Game of Thrones: mientras las dos reinas batallan, la guerra comienza
Una de las guerras que se libran en Westeros parece estar decidida en favor de los Targaryen; pero es la segunda, la que enfrenta a vivos contra muertos, la que puede decidirlo todo en Game of Thrones , como insinúa "Eastwatch", el antepenúltimo capítulo de esta séptima temporada. Además de presentar la batalla definitiva, que tendrá lugar más allá del castillo cerca del mar del Muro que le dio título, confirma las sospechas de los fanáticos sobre la identidad de uno de los protagonistas. Desde ya que hay SPOILERS.
Para empezar, lo esencial: estábamos seguros que Jon Snow era hijo de Lyanna Stark, dado que Bran había visto a su madre en la Torre de la Alegría. Pero los responsables de la serie se habían cuidado muy bien hasta ahora de ubicar a Rhaegar Targaryen, hermano mayor de Daenerys, cerca suyo. Hasta ahora: en este caso no es el estudioso Sam sino Gilly quien revela, al pasar y tras un gag tras compartir con él las memorias de un maestre afecto a enumerar sus actos más banales, que el matrimonio del heredero de los Targaryen con Elia Martell de Dorne fue anulado para permitir que se casara con otra mujer. Esa mujer, evidentemente, es Lyanna Stark, lo que convierte a Jon Snow en el heredero legítimo del trono que pretende su tía. El hecho que Drogon se acercara a él a su regreso de la batalla y le permitiera acariciarlo puede ser entendido como la mejor prueba de ADN que el mundo creado por George R. R. Martin puede ofrecer (debe recordarse que el único otro personaje que logró tocar a uno de los dragones, aunque en ese entonces estuviera en cautiverio, fue Tyrion Lannister).
En un sólo capítulo, y gracias al poder de fuego de los dragones, los Targaryen parecen haber torcido el rumbo de la guerra. Aunque las decisiones tomadas por Daenerys a la hora de decidir el destino del ejército Lannister que capturó tras la batalla no hacen más que preocupar a Tyrion, siempre alerta para descubrir si la locura que se cree hereditaria en la familia de su reina –y su propensión a quemar vivos a sus enemigos– está por manifestarse. En este caso sólo los Tarly son rostizados tras negarse a jurar lealtad, pero el orgullo de la reina y su sordera a los consejos diplomáticos de su Mano avivan las dudas, especialmente Varys. Es llamativo cómo la serie insiste en presentarlo como el principal candidato a traidor en el círculo interno, cada vez menos convencido de las intenciones benévolas de la Madre de Dragones.
Por cierto que las decisiones que ha tomado hasta ahora no le han ganado otros admiradores que los Lannister, especialmente Jamie, que como se esperaba, logró sobrevivir su intento de magnicidio para regresar a King's Landing con la ingrata tarea de confesarle a su hermana que no pueden ganar la guerra. Lo mejor sería, aconseja, lograr la paz más ventajosa posible, sobre todo ante el avance del ejército de los muertos sobre el que su hermano menor, Tyrion, le habla en una reunión secreta dentro de King's Landing organizada por Bronn.
Ella también tiene noticias: está nuevamente embarazada. "¿De quién vas a decir que es?", le pregunta Jaime. "Tuyo", responde Cersei. Ante su sorpresa, su hermano y amante anticipa que al pueblo no le va a gustar que le recuerden la verdad de su relación. "A los leones no les importa la opinión de las ovejas", recuerda la reina en palabras de su padre Tywin. Y le advierte no vuelva a traicionarla. No es una advertencia que volverá a repetir, queda claro.
Mientras tanto, ser Davos logra encontrar en la capital nada menos que a Gendry, el hijo de Robert Baratheon que dejó de remar hace varias temporadas para convertirse en un experto herrero que ahora engrosará el magro ejército de Jon Snow (toda esa obsidiana debe ser convertida en armas contra el Rey de la Noche). El ejército de Winterfell es una fuerza que amenaza en achicarse aún más gracias a los manejos de Littlefinger, decidido a dividir a las hermanas Stark para lograr su cometido de sentarse en el Trono de Hierro con Sansa a su lado. Pero Arya, insobornable, temperamental, sin ambiciones personales y con la lucidez para ver las suyas, debe ser neutralizada antes del regreso del Rey del Norte. Usar la misiva que Sansa escribió allá por la primera temporada bajo amenaza –en la que urgía a su hermano Robb a jurar lealtad a Joffrey– es un nuevo toque del genio malévolo que hasta ahora le ha permitido sobrevivir. Pero Arya también es una sobreviviente. Veremos qué ocurre.
Las revelaciones del parentesco de Jon deberán esperar, porque las visiones de Bran le confirman que debe abandonar Dragonstone, ya que el Ejército de la Noche avanza hacia el Muro ¿Cómo convencer a las dos reinas, Cersei y Daenerys, de que deben unirse para pelear contra el verdadero enemigo? Mostrarles la evidencia, acaso: un Caminante Blanco traído de regreso desde más allá del Muro a sus castillos, para que puedan estudiarlo a su gusto. Para lograrlo convergen en el castillo de la Guardia de la Noche ser Jorah Mormont, nuevamente al servicio de su Khaleesi; la Hermandad sin Banderas de Thoros de Myr y Beric Dondarrion, junto a Sandor Clegane; Snow, Gendry y Tormund Giantsbane. Uno no puede menos que recordar a los Doce del Patíbulo ante la misión que tendrán por delante en el penúltimo episodio de la temporada ¿Será el del clímax, como nos tiene acostumbrada la serie? Sólo seis días nos separan de la respuesta.
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