J.A. Bayona, director de Los anillos de poder: las dudas que tuvo antes de sumarse al proyecto y la perdurabilidad de la obra de J.R.R. Tolkien
El realizador español conversó con LA NACION acerca del desafío que significó para él ponerse al frente de la serie que estrenó este viernes en Amazon Prime Video
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A J.A. Bayona (Juan Antonio en su pasaporte español) se lo veía inquieto. Iba y venía, tenía breves conversaciones con sus colaboradores, y estaba siempre atento al cariño de los fans, disimulando una evidente timidez junto a una mezcla de nerviosismo y orgullo. Motivos le sobraban: faltaban minutos para que comenzara la premiere mundial de El Señor de los Anillos: los anillos de poder en México, ambicioso proyecto disponible en Amazon Prime Video del que filmó los primeros episodios y es productor ejecutivo.
A quince años de su debut como director en la notable El orfanato, a diez de su reafirmación profesional con Lo imposible, y con la mejor de las Jurassic World (Jurassic World: El reino caído, 2018) sobre los hombros, cuesta creer que haya algo que saque a Bayona de su eje. Y, sin embargo, la responsabilidad de resignificar el universo de J.R.R. Tolkien, como así también de armonizar con el trabajo cinematográfico de su colega Peter Jackson en las trilogías de El Señor de los Anillos y El Hobbit, coloca al barcelonés en un lugar codiciado por muchos. Pero también temido.
-¿Fue difícil la decisión de aceptar un proyecto con tantas aristas como el de El Señor de los Anillos: los anillos de poder?
-Tuve una gran duda cuando me llamaron, porque me dijeron que les habían gustado las películas que había hecho, y estaban muy interesados en que habláramos de hacer este show, pero yo me preguntaba si no terminaría siendo una repetición de lo que ya habíamos visto. Entonces viajé a Los Ángeles, me senté con Patrick McKay y John D. Payne, los dos showrunners de la serie y fue una grata sorpresa, porque la idea que tenían ellos era realmente muy inteligente. Se trataba de tomar los hechos de esa especie de cronología de datos que son los apéndices de El Señor de los Anillos y establecer una conexión con nuevas ficciones. Entonces entendí que, de alguna forma, había un balance entre crear algo nuevo, que hasta el momento no había visto el público, pero a la vez siguiendo las líneas del relato que había dejado establecidas Tolkien. Me pareció el equilibrio perfecto.
-Un equilibrio que también abría nuevos retos.
-Sin duda, uno de los más importantes fue encontrar el tono del show. Porque cuando uno entra en el universo de J. R. R. Tolkien las historias transcurren en diferentes reinos, que entre sí son muy diferentes. Por ejemplo, cuando uno se va al mundo de los elfos, descubre que es un mundo más adulto, más maduro, casi político. En cambio, cuando se adentra en el mundo de los pelosos, Harfoots en inglés, el tono es más parecido al de los cuentos de hadas. Y esa diferenciación también la puedes aplicar al mundo de los humanos, que aparecen en una zona muy concreta en el relato y tiene un tono casi de melodrama. De alguna forma, cada raza viene acompañada de su propio género, y encontrar el tono de la serie, y que además fuera consistente, fue sin duda alguna uno de los retos más importantes en los que me encontré como director.
-¿Fue también parte del desafío continuar desarrollando este universo luego del trabajo de Peter Jackson?
-Yo creo que el reto era captar el espíritu de Tolkien tan bien como él lo había hecho. El recuerdo de las películas de Peter Jackson es muy bueno, porque realmente supo captar muy bien la esencia de la obra original, y en ese sentido el objetivo fue intentar entender cómo lo había hecho él para que nosotros pudiéramos estar a la altura del excelente trabajo que realizó.
-¿Las historias de Tolkien se desarrollan en muchos lugares paralelamente, cada uno con sus propias reglas y personajes. Un desafío de guion que parece más sencillo en una película que en una serie. ¿Cómo lograste en Los anillos de poder fusionar ese relato coral para que quede equilibrado?
-Creo que la clave la tuve cuando me di cuenta de que, de alguna forma, todos los reinos estaban conectados entre sí por el peso de la guerra contra Mordor que habían tenido en el pasado. Fue muy interesante analizar cómo cada raza lidia con las repercusiones de esa guerra de una forma muy particular. Es decir, los pelosos por ejemplo, no quieren estar en contacto con el resto del mundo y se esconden. Los elfos están en un lugar mucho más político, trazando las vías para intentar que de alguna forma el mundo de la Tierra Media se establezca en esa paz que todavía es muy débil; y al mundo de los humanos lo encontramos, por un lado disfrutando del esplendor de Númenor para aquellos que ayudaron a los elfos, pero también con otro sector que está siendo muy castigado. Esa conexión de todos con el mismo evento en el pasado fue lo que me dio la clave para entender cuál era el tono de la serie.
-¿A pesar de ser una historia completamente nueva, te apoyaste en las obras originales para entender y desarrollar mejor ese universo?
-Claro, había leído los libros cuando era muy niño, y ahora lo he hecho nuevamente para poder preparar la serie. Me ha sorprendido mucho encontrar tantas cosas que me habían pasado desapercibidas. Es muy curioso cómo se escribieron todas esas historias, porque Tolkien lo que hacía era contar el relato a sus hijos, a medida que iban creciendo el relato iba madurando. Entonces pasamos de El Hobbit, que es una historia mucho más naif, más para niños, a las de El Señor de los Anillos, que son más oscuras y mucho más maduras. Eso te habla mucho del espectro tan rico que tiene Tolkien en su literatura, que puede gustar tanto a unos como a otros.
-Además de las ediciones conocidas, existen también otros libros que recogen los trabajos inconclusos, editado por el hijo del autor, Christopher Tolkien. ¿Hubo también una inspiración en ellos?
-Evidentemente, cuando te sumerges en el universo de Tolkien te das cuenta de que es infinito. Él era un gran escritor, pero también era un gran estudioso de la literatura y de los mecanismos de la ficción. Yo creo que ahí radica que todavía hoy en día estemos hablando de su obra, porque supo adaptar muy bien los mecanismos que estaban establecidos en la mitología y en los cuentos de hadas a un relato nuevo. Si te pones a pensar, él construyó algo único en el siglo XX que es una mitología propia, de ahí que los seguidores de El Señor de los Anillos sigan los libros casi como si fueran una religión, y eso sucede porque el propio Tolkien fue capaz de crear una mitología a mitad del siglo XX.
-No deja de ser un arma de doble filo a la hora de imaginar lo que pueden decir sobre la serie...
-Realmente no puedo saber lo que va a pasar con Los anillos de poder, pero sí te puedo decir lo que me gustaría que suceda. Me encantaría que de alguna forma la gente pueda disfrutar de volver a la Tierra Media, de estar con esos personajes, de volver a entrar a ese mundo maravilloso. E incluso que aquellos que no hayan leído los libros se acerquen a ellos a partir de esta serie. Pero igualmente es muy difícil saber lo que va a pasar. La reacción de los que ya la han visto ha sido muy buena, y disfruto mucho de los comentarios que me han hecho, pero es un misterio. Me encantaría que la gente volviera a engancharse a estos mundos, a estos personajes, eso para mí sería una gran satisfacción.
-¿Coincidís en que la perdurabilidad de un universo como el de El Señor de los Anillos se basa en tres aspectos fundamentales que tiene su mitología: una nueva lengua, una historia que se agiganta a través del tiempo y una enorme cantidad de personajes muy ricos en su individualidad?
-Creo que lo que es interesante de Tolkien es el nivel de riqueza de lo que escribió, y cómo llegó a entender los resortes de la narrativa, como decíamos antes, a través de los cuentos de hadas, de la mitología, para llegar a los más profundo del alma humana. Y en ese sentido no se puede considerar a las obras solo como relatos de fantasía, porque es una idea de la fantasía muy anclada en una verdad psicológica, en algo que cuando lo estás viendo, de alguna forma te está revelando cosas de vos mismo que ni siquiera sabías. Y es esa capacidad de conectar con lo más profundo del alma humana lo que hace que estás obras sigan vivas durante tantos años.
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