Inconcebible: brillante miniserie que aborda casos de abuso sexual con mirada feminista

Inconcebible (Unbelievable, Estados Unidos, 2019). Creada por: Susannah Grant, Ayelet Waldman y Michael Chabon. Guion: Susannah Grant, Ayelet Waldman, Jennifer Schuur, Becky Mode y Michael Chabon. Basado en: "An Unbelievable Story of Rape", artículo de T. Christian Miller y Ken Armstrong. Elenco: Merritt Wever, Toni Collette, Kaitlyn Dever. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena.

"Una chica de 18 años dijo que fue atacada a punta de pistola. Luego dijo que lo inventó. Así empieza nuestra historia". Con esas palabras comienza el artículo "An Unbelievable Story of Rape" ("Una increíble historia de violación"), escrito por T. Christian Miller y Ken Armstrong, y publicado en 2015 por los sitios de investigación periodística ProPublica y The Marshall Project, que eventualmente se editó en formato libro, y que en 2016 ganó el Pulitzer.

El artículo se inicia con el estado de indefensión de Marie como foco, esa joven de 18 años que en 2008 se presentó sola con su abogado en la corte para declararse culpable de una acusación por falsa denuncia. Según la policía de Lynnwood (Washington), Marie inventó haber sido abusada sexualmente, y las autoridades le exigieron pagar una multa para evitar ir a prisión. Sin embargo, como bien explican Miller y Armstrong, ese es solo el inicio del derrotero de una adolescente que vivió toda su vida dentro del sistema de hogares de acogida y quien, cuando se encontraba a punto de estabilizarse, fue inducida por dos detectives a cambiar su testimonio. El miedo, el estrés postraumático, la falta de cuidado tras el ataque sufrido, y la presión de las altas autoridades la conducen a negar haber sido abusada, y a pasar los tres años siguientes como una paria social.

Inconcebible, la miniserie de ocho capítulos creada por Susannah Grant, Ayelet Waldman y Michael Chabon que llegó este mes a Netflix, se apega fuertemente a los hechos reales (los testimonios de las víctimas se reproducen verbatim), por lo cual le dedica el primer episodio enteramente a los coletazos de la denuncia -y retractación- de Marie (una extraordinaria Kaitlyn Dever, en un rol similar al que interpretó en la indie Short Term 12), y a cómo funciona el sistema cuando no hay política de género que acompañe a las víctimas después del trauma. Lisa Cholodenko dirige el capítulo con esa sensibilidad que vimos en su largometraje nominado al Oscar Mi familia, con primeros planos del rostro de Marie, un mapa de sus emociones bloqueadas, contenidas, enterradas.

En su segundo episodio, la serie cambia ligeramente el tono, se adelanta en el tiempo (año 2011) y nos muestra a la detective Karen Duvall (Merritt Wever, en una de las mejores actuaciones del año) escuchando a otra víctima de un ataque sexual acontecido en Golden, Colorado. El guion de Sussanah Grant evoca aquí al de Erin Brockovich (también de su autoría), especialmente cuando aborda cuán inquebrantable puede ser una mujer cuando quiere llegar a la verdad por un bien mayor. Duvall habla con la joven abusada respetando sus tiempos, sin juzgarla, sin presionarla. De manera inmediata, y por un hecho fortuito, la detective se entera que está buscando a un violador serial, lo cual la lleva a asociarse con su colega Grace Rasmussen (Toni Collette) para encontrar al perpretrador, que ataca con un inconfundible modus operandi.

De esta manera, Inconcebible se convierte en un drama con elementos del género buddy cop, con ambas mujeres conociéndose a medida que avanzan en la investigación, y con secuencias de alivio cómico que amortiguan el impacto de los momentos testimoniales, desgarradores desde su verbalización, sin necesidad de que se los acompañe con flashbacks gratuitos. Esa es precisamente la decisión narrativa que toman los creadores de la serie: lo que importa es la palabra. La palabra de la víctima, la palabra de una figura de contención, la palabra que apacigüe en lugar de hostigar. Por lo tanto, si bien la producción flaquea cuando se presentan a falsos sospechosos de las violaciones como recurso para mantener al espectador interesado en el aspecto whodunit de la historia, su relevancia en la coyuntura actual la logra cuando retrata conversaciones entre mujeres que hablan de igual a igual, tácitamente comprendiendo lo doblemente duro que es moverse en este mundo tan solo por no ser hombre.

Sin revelar demasiado, solo diremos que la última escena, con Weaver brindándole humanidad a un personaje admirable y Dever haciendo lo propio, sintetiza el objetivo de Inconcebible como serie sobre abuso sexual: cuán importante es escuchar (y creerle) a una víctima, cuánto hace la diferencia asegurarle que no está sola.

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