Helena Bonham Carter: una nueva princesa y excéntrica para The Crown
LONDRES.-"Lo voy a acercar porque tiendo a murmurar", dice Helena Bonham Carter. Sentada en un amplio sillón del lujoso hotel donde la prensa internacional, incluida LA NACION, se reunió para conocer al nuevo elenco de The Crown, la actriz está en su elemento. Con un vaso de jugo en la mano, Bonham-Carter se hace cargo del grabador con la experiencia que le dan los años que lleva como una de las intérpretes británicas más reconocidas en el mundo. De la joven ingenua de Un amor en Florencia –su debut en cine–, hasta la madura princesa Margarita que encarna en la tercera temporada de la serie de Netflix creada por Peter Morgan, Bonham-Carter aparenta ser tan excéntrica como lo insinúan sus papeles en las películas de Tim Burton. su expareja y padre de sus hijos. Pero también es inteligente y reflexiva, amable y auténtica, aunque le toque interpretar a la princesa Margarita, hermana menor de la reina Isabel II y uno de los integrantes más famosos de la familia real británica.
"En realidad no sé si ella estaba ahí pero fue útil y divertido de todos modos ¿Por qué no hacerlo?", se ríe la actriz cuando se le pregunta por el "contacto" a través de una médium que dijo haber establecido con Margarita cuando empezó su investigación para encarnarla. La carcajada de Bonham-Carter dice mucho. Sabe que la historia de la médium la pinta como ese ser peculiar que todos suponen que es y no le molesta. Es más: se divierte con los prejuicios de un modo en que su personaje nunca pudo hacerlo.
"Me divertí mucho interpretándola. Es un gran regalo. Era una persona desesperada por tener algo de diversión en su vida. Pero en su trabajo no se necesitaba que la pasara bien. De hecho, era casi lo opuesto la mayoría del tiempo. Muy aburrido. De alguna manera, para una mujer en su posición, se trataba casi de una existencia victoriana. Lo único que se le exigía era ser vista, que estuviera ahí para ser observada. Hay gente que cree que la familia real podía decidir lo que hacía, pero no era así. Los que tenían poder de decisión eran los hombres vestidos de traje", explica Bonham-Carter que retomó el papel que en las dos primeras temporadas interpretó Vanessa Kirby. Un cambio de mando que, como sucedió con las reinas Claire Foy y Olivia Colman, funciona gracias al talento de las actrices y los guiones de Peter Morgan, el creador de la serie. Ese que supo aprovechar al máximo la habilidad de Bonham-Carter escribiendo para ella algunos de los pasajes más intensos y emotivos de la temporada. Además de algunos remates perfectos para la actriz.
"La satisfacción es aburrida, y Tony y yo somos de todo menos aburridos", dice Margarita en uno de los episodios de The Crown cuando su matrimonio cruje hasta el límite del quiebre y ella intenta mantener la piezas unidas a pesar de todo.
"Lo cierto es que Margarita era conocida por ser muy mandona y controladora, pero yo creo que eso era porque no tenía demasiado control sobre nada. Muchas veces dijo que se sentía malinterpretada así que espero haberle hecho justicia. En su tiempo, la gente amaba odiarla. Y se decía mucho sobre su mal comportamiento pero ella también era alguien a quien le encantaba pasarlo bien; era muy amable y tierna con los suyos. Espero haber interpretado todas sus facetas y no solo aquellas que la gente cree conocer", se entusiasma la actriz. El grabador que instaló en el brazo del sillón corre riesgo de terminar en el piso. Pero resiste.
La princesa que quería vivir
Una de las primeras cosas que hizo la actriz cuando aceptó interpretar a Margarita, a la que conoció al principio de su carrera gracias a la amistad que la princesa tenía con su tío, el barón Mark Bonham-Carter, fue hablar con su círculo íntimo (la médium vendría después). Antes de la exploración espiritista llegaron las anécdotas, las fotos y algunos videos que le permitieron construir el personaje en detalle.
"Una de las cosas que más me llamó la atención al verla en fotografías, algo que también destacaban sus amigos es que siempre se paraba muy derecha, con la espalda rígida. En parte por su amor por el ballet y por lo que esa práctica le había aportado a su postura, y en parte también porque era petisa y ella quería ser lo más alta posible", detalla Bonham-Carter, que mide 1.57 metros, apenas dos centímetros más que Margarita, y a diferencia de ella no tiene ningún problema con la estatura. "Ser alto está sobrevalorado. Prefiero ser muy pequeña a ser muy alta. Siempre podes ponerte estos tacos", agrega la actriz y levanta la pierna para mostrar unas plataformas que le agregan al menos siete centímetros de altura (y probablemente el doble de seguridad en sí misma).
Así aparece en pantalla. Aunque la vulnerabilidad de la princesa se cuela en pequeños detalles: el perenne cigarrillo con boquilla en una mano; en la otra, un vaso de whisky, y el comentario sarcástico listo para herir a quién se le ponga enfrente, siempre queriendo ser el centro de la escena y siempre corrida de ella. "Una de las características de Margarita que intenté transmitir es la forma en que se movía muy despacio, porque consciente o inconscientemente sabía que la observaban todo el tiempo. En aquella época, el registro de la familia real era básicamente fotográfico y por eso esa manera de moverse permitía que la captaran las cámaras. En el caso de Margarita, eso se combinaba con una vulnerabilidad que complicaba las cosas. Es un desafío constante vivir en público siendo tan vulnerable. Así que la actitud que siempre tiene es la de un búho: la cabeza un poco hacia atrás, intentando captar con el movimiento de sus ojos todo el espectro de visión. Así podía ver a todos antes de que la vieran a ella. Hay también mucha economía en sus expresiones. Una mirada, una palabra, siempre con movimientos escuetos y muy lentos. En cámara lenta. Es algo bastante intimidante. Pero ella lo tenía grabado a fuego", cuenta la actriz y empieza a moverse como si fuese una bailarina de cajita de música a la que se le está agotando la cuerda.
Las dos reinas
"Ella y yo… somos complicadas", dice Margarita en uno de los episodios de la tercera temporada a propósito de la relación entre la reina y su hermana menor. Un vínculo fundamental desde el comienzo de la serie, que Bonham-Carter y Colman representan con la justa medida de resentimiento y amor incondicional.
"Es un vínculo muy amoroso en la serie y eso es algo que destacaban todos sus amigos cuando hablé con ellos mientras investigaba a este personaje. Todos insistían en que eran muy unidas y que no tenían solo una relación de rivalidad. Se respetaban a pesar de ser distintas y de chocar muchas veces. Ambas se criaron sabiendo que su tío –el rey Eduardo VIII–, no había cumplido con su deber con la corona y cómo su abdicación había afectado a Gran Bretaña. Eso es lo que estas dos mujeres comparten. Es muy rico, en términos de arco dramático, interpretarlas en la madurez. También porque es la amistad más longeva en la vida de las dos: eran muy jóvenes cuando su vida cambió y, entre otras experiencias compartidas, pasaron toda la Segunda Guerra juntas y solas en Windsor", relata la actriz, que años antes de saber que interpretaría a Margarita tuvo la posibilidad de visitar el castillo de Windsor y observar a la reina Isabel II en primera fila.
"Fui invitada a una piyamada en Windsor. Aunque suene gracioso, así lo llaman ellos. Había otra gente conmigo: James Bond (Daniel Craig), estaba ahí con Rachel (Weisz, su esposa y también actriz). Fue muy divertido y totalmente surrealista. Es una situación muy particular, que ahora, haciendo The Crown me vino varias veces a la cabeza: todo estaba en silencio y solo se escuchaba el tic toc de los relojes. Recuerdo esas habitaciones enormes, en las que había que caminar un kilómetro para acercarte a alguien. La reina siempre tiene que entrar y caminar primero a todos lados. En aquel momento pensé: «¡Qué solitario!». Cuando estábamos entrando a la sala de recepción, todos vestidos de gala, el duque de Edimburgo me miró a mí y yo no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo. Pero después me di cuenta: a mí me tocaba seguirlo a él, porque la reina iba delante de todos, sola. Siempre sola. Y creo que la serie captó muy bien eso. Suelen enfocarla desde atrás para subrayar su aislamiento e incluso cuando está sentada resulta evidente lo apartada que está del resto de la gente. Además, al mostrarla de perfil nos recuerda todo el tiempo que estamos viendo a un ícono, literalmente", concluye Bonham-Carter con un gesto de la mano que bien podría haber hecho su personaje. Margaret lo habría hecho mucho, pero mucho más lento.
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