juventud a la falta de trabajo y atención cuando empezaron a envejecer. Para hacerle justicia a dos de las leyendas más recordadas del cine clásico, Murphy convocó a un par de actrices con tanta presencia escénica como las divas que interpretan. Para el papel de Davis, considerada aun hoy una de las mejores actrices de la historia del cine, el productor y director eligió y consiguió a Susan Sarandon que interpreta a la protagonista de La malvada con iguales partes de fortaleza y vulnerabilidad. Y para encarnar a Crawford, reconocida como una de las grandes bellezas de la pantalla y una personalidad tan avallasante como conflictuada, Murphy recurrió a quién ya se transformó en su actriz fetiche: Jessica Lange . Luego de trabajar con ella en cuatro de las temporadas de la antología de terror American Horror Story, ciclo por el que Lange ganó dos premios Emmy, el productor pensó que no había nada mejor que ella para darle nueva vida a la mítica Crawford.
"Cuando recién llegué al set no sabía cómo interpretarla. Estaba perdida porque no había tenido tiempo de investigar sobre ella. Una vez que lo hice, encontré mi camino y ella me pareció fascinante porque tiene tantas facetas que la gente normalmente no veía porque ella usaba su creación, Joan Crawford, como una armadura. Era el trabajo de su vida, su inversión a la que atesoraba y cuidaba como una leona", decía Lange hace pocas semanas en un reportaje durante la premiere del programa.
La historia no solo revela aspectos no tan conocidos de ambas estrellas, especialmente los motivos de su histórica rivalidad y el detrás de escena de ¿Qué pasó con Baby Jane?, el film que las reunió en el ocaso de su carrera, sino que se focaliza en lo que Davis y Crawford tenían en común. "Cuando trabajaron juntas ambas tenían más de cincuenta años. Era el final. Para Hollywood estaban acabadas", resume Lange, que en su búsqueda por conocer más sobre la persona que le tocó interpretar descubrió una frase que la describía perfectamente hacia el final de su carrera. "El alcoholismo es un riesgo ocupacional de los actores, de las viudas y de los solitarios. Yo soy las tres cosas", decía Crawford. Y el programa tomó nota de aquella declaración mostrando siempre a la actriz con una plateada petaca cerca de los labios y una buena provisión de vodka en la heladera de su dormitorio.
Abatida por las deudas y la falta de trabajo la diva decidió buscar un proyecto propio y lo encontró en la novela en la que se basó luego el film ¿Qué pasó con Baby Jane? Una salida temporal a la falta de atención de los estudios. Una estrategia que en la actualidad sigue siendo una de las pocas maneras para que las actrices maduras consigan papeles dignos de su talento y experiencia. "Para las mujeres el declive comienza alrededor de los 45 años. Sin embargo, para los hombres, gente como Tommy Lee Jones o Jack Nicholson o quien sea que hayas tenido como coprotagonista en tu carrera, empiezan a trabajar junto a actrices que son diez, quince o hasta veinte años más jóvenes que ellos. En el caso de Joan, además la dificultad con el tema de la edad era aun mayor porque ella era una gran belleza y la belleza en esta cultura equivale a juventud. En esta cultura no sos considerada bella si tenés más de cincuenta años. Siempre escuchás comentarios sobre lo hermosa que debe haber sido tal mujer en su juventud. Eso nunca lo escuchás sobre los hombres porque vivimos en una patriarquía", opinaba Lange haciendo clara referencia a su propia carrera y a cómo nada cambió demasiado en Hollywood en los últimos sesenta años.
En la serie, de hecho, una serie demuestra perfectamente el estado de situación de la industria del cine cuando se trataba de sus actrices veteranas en busca de un papel. Los personajes femeninos protagónicos, muestra Crawford en una escena del primer episodio se podían dividir en tres categrías: la ingenua, la madre y arpía. Un encasillamiento al que las dos protagonista de Feud se resistían con uñas y dientes. Siempre afilados y listos para dar el zarpazo y el mordiscón incluso entre ellas.
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