Insaciable, una serie de Netflix que desafía la tolerancia de los espectadores
Insaciable (Insatiable. Estados Unidos/2018). Creadora: Lauren Gussis. Elenco: Debby Ryan, Dallas Roberts, Kimmy Shields, Alyssa Milano, Christopher Gorham, Arden Myrin, Sarah Colonna. Disponible en: Netflix . Nuestra opinión: Mala.
El ejercicio de prejuzgar una obra artística audiovisual a partir de sus materiales de promoción parece ser un vicio de estos tiempos de redes sociales (y del marketing que se aprovecha de ellas). En el mejor de los casos, decidir la calidad o el interés de la película o la serie en cuestión a partir de esa escasa y lógicamente limitada información puede ser un acto de pereza, la emisión de un juicio y una sentencia rápida para dar vuelta la página y ocuparse de la siguiente cuestión a despreciar sin saber muy bien de qué se trata el asunto.En todo caso esa fue la suerte que sufrió la serie Insaciable, recientemente estrenada de Netflix, porque su trailer daba a entender que la comedia negra se burlaría de las personas con problemas de sobrepeso y plantearía que la solución a todos los problemas de bullying que sufre el personaje central, una adolescente obesa interpretada por la bella actriz Debby Ryan vistiendo un "disfraz" de gorda, se solucionarían adelgazando.
Antes de ver siquiera uno de los doce capítulos de la temporada muchos reclamaban su cancelación inmediata, un pedido injusto y bastante parecido a la censura y que, sin embargo, ya con los episodios disponibles probablemente se haga realidad. Y no por lo que muestra el trailer sino justamente por lo que no muestra.
Sí, ésta es la historia de Patty, una estudiante de secundario con problemas de obesidad, una madre adicta que le presta poca atención y una única amiga que la acompaña en sus constantes maratones de películas de Drew Barrymore regados de toda la comida chatarra imaginable. Ésta es también la historia de cómo Patty sufre el bullying de sus compañeros de escuela, de cómo es invisible algunas veces y muchas otras el blanco de burlas crueles y desprecios constantes. Pero también es una historia que pretende satirizar la obsesión con los concursos de belleza en el sur de los Estados Unidos pero al intentar hacerlo banaliza el abuso de menores, la violencia doméstica, el sufrimiento de los adolescentes que buscan entender su sexualidad y que repite una y otra vez que "ser flaca es mágico" y que "las chicas lindas no tienen que ceder ni negociar nada". La intención es satírica: el resultado, un desastre. Como sucede cuando Patty, todavía gorda, defiende una barra de chocolate a las piñas con un vagabundo que a su vez le pega hasta romperle la mandíbula abriéndole, sin querer, el mundo encantado en el que ella cree, vive la gente esbelta.
Que Patty sea un personaje sin una pizca de ética o sentido moral, que el hecho de que Nonnie, su única amiga, esté enamorada de ella y los guiones la muestren como su aliada incondicional que ocasionalmente la acosa con una actitud lasciva sin respetar sus límites ni hacerle saber sus intenciones y que Patty, esté enamorada de Bob, su abogado/entrenador de concurso de belleza no eran elementos narrativos que figuraran en el trailer.
Y el hecho de que formen parte de una serie es tan difícil de comprender como de ver. Especialmente porque nada en Insaciable resulta gracioso ni por error. De hecho, Bob (interpretado por el talentoso actor Dallas Roberts), es el único personaje que potencialmente podría haber generado cierto humor absurdo por su obsesión con los concursos de belleza y su ridícula rivalidad con el fiscal del pueblo (Christopher Gorham) que se pasa más de la mitad de sus escenas sin camisa–¿un chiste? ¿una denuncia sobre la cosificación del cuerpo masculino?–, y sin embargo la premisa que el guión utiliza para explicar su creciente desesperación es que es acusado –falsamente– de abusar de una adolescente y su reacción es pensar que su calvario hubiera sido menos terrible si hubiese cometido el crimen.
Según explicó en repetidas ocasiones Lauren Gussis, la creadora de la ficción, su intención era hacer una sátira que le permitiera a los espectadores reírse de algunos de los costados más oscuros de la sociedad actual–los imposibles estándares de belleza que se les exige a las mujeres desde la primera adolescencia y la crueldad que sufren quiénes no los cumplen–. Lamentablemente hay que decir que más allá de sus buenas intenciones la serie falla en el tono, en las formas, en el diseño de los personajes y hasta en los constantes guiños de viejos clásicos del cine ambientado en escuelas secundarias como las de John Hughes que puede que revisadas hoy no estén exactamente a tono con los tiempos actuales de reivindicación de los derechos femeninos y las iniciativas #MeToo y Time's Up pero que tienen a su favor unos guiones impecables para su época y que fueron realizadas tres décadas atrás. Insaciable, no tiene ni siquiera esa excusa.
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