Hailee Steinfeld: de los hermanos Coen a una Emily Dickinson de mirada actual
"La fama es una mentira, te destruirá", le dice un misterioso personaje a la joven Emily Dickinson en uno de los episodios de la segunda temporada de Dickinson, la serie de Apple TV+ que recrea con bellas y divertidas licencias poéticas la vida de la escritora norteamericana. Esa reflexión sobre la celebridad y sus consecuencias fue uno de los muchos puntos de contacto que encontró Hailee Steinfeld, la actriz que interpreta a Emily, con su personaje. Ella, que comenzó a trabajar como actriz con apenas ocho años y a los catorce gracias a su papel en la película Temple de acero de los hermanos Coen recibió una nominación al Oscar como mejor actriz de reparto, nunca había reflexionado sobre los costados más oscuros de la fama hasta que le tocó experimentarlos en la piel de la escritora.
"Hay momentos en que tengo esa sensación de identificación en la que me doy cuenta de cómo los personajes que interpreté impactaron en mi vida personal. Es un recordatorio de que, entre otras cosas, amo mi profesión porque crezco como persona a través de estos papeles y he aprendido mucho sobre mí misma gracias a ellos", explica Steinfeld en una charla con LA NACION desde Los Ángeles.
Actriz casi desde que tiene memoria y cantante pop con discos editados hace unos cinco años, casi desde el inicio su carrera fue un modelo de decisiones variadas e interesantes. De su celebrado debut cinematográfico con los Coen a su aparición en ¿Puede una canción de amor salvar tu vida?, film en el que mostró por primera vez su talento musical, pasando por su version de Julieta en Romeo y Julieta adaptada por Julian Fellowes, su participación en las dos últimas entregas de Notas perfectas y la apuesta de probarse como heroína de acción en Bumblebee, Steinfeld demostró una y otra vez su talento pero su interpretación en Dickinson la llevó a nuevas alturas. Como si los evocativos textos de la escritora y el original modo en que son representados en la serie –ganadora del prestigioso premio Peabody a la excelencia televisiva– hubieran abierto nuevos caminos para ella. En principio eso se traduce ahora en una tercera temporada confirmada.
"Mi introducción a la serie fue a través de los dos primeros capítulos de la primera temporada. Recuerdo haber pensado que era algo completamente diferente de cualquier cosa que hubiese leído antes. Es una historia de época con un espíritu moderno y la música contemporánea tiene un papel muy importante en el programa, los personajes son tan peculiares e interesantes y cada uno de ellos tiene su propio desarrollo narrativo. Enseguida, habiendo leído solo dos episodios, ya estaba enganchada", recuerda la actriz que terminó de convencerse de que Dickinson debía ser su primer proyecto televisivo cuando conversó con su creadora, Alena Smith, quien supo transmitirle el espíritu de una ficción llena de espíritus.
De hecho, si en la primera temporada la muerte se manifestaba como un seductor extraño interpretado por el rapero Wiz Khalifa, ahora Emily y su grupo de amigas/enemigas organizan una sesión espiritista como quien reserva una tarde en un spa o consulta con un terapeuta para que le ayude a resolver los conflictos internos que la atormentan. Eso cuando no están asistiendo a tertulias literarias organizadas por Sue (Ella Hunt), su cuñada, amor secreto de la protagonista y "una influencer", según la califican en uno de los tantos pasajes de la trama que juega con el anacronismo de desarrollar una historia situada a mitad del siglo XIX con modos de expresión del XXI.
"Los episodios, a pesar de durar media hora, tienen una fuerza impresionante. Suceden muchas cosas profundas y complejas todo el tiempo. En una misma escena puede transmitir emociones intensas, oscuras y perturbadoras y también estar llena de amor, humor y liviandad", describe la actriz con precisión. Buena parte de los momentos de humor llegan de parte de Jane Krakowski, la reconocida actriz de Ally McBeal, 30 Rock y Kimmy Schmidt, entre otras series, que aquí interpreta a la madre de Emily, una dedicada ama de casa que vive desconcertada y algo desesperada por la personalidad artística de su hija mayor.
Al frente
Para las actrices, la medida del éxito en Hollywood no se mide en premios o en los papeles que interpretan sino en que su voz sea escuchada en los proyectos que protagonizan. Para eso, la estrategia más usual es convertirse en productoras de las ficciones. Algo que Steinfeld hizo desde el comienzo de la serie. "Ser productora es una experiencia maravillosa. Estoy muy agradecida de que confíen en mí para tomar ciertas decisiones o ser parte del proceso de toma de decisiones. Especialmente en un programa como éste, del que me siento muy orgullosa de ayudar a que se realice", cuenta la actriz que en la primera temporada también aportó una de sus canciones, "Afterlife", a la banda de sonido de la serie que cuenta con artistas como Billie Eilish, Lizzo y Nick Cave, entre muchos otros.
Puede que una actriz con menos experiencia y menos personajes interpretados antes de los veinte años se hubiese sentido intimidada por encarnar a Emily Dickinson, una figura fundamental de las letras anglosajonas, un personaje de su tiempo cuya vida inspiró numerosos textos académicos y literarios y que aun así permanece como un enigma con apenas unos datos biográficos al alcance de los expertos. Pero Steinfeld, con su mirada intensa enmarcada en unas cejas tupidas que son casi su marca de estilo, bien lejos del estereotipo de la chica de California donde nació y creció, cuenta que luego de ciertos resquemores iniciales sintió más anhelo que miedo al interpretar a la poeta. Justo como Dickinson, o al menos la versión de ella que propone la serie, hubiera querido.
"Lo cierto es que hubo ocasiones en las que su importancia, su presencia e impacto me resultaron intimidantes, pero sabiendo que nunca nos propusimos hacer su biografía sino que se trata de nuestra reinterpretación de ella, de su vida y de su obra, me ayudó mucho. Claro que tomamos aspectos de lo que sí se sabe sobre su vida y lo más importante para mí es hacerle justicia al personaje y a su historia. Algo que estoy segura de que estamos haciendo", dice la actriz que se ríe cuando se le pregunta cómo sobrelleva el vestuario de su personaje, uno de los pocos aspectos de la producción que respeta el estilo de la época. Una moda que para muchas actrices suele tener más desventajas que ventajas y sin embargo, una vez más, Steinfeld demuestra que está lejos y no le interesa ser como las demás. Otro rasgo que comparte con su personaje.
"Aunque hay momentos en los que siento más el corsé que en otros, lo cierto es que esa incomodidad me ayuda mental y físicamente a experimentar aunque sea por un rato las restricciones con las que vivían las mujeres de ese tiempo. Es muy útil para la interpretación pero además me hace sentir agradecida por lo mucho que avanzaron algunas cosas en ese sentido. El vestuario afecta todo lo que haces física y emocionalmente así que la verdad es que me encanta usarlo", concluye la actriz, que al mirar hacia el pasado encontró respuestas para su presente y un fascinante camino hacia el futuro.
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